La portavoz de la Generalidad, Elsa Artadi, no podía disimular su irónica perplejidad al referirse a las declaraciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre la conveniencia de pasar página del referéndum ilegal del 1-O. También le entraba una cierta risa: "¿No pretenderá (Sánchez) que se olviden el 1-O los dos millones de catalanes que fueron a votar o los que vieron cómo la policía golpeaba a ciudadanos pacíficos?".
El 1-O es sagrado para el nacionalismo, una línea roja, el principio y el fin del discurso de todas las fuerzas separatistas, la fuente de legitimidad sobre la que sustentan actuaciones y declaraciones. "Espero que tampoco esté pidiendo que se olviden del derecho de autodeterminación que como pueblo nos corresponde", remachaba Artadi.
El gobierno catalán no renuncia a nada, ni siquiera a repetir un 1-O, tal como proclamó el lunes el sustituto de Puigdemont, Quim Torra. Pero según Artadi, ese nuevo 1-O no sería exactamente un referéndum, sino aprovechar una futura "ventana de oportunidad" para implantar la república fruto del "referéndum".
La portavoz de la Generalidad también ha desmentido a Pablo Iglesias, que en un alarde interpretativo ha asegurado que le "consta" que Torra no está por la unilateralidad. Todo lo contrario, ha refutado Artadi. La lista de la compra que prepara la consejera para el encuentro entre Sánchez y Torra se sustenta en que el derecho de autodeterminación es innegociable. El orden del día incluye, según el borrador que le ha enviado a la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, presos, "exiliados", derechos civiles, "regresión" democrática, bilateralidad y por encima de todo, la autodeterminación, que ya se ejerció, según el credo nacionalista, durante el pasado 1-O.
Deudas "históricas"
Sánchez considera que hay un campo muy vasto para llegar a acuerdos de orden económico y competencial con la Generalidad, pero el plan del "Govern" considera que todo eso no son más que deudas y compromisos incumplidos por parte del Estado que se dan por descontados en la nueva etapa del Gobierno socialista, bien como pago por los votos en el Congreso y también como resolución de unos supuestos agravios "históricos".
El separatismo no está dispuesto a volver al pujolismo y cuenta con la alianza con Podemos sellada en la reunión entre Torra e Iglesias para negociar con Sánchez el próximo 9 de julio desde una posición de fuerza políticas judiciales que exoneren de responsabilidad a los golpistas y la desconexión de Cataluña del resto de España en lo que quede de legislatura. Es eso o nada.