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Confusión y división en el PP andaluz ante las primarias, con Casado como incógnita

Juan Manuel Moreno apuesta por su salvación con el sorayismo, pero Cospedal no está sola.

Juan Manuel Moreno apuesta por su salvación con el sorayismo, pero Cospedal no está sola.
Soraya Sáenz de Santa María, acompañada por Sebastián Pérez, presidente del PP de la provincia de Granada, y Juanma Moreno | EFE

Pablo Casado es la incógnita andaluza por cuanto es quien tiene el mejor equipo cualificado para la penetración e influencia en las redes sociales, pero tal virtud no es suficiente para que los compromisarios inscritos realmente en cada provincia decidan finalmente apostar por una refundación de partido. Hay que tener en cuenta la cantidad de cargos públicos y cargos internos que conforman esos compromisarios, 12.119 (11.658 según otras fuentes), en el caso de las elecciones primarias de mañana y 543 (475 en otras cuentas) en el caso del próximo y decisivo congreso.

Si bien la dirección regional de Moreno ha tratado de aparentar neutralidad, lo cierto es que desde muy pronto se supo su inclinación sorayista, nada extraña por cuanto debe su nombramiento a dedo a un tal Mariano Rajoy que desoyó a María Dolores Cospedal y a su candidato José Luis Sanz, alcalde de Tomares, y decidió dictar su nombre para suceder a Juan Ignacio Zoido.

No deben tenerse en cuenta las fotos electorales porque, en realidad, la mayoría de los candidatos han visitado todas las provincias y se han hecho fotos con los dirigentes provinciales, en una ceremonia de "neutralidad". Quizá la foto más extraña fue la de Málaga con una Soraya Sáenz de Santamaría acompañada del alcalde, Paco de la Torre, de Moreno, Bendodo e incluso de Carlos Iturgáiz, una de las sorpresas de la campaña por su inclinación al sorayismo.

La radiografía que aporta el proceso electoral es la intensa división de las provincias andaluzas y también en el interior de muchas de ellas. Es mucho suponer el que las direcciones nacionales, regionales y provinciales tengan el poder para influir decisivamente en el voto de los compromisarios inscritos cuando éstos se sitúen frente a las urnas con sus votos secretos.

En Sevilla capital, para empezar por alguna parte, se espera la victoria de Soraya Sáenz de Santamaría, apoyada por el aparato local, Javier Arenas y el propio Moreno. Sin embargo, las huestes de Zoido, Sanz y el expresidente provincial Juan Bueno, no andan lejos. En la provincia, pudiera ocurrir que ganara Cospedal y que Casado tuviera algunos apoyos, no demasiados.

En Córdoba nadie duda de que será clara la victoria de Cospedal por la presencia de Juan Antonio Nieto, exalcalde de la capital y ex presidente del PP cordobés, alineado con claridad entre los afines a la ministra de Defensa.

Más extraño puede ser el comportamiento de Almería en la que el voto de su presidente y alcalde de Roquetas, Gabriel Amat, ha desconcertado a propios y extraños. Cuando parecía que su alineamiento sería concordante con el de su viejo amigo Javier Arenas, sorayista de última hora, Amat ha defendido la opción de María Dolores Cospedal, lo que puede originar alguna división interna durante el proceso.

En Huelva, la decisión de Fátima Báñez, el peso pesado del PP onubense, muy por encima de los cargos provinciales del partido, ha sido netamente sorayista. Vinculada desde siempre a Teófila Martínez y a Javier Arenas, a nadie ha extrañado una decisión ya evidente en un Consejo de Ministros dividido entre grupos distantes, el G-8, de Margallo, Catalá y otros, frente al de Montoro, Nadal y los demás.

En Málaga, a pesar de ser la patria chica de Moreno y de tener a su pretoriano Álvaro Bendodo al frente de la Diputación, la votación no está clara puesto que el verso suelto de la política del PP andaluz, el alcalde de la capital, Francisco de la Torre, por cierto cuñado del exfiscal general andaluz, Luis Portero, asesinado por ETA, no ha definido posición alguna. De todos modos, es conocido que Moreno ha querido jubilarlo de una vez sin conseguirlo. Por si fuera poco, ha parecido que la influyente Esperanza Oña, eternamente orillada por Arenas, decidía apoyar a Pablo Casado.

En Granada, nadie sabe con exactitud lo que puede pasar. Su pragmático presidente provincial, Sebastián Pérez, apenas recuperado de las heridas de la profunda división interna que causó su distanciamiento y enfrentamiento con el ex presidente del PP granadino y ex alcalde de Granada, José Torres, no ha querido tomar partido, al menos abiertamente y ha defendido el voto en libertad.

La provincia de Cádiz, aparentemente, está con Soraya Sáenz de Santamaría pero en los últimos días se ha visto cómo uno de los puntales del arenismo en la provincia, el PP de Jerez, daba la espalda al sorayismo que cuenta con Antonio Sanz, ex delegado del Gobierno en Andalucía y presidente el PP gaditano desde hace años, como jefe de campaña electoral a escala nacional. Teófila Martínez está de despedida y no se ha pronunciado. Que la ex alcaldesa de Jerez, María José García Pelayo, arenista de toda la vida, esté apoyando a Cospedal ha hecho pensar a muchos.

Otra incógnita es la de la provincia de Jaén. José Enrique Fernández de Moya, el peso pesado del PP en la provincia deja la política y sufre una imputación judicial. A pesar de ser amigo de Cristóbal Montoro, nadie sabe que harán sus partidarios que han dejado dividido el PP provincial, con fugas hacia Ciudadanos. Pablo Casado ha obtenido el apoyo del alcalde de Jaén para su candidatura en los últimos días.

Ni sorayistas ni cospedalianos descartan sus respectivos triunfos en la comunidad más importante para el PP nacional. En lo único que ambos parecen estar de acuerdo es en la imposibilidad de que Casado pueda resultar una sorpresa en Andalucía aunque reconocen que puede serlo en otras partes como Madrid y Castilla y León.

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