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La clave de las elecciones andaluzas no está en Susana Díaz sino en Inés Arrimadas y Pablo Casado

PP y Cs podrían lograr la mayoría absoluta necesaria para el cambio andaluz.

Por segunda vez, el resultado de las elecciones andaluzas podría tener como consecuencia el fin de la satrapía socialista. La primera vez ocurrió en 2012 cuando Javier Arenas se perfilaba como presidente de la Junta con mayoría absoluta hasta que el recién llegado gobierno Rajoy pinchó su propia campaña desanimando a unos votantes que, finalmente, dejaron al PP con 50 escaños, cinco menos de los necesarios para formar gobierno.

En esta ocasión, la suma de los escaños que obtengan el PP de Pablo Casado, lastrado por la figura del presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, y los que obtenga Ciudadanos, lastrado por el comportamiento servil de su cabeza en Andalucía, Juan Marín, pueden ser decisivos para la formación de un gobierno que impida que el PSOE andaluz siga en el poder 40 años después de 1982.

Otra cosa es que Ciudadanos decida formar gobierno con el PP, si entre ambos partidos lograsen los 55 diputados necesarios. De momento lo único que se conoce es que, de ser necesario, no descarta volver a reeditar el pacto de gobierno con un PSOE ganador con las variantes que aconsejen las cifras electorales, probablemente con presencia ya en el gobierno.

¿Es posible que la suma de escaños PP-Ciudadanos dé paso a una etapa de cambio en Andalucía? Lo es, porque se le adjudican entre 50 y 53 escaños a la suma de ambos partidos, a dos o tres de la mayoría absoluta, algo que podría ser superado por una potente campaña electoral. Para ello, sería preciso que Pablo Casado e Inés Arrimadas estuviesen muy presentes en la campaña electoral andaluza. Ese parece ser el temor principal que inunda al PSOE andaluz que no tiene a Pedro Sánchez como ayuda en la campaña, quizá ventajosamente.

Actualmente, las encuestas conocidas sobre el ambiente electoral andaluz no dejan lugar a dudas de que el PSOE va a ganar las elecciones andaluzas. La realizada por la Universidad de Granada, Cadpea, en el mes de febrero de este año, más pobre en recursos que las habituales por lo que no permitía la asignación de escaños con fiabilidad, daba una suma del 38 por ciento para PP y Ciudadanos en conjunto y un 34 por ciento de votos para el PSOE. Pero, naturalmente, la presencia de Podemos-IU, con un 19 por ciento haría que el bloque de izquierdas pudiera obtener la mayoría absoluta.

Pero en aquel momento no había estallado la crisis separatista catalana ni Puigdemont se había fugado ni la reacción de la mayoritaria realidad nacional española de Cataluña había hecho acto de presencia en las calles.

En verano, SW Demoscopia animaba la esperanza del PSOE. Con un 38 por ciento de los votos se quedaría con sus 47 escaños actuales mientras el PP se derrumbaría hasta la tercera posición tras Ciudadanos, que, juntos, obtendrían casi el 41 por ciento de los sufragios y 42 escaños, a todas luces insuficiente. Nuevamente, Podemos-IU, con un 14,8 por ciento de los votos volvía a garantizar un gobierno socialista, pero ya a la baja.

La web electomania.es abundaba en esas conclusiones resumiendo que, según todas las encuestas consultadas y una vez coordinadas, el PSOE se perfilaba como vencedor de la contienda si bien bajando hasta los 39 diputados, 8 escaños menos que ahora. Por su parte, PP y Ciudadanos no obtendría la mayoría suficiente para formar gobierno. El PP bajaría de forma alarmante hasta los 24 escaños, 9 menos que ahora, mientras Ciudadanos seguiría siendo el segundo partido de la oposición con 22 escaños. Insuficiente para un cambio de época.

En la última encuesta de relieve publicada por El Español en el pasado mes de septiembre, las cosas habían cambiado para perjuicio de un PSOE que sigue viendo cómo se reduce su cosecha de votos desde hace mucho tiempo. En este caso, el PSOE conseguiría sólo el 27,1% de los apoyos y entre 32 y 34 escaños. Ciudadanos le seguiría con el 22,9% de los votos y entre 25 y 27 escaños. El Partido Popular con el 21,6%, también con 25-27 escaños. Por su parte, la coalición de Podemos e Izquierda Unida sumarían un 21% y obtendría 23-25 escaños.

Esto es, la suma de Ciudadanos y PP alcanzaría, en la franja más alta, la suma de 54 escaños, a uno de la mayoría absoluta. La suma del PSOE y Podemos arroja, en idéntica circunstancia, 59 escaños, esto es, mayoría absoluta para gobernar. Dicho claramente, una buena campaña electoral del PP y Ciudadanos podría tener como resultado la ansiada mayoría de cambio que permita que el régimen socialista andaluz pase a la historia.

El problema son los dirigentes actuales de ambos partidos. Que Juan Manuel Moreno no ha conseguido ilusionar ni siquiera a los propios, es algo bien sabido en el propio partido que no ha tenido opción de cambiarlo.

Juan Marín, el actual líder de Ciudadanos, ha sido probablemente el aliado más fiel y fácil del PSOE andaluz en toda la historia autonómica. El PSOE ha gobernado coaligado con el Partido Andalucista e Izquierda Unida. Con ambos hubo tensiones, refriegas y distanciamientos, más, ciertamente, con Izquierda Unida que con los andalucistas. Pero nunca había gobernado con la complicidad casi absoluta de la que ha dispuesto con Juan Marín.

Por ello, las figuras, sobre todo, de Inés Arrimadas y Pablo Casado se convierten en pieza clave de las elecciones andaluzas. Arrimadas, con su meritorio comportamiento en Cataluña y su ascendencia andaluza, puede intentar "blanquear" las vergüenzas de Marín y hacer posible que Ciudadanos pudiera presidir la Junta de Andalucía si sumase con el PP escaños suficientes y pasase a ser el partido más votado de la oposición.

Pablo Casado, por su parte, tiene que intervenir en la campaña de manera intensa por cuanto el electorado del PP continúa menguando y las del 2 de diciembre serán las primeras elecciones a las que se enfrenta como nuevo líder nacional del PP. De su trabajo puede depender que el PP recupere parte de los votos perdidos y aspire a la presidencia de la Comunidad en caso de sumar los 55 escaños necesarios con Ciudadanos.

De momento, tanto Ciudadanos como Podemos, han confirmado su disposición a apoyar a Susana Díaz en caso de que con ella pudiesen sumar los suficientes diputados para formar gobierno.

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