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Lo nunca visto: un ministro de Interior que fomenta el odio y la violencia

Marlaska se ha revelado como un macarra que ordena correr a tortas a la gente que no le gusta.

Comenta El Mundo que "los miembros de Ciudadanos que asistieron a la marcha del Orgullo Gay en Madrid sufrieron un intolerable escrache que de forma asombrosa no mereció la condena ni del PSOE ni de Podemos. Los diputados de la formación naranja sufrieron insultos e intentos de agresión, y tuvieron que ser evacuados por la Policía". Lo increíble es que el mayor responsable ha sido Marlaska, el ministro de Interior "que alentó las protestas contra Ciudadanos". Federico Jiménez Losantos dice que Marlaska "tardó 20 años en salir del armario y lo paga ahora azuzando a los sicarios de Maduro contra los pardillos de Ciudadanos. Y porque la policía no obedeció a Marlaska y las sacó ilesas del escrache. Si no, acaban en el hospital o en la morgue". Santiago González también pide la dimisión de Marlaska. "Un ministro del Interior que subordina las obligaciones de su cargo al código de sus preferencias sexuales debe dimitir por indigno. El debía proteger a los manifestantes de Ciudadanos, no justificar a sus agresores". Y menos azuzarlos, qué vergüenza, y encima es juez.

El País, fiel a su amo, resta importancia a las órdenes de Marlaska para pegar a la gente de Ciudadanos. "Polémica por el boicot contra Cs que paralizó el Orgullo". No fue un boicot, fue una agresión. "El Orgullo se topó con un conflicto provocado por la presencia de Ciudadanos", dice convirtiendo a las víctimas en culpables. "Hubo gritos, insultos, una sentada pacífica para impedir el paso de la comitiva del partido naranja y algún lanzamiento de agua, botellines de plástico y latas de cerveza vacías". Vamos que más que una agresión fue un homenaje.

ABC: "La izquierda, barra libre para acosar". "Arrimadas pide la dimisión del ministro del Interior por instigar el escrache contra Cs en la marcha del Orgullo". Dice el editorial que el Orgullo se ha convertido en una "fiesta de la exclusión, el dogmatismo y el sectarismo. Imponiendo qué partidos políticos podían acompañarlos en los distintos actos, implantando vetos en virtud de criterios ideológicos". "Los de Ciudadanos fueron amenazados, hasta el punto de tener que ser rescatados por hasta nueve patrullas de policía para evitar el riesgo de una agresión física". Marlaska debe estar muy enfadado con la policía, con lo que hubiera disfrutado si les hubieran corrido a hostias. "El Orgullo es hoy un gueto politizado en el que unos cuantos líderes radicalizados reparten credenciales sobre quién es apto y quién no para defender sus derechos". Y Marlaska, deforma "tremendamente inoportuna olvidando tanto el cargo que ocupa como la relevancia de no mezclar churras con merinas. Él mismo fue designado vocal de CGPJ a propuesta del PP y nadie lo expulsó de las calles de Madrid". "¿Debe seguir en el cargo un ministro del Interior que fomenta el odio callejero contra un adversario político?", pregunta Luis Ventoso.


La Razón reprocha a Marlaska que "los atacantes recibieron la complicidad de quien precisamente debía mirar por una celebración pacífica y libre: el ministro del Interior permitió irresponsablemente el escrache a Cs, defensores de los derechos de gais y lesbianas, respetan su elección sexual y forman parte con absoluta normalidad de su militancia, pero no son aceptados desde el principio muy totalitario de que solo puede ser homosexual quien es de izquierdas. Esa izquierda reaccionaria es incapaz de entender que muchas conquistas sociales ya son del conjunto de la ciudadanía y que nadie puede ser excluido". Enhorabuena ministro, te has cargado la fiesta.

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