82 votos emitidos con nocturnidad (entre las tres de la madrugada y las nueve de la mañana del sábado) han provocado el último e inesperado episodio de la batalla de las primarias de Ciudadanos en Castilla y León, la más cruenta que ha vivido Albert Rivera en trece años como líder político y la única en la que ha salido derrotado. Como confirmó este lunes el secretario general naranja, José Manuel Villegas, ese era el número de sufragios (en un principio se habló de 81) que la Comisión de Garantías decidió invalidar tras el recurso presentado el domingo por Francisco Igea, a quien finalmente se declaró ganador por encima de Silvia Clemente, que había salido vencedora el sábado por apenas 35 votos de ventaja.
Tras esta modificación, este viernes se sucedían reclamaciones de otros perdedores de las elecciones primarias celebradas los dos últimos fines de semana. Así, el murciano Leonardo Pérez y el madrileño Juan Carlos Bermejo recurrían sus respectivas derrotas frente a Isabel Franco e Ignacio Aguado, aunque ambas fueron mucho más amplias que en el caso de Castilla y León.
Como todas las primarias que viene celebrando Ciudadanos, el sistema de voto es telemático, igual que ocurre en Podemos. Rivera siempre ha presumido de tener primarias y ha afeado a sus rivales, singularmente el PP, que no hayan aplicado tradicionalmente ese sistema, aunque los populares ya han implementado la modalidad de doble vuelta (primero votan los militantes y luego los delegados del congreso) con el que Pablo Casado salió elegido líder en 2018. Ciudadanos ha coqueteado incluso con establecer por ley las primarias, y su implantación ha llegado a ser una exigencia incluida en algunos de los acuerdos de investidura firmados desde 2015 en distintas comunidades autónomas.
El voto telemático –un sistema que aún es minoritario en elecciones oficiales, siendo Estonia uno de los países pioneros– ha sido puesto en cuestión internamente, aunque nunca se había detectado una irregularidad ("fallo humano" según la dirección del partido) tan notoria como la que ha provocado el vuelco en las primarias de Castilla y León. En 2017, con motivo de la IV Asamblea General de Ciudadanos celebrada en Coslada, en la que el partido abandonó la socialdemocracia y abrazó el liberalismo, una corriente interna, TranCsparecencia, que finalmente fue derrotada y no obtuvo representación en los órganos elegidos, denunció como escasamente "fiable" el sistema implantado, por carecer a su juicio de una auditoría sobre el mismo y no garantizar la confidencialidad del voto.
El que fuera portavoz de esa plataforma, el abogado Diego Gutiérrez, que se dio de baja como militante, asegura en un artículo en Libertad Digital que, en contra de lo que siempre ha sostenido Ciudadanos, no es cierto que la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT) avale el sistema de votación. "La FNMT únicamente acredita la emisión de un voto a una hora determinada, pero en ningún caso acredita el sentido del voto, ni la identidad del votante, por lo que fácilmente podrían emitirse numerosos votos por usuarios ficticios".
Igea no hace sangre
Fuentes del partido naranja dicen no "creer" que los 82 votos que descuadraron las primarias en Castilla y León se hubiesen emitido la madrugada del pasado sábado desde una misma dirección IP, pero tampoco se atreven a desmentirlo rotundamente. De momento, el escándalo se ha cobrado ya una primera víctima política. El responsable de Comunicación en Castilla y León, Pablo Yáñez, alguien que fue clave en el fichaje de Clemente, dimitía el lunes a última hora de sus cargos (también era miembro de la Ejecutiva Nacional). Fue quien ejerció de enlace entre Clemente y Villegas durante la semana de su fichaje.
De momento Igea da por buenas las explicaciones de la Ejecutiva sobre el pucherazo. En una entrevista en Televisión Española este martes, elogiaba el trabajo de la Comisión de Garantías y defendía que el sistema de primarias da "plenas garantías a los candidatos y afiliados". En los próximos días se conocerán los resultados de la investigación abierta por el partido.