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Junqueras no levita

El líder de ERC monta un teatrillo con su abogado en su primer acto de campaña.

El líder de ERC monta un teatrillo con su abogado en su primer acto de campaña.
Junqueras, durante su declaración. | EFE

Tercera sesión del juicio por el golpe de Estado separatista. El acusado Oriol Junqueras se ha puesto corbata para su debut en el Tribunal Supremo. Se esperaba que hiciera frente a las preguntas de la Fiscalía, que cruzara su contundente y elogiado verbo con las acusaciones, pero a última hora ha cambiado de idea. El líder de ERC ha renunciado a su defensa. La intervención del fiscal Javier Zaragoza el día anterior le debió poner sobre aviso. Zaragoza no es un diputado del montón a quien dar sopas con honda. De ahí que Junqueras haya preferido llevar a cabo un mitin a preguntas de su voluntarioso abogado, Andreu Van den Eynde. Hay quien tiene intolerancia a la lactosa. Junqueras, a que le lleven la contraria. No le gusta rebatir, le gusta hablar y se justifica: lleva año y medio en silencio, alega. Y que le perdonen la vehemencia.

Dice que está ante un juicio político y que él es un preso político, un gran pacifista, el presidente de un partido incorrupto. En las primeras respuestas ha refundado su formación, que ahora es un estandarte del humanismo cristiano. En esa línea, el presidente del Parlament, Roger Torrent, ha proclamado al líder santo súbito. "Su intervención se leerá en los libros de historia", ha declarado. El vicepresidente de la Generalidad, Pere Aragonès, eleva al jefe a los altares de Macià, Companys, Irla y Tarradellas. Sí, también Tarradellas. La consejera de Justicia, Esther Capella, se declara "conmovida". También el fugado Toni Comín. Es el primer discurso de campaña.

El juicio le queda grande al separatismo. La mayoría de los letrados de la defensa están sobrepasados. La resolución de las cuestiones previas a cargo del juez Manuel Marchena ha vuelto a evidenciar la escasa consistencia profesional de las defensas, así como las garantías desplegadas por la sala para favorecer la representación de los acusados, probablemente en balde.

A partir de ahí, el teatrillo de Junqueras con su letrado. El dirigente republicano, contra lo que se esperaba, no ha levitado. "Nada de lo que hemos hecho es delito, votar no es delito", ese es su resumen. Y que el junquerismo es amor, como acuñó hace años. Ha perdido el primer asalto. El interrogatorio preparado con Van den Eynde no puede ser tomado en consideración.

Marchena ha interrumpido el mitin a las doce. "Lástima, ahora que iba lanzado", se ha quejado Junqueras. En la reanudación, el letrado entra en materia y pregunta sobre la "concentración" del 20 de septiembre frente a la consejería de Economía. Junqueras se queja de que no fue informado previamente del registro. Ambiente cívico, pacífico y festivo, con cánticos, el Virolai, entre ellos, un himno religioso, "no tumultario", describe el acusado aquella situación. Tampoco se gastaron fondos públicos en el referéndum, sostiene.

"Mantuvimos el 1-O a pesar de la prohibición del Tribunal Constitucional porque teníamos el deber de proteger el derecho al voto y más cuando es una petición de los ciudadanos basada en el principio democrático, una reivindicación mayoritaria y sostenida en el tiempo. Impedir por la fuerza que la gente pueda votar eso sí que es un delito", ha manifestado para ir concluyendo. Sus subordinados le jalean en las redes. Oriol Junqueras "acusa", intervención histórica. El Estado, como siempre, contra las cuerdas. Según ERC, un éxito mundial.

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