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Torra pierde los papeles en el 'Parlament' y se niega a pedir calma a los CDR

Tensión en la cámara catalana: el presidente de la Generalidad chilla a Alejandro Fernández y se crispa con Arrimadas.

Bronca sesión de control en el Parlamento catalán. Los miembros del gobierno regional tienen los nervios a flor de piel y sólo admiten de buen grado las preguntas de sus grupos, que aprovechan para soltar mítines. A pocas horas del "desembarco" del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el Ejecutivo en pleno, tanto el presidente de la Generalidad, Quim Torra, como el vicepresidente, Pere Aragonès, y la portavoz, Elsa Artadi, han mostrado su lado más áspero.

Torra se ha negado a pedir calma a los Comités de Defensa de la República (CDR). Le había instado a hacerlo la jefa de la oposición, Inés Arrimadas, tras desgranar las convocatorias a cortar carreteras, boicotear transportes públicos y asaltar peajes y edificios públicos que han realizado hasta el momento los grupos a quienes Torra pidió que apretaran. El dirigente separatista se ha aferrado a la teoría del "falso relato", a las supuestas invenciones sobre la violencia en Cataluña y a que el nacionalismo siempre ha sido pacífico. De nada ha servido que Arrimadas insistiera. Torra se resiste a rectificar sus proposiciones sobre la "vía eslovena" y cobija bajo el ejercicio de derechos como el de manifestación y la libertad de expresión cualquier actividad de los CDR, asaltos y cortes por la fuerza incluidos.

Enfrentamiento con el PP

Antes de crisparse con la líder de Ciudadanos, Torra gritó al presidente del PP, Alejandro Fernández, que le preguntó si pensaba hacer algo para garantizar la seguridad de los ciudadanos ante las previstas protestas del viernes contra la celebración del Consejo de Ministros en Barcelona. Se negó a responder y comenzó a chillar al dirigente conservador, a pedirle a gritos que se desmarcara de las palabras de Pablo Casado en el Congreso minutos antes y en las que el líder del PP ha acusado a Torra de querer un "derramamiento de sangre y una guerra civil".

Un enfebrecido presidente de la Generalidad ha acabado por perder los papeles tras la repregunta de Fernández, que ha pedido la dimisión de Torra y que Junts per Catalunya (JxCat) y ERC nombren a otro presidente que tenga la decencia de preocuparse por la seguridad de los catalanes. Visiblemente nervioso y desencajado, Torra le ha dicho a Fernández que le prohibía utilizar las palabras "decencia" y "dignidad".

Las camisetas y Artadi

Venían tensos los miembros del Govern. Algunas diputadas de JxCat y la consejera Elsa Artadi lucían una camiseta de apoyo al ayuno de los presos. Las de la CUP, en cambio, hace tiempo que no lucen prendas reivindicativas. Artadi aprovechó una pregunta de su propio grupo para arremeter contra el gasto militar del Gobierno de Sánchez y soltó un mitin sobre la compra de armas y la organización de referéndums. Pere Aragonès, el vicepresidente vicario de Oriol Junqueras, también se subió a la parra y elevó muy por encima de la cortesía parlamentaria su tono en una réplica al grupo de Ciudadanos sobre la incidencia de las protestas del 21-D en la maltrecha economía catalana. Con gran gesticulación negó que el separatismo ampare la violencia.

No hubo llamamientos a la calma por parte de los nacionalistas y sí mucha confianza en el "pueblo catalán". Torra, Artadi y Aragonés, más la consejera de Justicia, Ester Capella, forman la alineación independentista para la "cumbre bilateral" Gobierno-Govern que el independentismo da por segura.

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