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Casado, al PP: "Es necesario convocar a la sociedad española alrededor de la palabra libertad"

El presidente de los populares asegura que quiere liderar "un auténtico debate de ideas de largo alcance".

El presidente de los populares asegura que quiere liderar "un auténtico debate de ideas de largo alcance".
Pablo Casado, este viernes en Madrid, en la primera jornada de la Convención del PP. | EFE

"España en Libertad". Con este título encabeza Pablo Casado el documento que ha enviado a los afiliados que asisten este fin de semana a la Convención del PP. Es un discurso extraño entre los políticos españoles. Sin ninguna propuesta concreta. Sin menciones a colectivos o grupos de interés. Sin promesas, sin medidas, sin ganchos comerciales. Incluso complicado de titular.

Sin embargo, a su manera, es también un texto profundo, con ecos thatcherianos, con mensajes de calado a su partido y a la sociedad, contundente en algunos de sus párrafos pero abierto en otros. Un mensaje que en el PP dicen que se entenderá mejor tras la Convención y, sobre todo, una vez que escuchemos el discurso de clausura que el propio Casado ofrecerá.

El discurso se articula en torno a cuatro grandes ejes. El primero es la reivindicación del sistema, del régimen del 78 que dirían algunos y del papel del PP en el mismo.

En los últimos cuarenta años, los españoles hemos protagonizado una etapa excepcional de nuestra historia.

Somos, orgullosamente, españoles de la Transición y de la Constitución.

En nuestros éxitos han desempeñado un papel muy importante los partidos políticos (…) La quiebra del bipartidismo debe ser motivo de reflexión.

No es razonable someter a nuestro sistema durante más tiempo al estrés institucional que padece desde hace ya demasiados años.

Nuestra comunidad de referencia es España, una España europea y activamente europeísta, y una España autonómica y activamente autonomista.

Es evidente que Casado está pensando también en Vox y en la fuga de buena parte del electorado del PP hacia el partido de Santiago Abascal. El popular, al contrario que otros de sus compañeros de partido, no insulta a los cargos o votantes de la formación verde, pero sí lanza varias cargas de profundidad contra quien será su gran rival por el espacio del centro-derecha.

Con prudencia, manteniendo el espíritu de concordia, rechazando el extremismo y la polarización, pero con el propósito firme de mejorar todo lo que se debe mejorar.

La fractura y la polarización, las divisiones, la falta de experiencias de vida compartidas, y también acontecimientos que desbordan claramente nuestras fronteras, están llevando a nuestro país a un proceso inverso al que protagonizamos durante nuestra Transición, un proceso que es necesario detener y revertir.

Es preciso evitar, a izquierda y a derecha, debates o agendas que cuestionen la esencia misma del sistema político, variantes del rupturismo que afortunadamente supimos sortear.

Creemos en la política como actividad esencial de la vida de un país, una actividad compleja cuyo objetivo prioritario debe ser la convivencia ordenada y con progreso, que no se puede desarrollar sin conocimiento y sin competencia profesional.

Estamos alejados de propuestas y actitudes abruptas, destinadas a quebrar imprudentemente la continuidad política de la democracia de 1978, y de aquellas que quieren para Europa saltos en el vacío alejados de los principios que expresan la mejor tradición de la Unión.

No podía faltar, tampoco, varias referencias, aunque indirectas, a Cataluña. Casado apela a la concordia y al diálogo de forma genérica en varias fases del documento, pero con un elemento decisivo: el respeto a la ley como principio básico y punto de partida de cualquier iniciativa:

Todos debemos actuar de manera que no se exacerben los procesos disolventes, las derivas destructivas del país. En ningún caso remunerando la ilegalidad o la deslealtad, ni efectiva ni simbólicamente.

Es especialmente necesario evitar, en toda circunstancia, abonar la idea de que las normas y las instituciones constituyen el obstáculo pendiente de remover para hacer posible la convivencia. Sin normas y sin instituciones la convivencia es imposible. Cualquier diálogo, del tipo que sea y entre quien sea, debe tener siempre en la afirmación categórica de la ley su condición previa irrenunciable. La libertad y todas sus garantías legales deben ir siempre antes de cualquier diálogo, porque en caso contrario se pierde el principio mismo de nuestra civilización política.

Es indispensable activar políticamente a una mayoría social que de nuevo resuelva el dilema reforma o ruptura a favor de la reforma, el dilema concordia o enfrentamiento civil a favor de la concordia, el dilema igualdad en la ley o privilegio a favor de la igualdad.

Por último, el presidente del PP reclama y asegura que dará "un auténtico debate de las ideas de largo alcance". Lo hace en un documento en el que, como explicamos, no hay propuestas concretas o medidas para el día después de las elecciones. Parece más una declaración de principios y de la filosofía política que los vertebra. Y lo que también es muy importante, una expresión de su intención al frente del PP y del lugar que, en su opinión, el partido debe ocupar en la sociedad española (de hecho, buena parte del discurso parece dirigido especialmente a los miembros de la formación, con el objetivo de recuperar la iniciativa del centro-derecha):

La palabra alrededor de la cual es necesario convocar de nuevo a la sociedad española es la palabra libertad.

Los dilemas mencionados se resumen finalmente en uno solo, el que obliga a elegir entre libertad o servidumbre, al que de nuevo nos han abocado los viejos creadores de servidumbres: populismos, radicalismos y nacionalismos

La ley es el precio de la libertad y que la libertad es el premio de la ley

Debemos explicar que hay un sentido de la justicia iluminado por la libertad que nos beneficia a todos; un sentido de la igualdad protegido por la libertad que nos conviene a todos; un modelo de bienestar garantizado por la libertad que nos favorece a todos.

[Hay que] recordar el carácter instrumental del Estado y de las políticas, porque el bienestar se predica de las personas, no del Estado.

Somos un partido de centroderecha (…) Somos deudores de la tradición liberal-conservadora, reformista y moderada.

[Debemos] contribuir al fortalecimiento de un espacio social y cultural esencial para el futuro de nuestro país y de Europa, una sociedad civil fuerte que haga posible una corriente política de abajo arriba y que encuentre en nuestro partido su mejor representación política.

Las instituciones políticas occidentales son depósito y vehículo de una civilización de la que forma parte esencial la tradición del humanismo cristiano, y que esta sigue constituyendo una referencia no única, pero sí central e insustituible.

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