El pleno de votación de las resoluciones de los grupos parlamentarios se retrasa finalmente hasta la próxima semana después de que, tras cuatro horas de tensas reuniones en los despachos de los principales dirigentes independentistas, los de JxCat y ERC hayan llegado a un acuerdo in extremis que evita que, por ahora, el presidente de la Generalidad, Quim Torra tenga que recurrir a un adelanto electoral. Finalmente, tal y como les había exigido el presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, los cuatro diputados de JxCat han firmado un escrito individual en el que solicitarán de manera formal la delegación de voto.
El acuerdo ha sido trasladado a la Mesa pero los letrados de la cámara han expresado su profundo rechazo a que los diputados suspendidos del grupo de JxCat sigan optando por la delegación de voto. Un recurso que no contempla el auto de Pablo Llarena. Para los letrados, este acuerdo "no subsana los errores" anteriores al texto que han registrado esta mañana en la Mesa y que dejaba claro que no iban a recurrir a la figura del diputado "sustituto". Aún así, los independentistas pretenden seguir adelante.
El divorcio definitivo con sus socios de ERC ha estado muy cerca después de que esta mañana los de Carles Puigdemont hayan intentado saltarse su propio acuerdo con los de Junqueras en el que se comprometían a que esos diputados delegarían funciones en un miembro de su propio grupo parlamentario. Encontronazo que se ha trasladado después a la Mesa donde el letrado mayor, Joan Ridao –ex secretario general de ERC– y el vicepresidente primero, Josep Costa –diputado de JxCat– se han enfrentado a cuenta del informe contrario a su acuerdo.
La diferencia entre un caso y el otro es que los diputados de ERC, Oriol Junqueras y Raul Romeva, han renunciado de manera temporal a sus derechos y obligaciones como cargos electos delegando ésta función en su compañero de filas, Sergi Sabrià. Los de Puigdemont no aceptan esta fórmula porque supone en la práctica acatar la suspensión del Supremo y apelan a la primera votación del pasado martes en la que se rechazó, según ellos de manera simbólica, el auto del magistrado Llarena, para mantener intactos los derechos de los cuatros diputados de su grupo parlamentario. Ellos sí podrán tomar decisiones en la cámara a través de un compañero que será el portavoz parlamentario, Albert Batet.
Decepción en ERC
El grupo de ERC ha tachado esta maniobra de "traición", nos cuentan fuentes, y el presidente de la Mesa, Roger Torrent ha decidido tumbarlo en un primer momento alegando un defecto de forma porque ese escrito no contaba con la firma de los cuatro diputados solicitantes de la delegación de voto. El lío se ha desatado a raíz de la negativa del grupo de Puigdemont de no querer presentar un nuevo escrito con sus firmas. Finalmente, en una rueda de prensa conjunta con JxCat, el diputado Sergi Sabrià ha intentado zanjar el desencuentro asegurando que se ha optado por "una interpretación distinta de las cuestiones formales".
Torrent convocará para este viernes a primera hora a la Mesa para fijar una fecha para el nuevo pleno. Si el presidente de la cámara acepta el voto delegado de los cuatro diputados de JxCat, se estará exponiendo a un presunto delito de desobediencia poniendo además en riesgo la mayoría separatista en la cámara. Esos votos no tendrían valor y JxCat y ERC se quedarían con 62 diputados pudiendo perder las votaciones de sus propias resoluciones si no reciben el apoyo de los comunes y de la CUP.