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Los obispos eméritos Sistach, Traserra y Soler encubrieron un caso de pederastia en Barcelona

Sistach facilitó la ordenación de dos diáconos acusados de abusos en la "Casa de Santiago".

El que fuera fiscal de la archidiócesis de Barcelona, monseñor Jaume González-Agàpito, ha denunciado que fue Lluís Martínez Sistach en calidad de vicario general de Barcelona quien firmó las letras testimoniales que permitieron ordenarse a dos diáconos acusados de abusos sexuales a finales de los años ochenta. El escándalo de la "Casa de Santiago" fue encubierto por la jerarquía de la archidiócesis de Barcelona, según el testimonio de monseñor González Agápito, quien asegura que quiso denunciar a la autoridad civil aquellos delitos y topó con la tajante negativa del arzobispo Ricard Maria Carles y de Lluís Martínez Sistach, Jaume Traserra y Carles Soler. En 2004, Martínez Sistach fue nombrado arzobispo en sustitución de Ricard Maria Carles. Jaume Traserra fue obispo de Solsona y Carles Soler, de Gerona. Los tres, ya retirados, obispos eméritos.

En un texto publicado en el blog del "Grup Aribau" y difundido por el portal de información religiosa "Germinans Germinabit", monseñor González Agápito sostiene: "El Fiscal (el propio autor del texto), que es doctor en Derecho y Abogado nº 10.965 del Colegio de Barcelona, propuso al Arzobispo, Mons. Ricardo Carles Gordó, que se debía denunciar a la autoridad civil aquellos delitos contemplados en el Código Penal. La reacción fue totalmente contraria. Se quiso continuar la equívoca política respecto a la cuestión del pontificado del cardenal Narciso Jubany Arnau en la que actuaron los Rvdos. Lluís Martínez Sistach, Jaume Traserra Cunillera y Carles Soler Perdigó. El silencio, el encubrimiento y la inacción eran la norma, que algún clarividente prelado atribuía a la Santa Sede".

El caso de la "Casa de Santiago"

Monseñor González-Agàpito asegura que sufrió un verdadero calvario por haber querido denunciar los hechos en los tribunales ordinarios. La Casa de Santiago fue un "centro de espiritualidad" del que nació una Ong laica, Nous Camins (Nuevos Caminos) destinada a atender a menores de familias desestructuradas. En diversos centros de esa Ong se denunciaron a finales de los ochenta y primeros de los noventa abusos sexuales de los que fueron acusados los entonces diáconos Albert Salvans y Pere Cané y el sacerdote Francesc Andreo, ya fallecido. El cardenal Jubany abrió una investigación que se desactivó con la promesa a las familias denunciantes de que los supuestos autores de los abusos serían expulsados de la Iglesia. El cura Andreo fue enviado a Kenia y los diáconos Salvans y Cané también fueron enviados al extranjero. El primero se ordenó en Westminster y el segundo en la diócesis estadounidense de Milwaukee.

"Juicio" al fiscal eclesiástico

El caso fue archivado por el arzobispado de Barcelona y disuelto el "centro de espiritualidad". No hubo más consecuencias para los implicados, a diferencia de lo que afirma monseñor González Agápito que le ocurrió a él, según escribe: "Se decía que eso lo imponía Roma. San Juan Pablo II nos proponía, también, a los presbíteros la persona y la obra de Marcial Maciel, como modelo y referencia para la vida personal. En esas circunstancias, Ricardo Carles presidió un tribunal o algo parecido, como canonista nunca he sabido qué era realmente, contra el Fiscal, Mons. Jaume González-Agàpito. Al acto asistieron el Obispo auxiliar y moderador de la Curia, Mons. Joan Carrera, el Vicario judicial Mn. Francesc Xavier Bastida y, en un lugar muy discreto, el Secretario General del Arzobispado, Padre Enric Puig Jofra, S. J. En una palabra se quería desautorizar todo lo que el Fiscal había hecho contra los criminales sexuales y pederastas. Se quería advertir de forma autoritativa al Fiscal y parar su acción".

Expediente desaparecido

González-Agàpito refiere además que el expediente lacrado del escándalo desapareció de forma misteriosa: "Extrañamente también el voluminoso expediente de todo ello, que yo mismo con el Cardenal Ricardo Carles habíamos cerrado, sellado con lacre y depositado en la sección especial del Archivo del Arzobispado de Barcelona, había desaparecido. La copia, que con autorización de Carles yo conservaba la hice llegar, por petición del Nuncio, al actual Arzobispo de Barcelona".

Hace dos años la Santa Sede ordenó reabrir el caso y escuchar a las víctimas, misión encomendada al tribunal eclesiástico de la archidiócesis que rige el cardenal Juan José Omella sin que haya noticias por el momento sobre avance alguno en la materia.

Denuncia de 'Germinans Germinabit'

En Germinans Germinabit añaden que "este lunes, en su discurso inaugural de la Plenaria de la Conferencia Episcopal, el cardenal Blázquez por primera vez daba las gracias "a los que han tenido la valentía de denunciar el mal padecido", porque "ayuda a la Iglesia a tomar conciencia de la necesidad de reaccionar con valentía". Y terminaba concluyente: "No se deben encubrir los abusos ni dar una respuesta equivocada". En la misma mesa presidencial se hallaba el cardenal Martínez Sistach. No parecía ruborizarse. Todavía queda mucho por hacer.

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