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El movimiento separatista arranca el año con un cisma entre la ANC y los partidos

El entorno de Puigdemont y el PDeCAT desconectan a la entidad que ha organizado las exhibiciones de masas separatistas.

El entorno de Puigdemont y el PDeCAT desconectan a la entidad que ha organizado las exhibiciones de masas separatistas.
Quim Torra en un acto de la ANC por Forcadell | EFE

Unidad es una de las palabras más usadas entre los nacionalistas, la demanda que el presidente de la Generalidad, Quim Torra, dirigió a los separatistas en su discurso de fin de año, pero el separatismo afronta el año del juicio al golpismo y las municipales y europeas en Cataluña tan dividido como siempre, con intensos debates internos sobre la estrategia a adoptar, la imagen de Torra por los suelos y sin que los dispositivos ideados por Carles Puigdemont consigan despegar.

El Consell per la República al que se debían afiliar todos los catalanes afectos al movimiento no pasa en el último recuento de 52.261 personas. El expresidente de la Generalidad fugado llegó a afirmar que el organismo no se pondrá en marcha hasta que no supere el millón de inscritos previo pago de diez euros para el "tesoro" de la "república catalana" en Waterloo. Va para largo.

Tampoco salen las cosas como se habían previsto con la Crida Nacional per la República, el nuevo partido de Puigdemont que debía integrar a todas las fuerzas separatistas. El PDeCAT, último nombre de Convergencia, se resiste a la absorción, a pesar de carecer de ningún tipo de liderazgo. Su presidente, David Bonvehí, no participa del debate público independentista. Miriam Nogueras, la delegada de Puigdemont en la formación y en el grupo del Congreso de los Diputados, es vista como una intrusa inexperta y topa con los criterios de Carles Campuzano, con varias legislaturas en Madrid a sus espaldas, y el diputado Ferran Bel, contacto del PSOE con el universo posconvergente.

La Crida todavía no ha solicitado su registro en el Ministerio del Interior, paso imprescindible para poder presentarse a las próximas elecciones europeas y municipales. Tras un exitoso acto de presentación en Manresa el pasado 8 de diciembre, se ha retrasado su congreso fundacional a finales de enero. Ninguna entidad separatista secunda la iniciativa de Puigdemont. Mucho menos ERC, que ha superado con éxito el órdago lanzado por el entorno del presidente en Bélgica con la huelga de hambre "fake". Todos insisten en la necesaria unidad del separatismo para hacer frente a la "represión", pero cada partido y entidad actúa por su cuenta.

Cuatro candidaturas

La profusión de candidaturas para las elecciones municipales muestra a las claras la división. ERC se adelantó a todos los demás con el anuncio de que Oriol Junqueras encabezaría la lista europea y Ernest Maragall, la de la alcaldía de Barcelona. El delegado de la Generalidad en Madrid, el exsocialista Ferran Mascarell, también se presenta, pero todavía no tiene el respaldo de la Crida mientras que el PDeCAT ha optado por la exvicepresidenta autonómica Neus Munté, que dimitió semanas antes del 1-O. Sin embargo, estaría dispuesta a ceder el puesto. En otoño se especuló con el nombre de la columnista de La Vanguardia y "estrella" de TV3 Pilar Rahola. También suena el nombre del exconsejero de Interior preso Joaquim Forn.

Quien ya tiene el candidato decidido para Barcelona es la Assemblea Nacional Catalana (ANC). La entidad creada al principio de proceso para aglutinar todas las sensibilidades del separatismo y organizar las exhibiciones de masas está fuera del control de las estructuras partidistas. Se siente desplazada en favor de los Comités de Defensa de la República (CDR), traicionada por la histórica Òmnium Cultural y ninguneada por instituciones y partidos.

La ANC entra en política

En plena crisis de identidad, la organización dirigida por la economista Elisenda Paluzie ha optado por "entrar en política" de la mano de Jordi Graupera, doctor en Filosofía, exestudiante en Nueva York y candidato de un grupo de amigos del "Ateneu" de Barcelona con presencia en TV3 y otros medios nacionalistas.

La ANC ya no responde al control convergente, tal como ponen de manifiesto las amargas declaraciones contra la entidad de Ferran Bel en calidad de secretario de organización del PDeCAT. "Es curioso que hablen de unidad del independentismo y lo único que hacen es fragmentar el independentismo", ha afirmado el dirigente pedecato. Bel considera que la ANC ha perdido su carácter transversal al lanzar a competir electoral y, en consecuencia, su razón de ser.

Uno de los "gurús" independentistas, Agustí Colomines, exdirector de la escuela de funcionarios de Cataluña, también ha dado por muerta a la ANC en un artículo publicado en el digital El Nacional, del exdirector de La Vanguardia José Antich. "Hasta ahora la organización estaba en manos de las entidades que eficazmente han organizado año tras año los grandes desfiles soberanistas cada 11 de septiembre. Ha sido fantástico, pero es necesario algo más", escribía Colomines el último día del pasado año.

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