Los 57 diputados de Ciudadanos votarán no a la investidura de Pedro Sánchez, tal y como Albert Rivera le confirmaba este martes al presidente del Gobierno en funciones en la entrevista que ambos mantenían en la Moncloa. El encuentro, primero de ambos líderes desde 2017, cuando Sánchez lideraba la oposición, duraba menos de una hora, prácticamente la mitad de lo que el lunes duró la entrevista con Pablo Casado.
Rivera comparecía en una sala de prensa más pequeña que en la que lo hizo el líder del PP, pero decía no estar preocupado por el "tamaño de las salas" al tiempo que volvía a reivindicarse como el verdadero líder de la oposición, al frente de un proyecto, afirmaba en referencia velada a los populares, libre de "corrupción" y "sin mochilas" ni "complejos".
Rivera anunciaba que vigilará los "desmanes" de un futuro Ejecutivo en el que sigue dando por hecho que entrará Pablo Iglesias con varios ministros de Podemos, singularmente en las subidas de impuestos que acometerán. Pero al mismo tiempo le ofrecía a Sánchez su apoyo, en el Congreso y en el Senado, donde por primera vez ha obtenido representación en las urnas, para una eventual aplicación del artículo 155 de la Constitución "si es necesario" decía, recordando el apoyo de Quim Torra a los Comités de Defensa de la República (CDR) así como el adoctrinamiento en las escuelas catalanas o en TV3, del que decía sentirse "harto".
Además, Rivera planteaba cuatro aspectos de posibles "acuerdos de Estado" para la legislatura que comienza. En primer lugar la reactivación del Pacto Educativo, que el PSOE "reventó"; en segundo lugar, un pacto nacional contra la despoblación, enfocado en la llamada España Vacía; en tercer lugar, un acuerdo en inmigración para combatir a las mafias que trafican con personas y, en cuarto lugar, otro pacto sobre seguridad y lucha contra el terrorismo. Materias que Rivera abogaba por sacar de la "agenda partidista" para incluirlas en la "agenda de España".
Moncloa reconstruye puentes
Según la versión de Moncloa, la reunión ha sido "fluida y cordial" pese a que Rivera "ha querido manifestar desde el principio que no favorecerá la investidura". Ha sido la única referencia al escenario de la investidura porque fuentes del Gobierno resaltan que "no se ha hablado de los acuerdos postelectorales".
El Ejecutivo evita hablar de las referencias al artículo 155 y se limitan a poner énfasis en "la necesidad de mantener una comunicación permanente sobre Cataluña, cuestión clave" para el Gobierno de Pedro Sánchez que también ha abordado la "posibilidad de avanzar en numerosos asuntos de estado como las migraciones, la transición ecológica y la energía; la ciencia y el fenómeno de la despoblación".
Sin embargo, el verdadero objetivo para el Gobierno es el de construir los puentes de diálogo necesarios con las fuerzas constitucionalistas de cara a una investidura. Según las propias palabras de Pedro Sánchez, "no descansará su gobernabilidad sobre los independentistas". Motivo por el que Moncloa pone el acento en el propósito de "normalizar las relaciones institucionales y el diálogo político y reforzar la institucionalidad que requiere la vida política española".