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Pedro Sánchez quema a su hombre fuerte: Ábalos, rectificado por 'las ministras'

Calvo, Batet y Celaá contradicen al ministro de Fomento al denunciar el "error" de Torra de “alentar” a los CDR.

Calvo, Batet y Celaá contradicen al ministro de Fomento al denunciar el "error" de Torra de “alentar” a los CDR.
Ábalos este lunes en Ferraz. | EFE

El Gobierno cedió el 1-O en lo fundamental: el relato. Dejó pasar las horas sin elevar la crítica contra el presidente catalán, Quim Torra, quien instaba a los CDR, a primera hora de la mañana, a "apretar" en la movilización en la calle. Y lo hizo el Ejecutivo de Pedro Sánchez consciente de lo que hacía, con el objetivo de aguantar el día sin altercados similares a los que vivió Rajoy hace un año, lo cual habría de suponer la medalla política con la que comparecer públicamente.

Pero el asedio al Parlament es la mancha en su expediente. No la de Torra, a quien se le presuponía el apoyo a los radicales, sino la del Gobierno de Pedro Sánchez que se quedó sin su éxito el 1-O y quedó en evidencia por su silencio para minimizar la acción de Torra. "Es una fake new", llegó a decir José Luis Ábalos, en la mañana del lunes, tras ser preguntado por el llamamiento a la violencia del presidente catalán con su apremio a los CDR.

El ministro de Fomento, a la sazón secretario de Organización del PSOE, lo calificó todo "dentro de la normalidad". No porque lo pensara sino por el encargo que tenía quien, según fuentes del partido, "se parte la cara día a día por Sánchez". Fue él quien compareció antes de la dimisión de Carmen Montón, con el escándalo político de las grabaciones de Dolores Delgado y, en clave catalana, el día del 1-O.

La voz más autorizada del Ejecutivo, el Alfonso Guerra de Sánchez, quien ejerce de "cortafuegos" del presidente para no quemarse, se abrasó este martes por vez primera al ser desautorizado por todos los miembros del Ejecutivo, por Moncloa y por su presidente. "La violencia no es el camino", tuiteó Pedro Sánchez en su única valoración del día, en Twitter, pese a no tener ni un sólo acto en la agenda de este martes. Una línea argumental que enviaba al tiempo Moncloa en un comunicado. "El president Torra debería cumplir con su responsabilidad institucional y no poner en riesgo el camino de normalización política emprendido por el Gobierno de Sánchez, alentando a los radicales que creen que las calles son sólo suyas".

Alentar. La palabra clave que fueron repitiendo, una a una, las mujeres fuertes del presidente. La primera, la portavoz, Isabel Celaá, en su desayuno informativo: "Sí, alentó. Alentó", explicó la portavoz del Ejecutivo tras reconocer que el Gobierno rectificaba su posición porque "en un primer momento dimos una oportunidad a la prudencia". Mismo argumento, similares palabras en la vicepresidenta, Carmen Calvo, para quien Torra "hizo una cosa (animar a los CDR) y luego tuvo que hacer la contraria", con la represión de los Mossos. "Tiene que entender que lo que hizo ayer forma parte de su responsabilidad como como principal autoridad del Estado en Cataluña, tiene que estar al frente de la seguridad".

El reproche fue más contundente en boca de la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, quien calificó de "error de Torra haber alentado más movimiento en la calle", algo que tuvieron que "asumir los Mossos y sufrir la irresponsabilidad de un líder político". Batet llevó al president a su propia encrucijada: "Es hora de que decida qué rumbo quiere tomar, si quiere seguir apoyando la radicalidad o la vía abierta de diálogo que ofrece el Gobierno".

Los mensajes fueron lapidarios, uno tras otro. Y en la diana, el ministro de Fomento, el portavoz en la sombra de Sánchez, se negaba a asumir el error. "Yo no me equivoqué porque hice declaraciones a una hora en la que me tengo que atener a los hechos de esa hora". En rueda de prensa desde Santander, José Luis Ábalos, aseguró que hizo un llamamiento "de calma y prudencia" a la que "me tengo que atener" y añadió que "los llamamientos a la calma son mucho mas provechosos que los de la tensión". Ahora bien, "si usted me pregunta sobre la tolerancia a esos hechos, le diré que mi tolerancia es muy poca".

Según fuentes socialistas, a Ábalos no le falta razón sino que le sobra papel. No hubo error sino el desempeño de su función como portavoz de las grandes ocasiones. "No es una desautorización" porque nadie creía el lunes 1 de octubre que el comportamiento de Torra fuera de "relativa normalidad", o que no estuviera llamando a calentar las calles de Cataluña. Pero "había que intentar parar el incendio", evitar lo que abrasó a Rajoy y ha quemado a Ábalos. La cesión política del relato en pos de evitar la tensión en las calles. Parafraseando a Churchill, en la elección entre el deshonor y guerra, eligieron lo primero, pero no consiguieron evitar lo segundo.

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