En los últimos ocho años, los Mossos d'Esquadra han impedido que 75 niñas menores de edad consumaran su matrimonio con un adulto elegido por su familia. Dos de esas niñas obligadas a casarse tenían menos de 10 años y una de ellas apenas tenía cinco años.
Los matrimonios forzosos son una realidad en Cataluña, la comunidad autónoma con un mayor número de población musulmana. Según explica El Mundo, las cifras corresponden a los matrimonios intervenidos por los agentes autonómicos, pero se desconoce el número exacto de niñas obligadas a cumplir con "la cultura bárbara y de costumbres crueles trasladada a España por inmigrantes procedentes del norte de África, India, Pakistán y algunos países del Magreb".
«Algunas comunidades exigen que las niñas tengan entre cinco y 12 años, es decir, entre cinco años y la edad a la que suelen tener la primera regla. Son niñas nacidas en Cataluña, que son trasladadas al país del adulto con el que se van a casar, que se ven obligadas a consumar el matrimonio y que, automáticamente, pasan a pertenecer a la familia del marido, en la que la autoridad es ejercida, normalmente, por el abuelo, que es quien determina cuáles han de ser el destino y el trato a la menor», ha explicado una portavoz de los Mossos a El Mundo.
El reportaje narra, entre otros, el caso de Hannan Serrouk, una profesora barcelonesa e hijastra de uno de los primeros líderes salafistas que llegó a España. Serrouk narra cómo su madre, una mujer que siempre había sido independiente, comenzó a radicalizarse manipulada por la relación que mantenía con el hombre al que se refiere como "el Salafista", el impulsor de la primera mezquita de Figueras.
La sacaron del colegio con 12 años porque, «tenía que abrir los ojos a través de mi marido para ir en el buen camino» y para que «la dignidad de la familia no se viera menoscabada». Las costumbres occidentales comenzaron a desaparecer en el hogar de Serrouk, al igual que la televisión, la música y los libros.
Ella escapó a los 14 años porque a los 15 la iban a llevar a Marruecos para casarla con un hombre elegido por "el Salafista". Cogió el tren hasta Gerona, donde la encontraron unos agentes de la Guardia Urbana y la llevaron a un centro de menores. Allí estuvo tutelada hasta los 18 con la ventaja de que su padrastro la repudió y nunca quiso saber más de ella.
Es uno de los casos de matrimonios forzosos a los que se enfrentan los Mossos, que se han visto obligados a establecer un protocolo de funcionamiento interno para lidiar con una realidad que no se ha visto reconocida en el Código Penal hasta el año 2015.
De las 10 víctimas detectadas el año pasado, todos los casos fueron denunciados ante el juzgado ordinario. En cinco fueron aplicadas medidas cautelares como órdenes de alejamiento de los maridos y los padres.