
No habrá adelanto electoral este año. Los rumores sobre una posible convocatoria de elecciones generales en el mes de octubre coincidiendo con unas elecciones andaluzas adelantadas al 28 de octubre es el único escenario que descartan tajantes fuentes del Ejecutivo. El escenario ideado por los estrategas de Moncloa tiene una prioridad absoluta: aguantar hasta mayo de 2019 con las elecciones municipales, autonómicas y europeas en las que "sería absurdo" no aprovechar la atalaya de La Moncloa y la ventaja que habitualmente otorgan los españoles al partido en el Gobierno.
De ahí que Pedro Sánchez haya variado los protocolos parlamentarios habituales con la presentación de los Presupuestos Generales del Estado que se solían presentar a principios del mes de septiembre. Si las cuentas públicas se presentaran en el Congreso a principios de mes y se votaran a mediados de diciembre como suelen mandar los tiempos del Parlamento (unos tres meses de tramitación), la ley más importante del año recibiría un más que probable fracaso y se abriría nuevamente el debate del adelanto electoral antes de que acabar 2018.
De ahí que el Gobierno se haya aferrado de forma férrea a la ley de Estabilidad Presupuestaria. Más que un intento de puentear al Senado, se trata de una manera de retrasar la presentación de los PGE, de ganar tiempo y de aguantar lo más posible hasta el mes de noviembre, que es cuando Pedro Sánchez quiere presentar sus PGE en el Congreso. La intención es presentarlos en noviembre para aprobarlos en febrero y acudir, con el horizonte despejado, a la precampaña de las elecciones de mayo en el mes de marzo. Éste es el escenario idílico: aguantar hasta mayo y después "ya veremos", dicen fuentes gubernamentales que reciben las percepciones de algunos ministros y relevantes dirigentes socialistas de que "cuanto antes, mejor".
De hecho en el Ejecutivo son conscientes de que apenas a tres meses de haber llegado a la Moncloa, el Gobierno podría empezar a sufrir de manera inmediata la erosión del poder. Pero los citados estrategas gubernamentales son "optimistas" respecto a sacar adelante los PGE a tenor de las encuestas publicadas y de sus propias perspectivas porque "el coste y castigo de los españoles podría ser mayor para nuestros posibles socios" como Podemos.
En Moncloa han identificado una suerte de círculo ‘vicioso/virtuoso’ por el que el fracaso del Gobierno y su incapacidad por sacar adelante sus proyectos parlamentarios podría suponer mayor coste para los partidos de la oposición que para el propio Gobierno ya que "partidos como Podemos ya están sufriendo el coste de alinearse con el PP y evidencia que nosotros tenemos un proyecto que no nos permiten sacar adelante". Los más optimistas incluso se atreven a augurar que "esto podría hacer que pasemos de 84 a 140 escaños".