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La prensa de un vistazo: "El país de la abeja Maya" y la "maldición" de Iglesias

El hombre de las mil caras consiguió ayer lo imposible: dejar estupefactos a propios y extraños.

El Mundo dice que "Iglesias se planta: 'Sin nosotros no será presidente nunca'", le espetó el chuleta podemita al chuleta socialista. Una "maldición" de Iglesias a Sánchez, según Raúl del Pozo. "Iglesias no se deja 'pisotear' y llevará al límite la negociación". Como al final lleguen a un acuerdo nos espera una legislatura de lo más entretenida. A Rosell le "entristece" que Pedro Sánchez es "incapaz de aclarar sus intenciones", " incapaz de negociar con lealtad, incapaz de ser sincero". Este Rosell es de un sensible. "Cuando parecía que el movimiento de Pablo Iglesias, asumiendo el veto personal que le planteó el propio Sánchez, iba a desbloquear la investidura, Sánchez se plantó en el Congreso y leyó un discurso ensimismado y autocomplaciente". Marciano, diría yo. Rosell no entiende que a estas alturas busque la colaboración de PP y Cs. "No lo entiende nadie". "Sánchez no puede aspirar a carecer de oposición democrática. Busca evadir sus responsabilidades, apela indisimuladamente a izquierda y derecha para ser investido sin ofrecer nada a cambio y espera que la geometría variable le permita luego ir capeando la legislatura. Eso es un trágala con amenaza electoral". Así que a Iglesias se le hincharon las narices y "estalló en una intervención briosa y coherente", resucitó ante la cara de cemento armado de su futuro socio y le cantó las verdades del barquero. "Quizá hoy Sánchez se avergüence de sus socios de censura", dice con candidez Rosell. ¿Desde cuándo tiene Sánchez vergüenza? "Ahora debe asumir las consecuencias de la deriva radical que impuso al PSOE y de la que ya no puede retractarse sin quedar como un trilero ante todos los españoles. No fue un debate de investidura sino un trágala con amenaza electoral. España no se merece el chantaje de Sánchez". O quizá sí lo merece.

El País dice que "las discrepancias entre Sánchez e Iglesias amenazan la investidura". "Con usted hemos pasado del 'no es no' a 'sí porque sí'", le respondió Casado. "Rivera: 'Votaremos no al plan Sánchez y a la banda que lo va a ejecutar'. Esa bobada de Rivera que recuerda a la trama de Podemos. Dice Soledad Gallego en el editorial que tiene una "única certeza". Corro a conocerla para que nos ilumine. "El Partido Socialista y Unidas Podemos disponen de un plazo que expira el próximo jueves, no ya para alcanzar un acuerdo, sino para superar la desconfianza que se ha ido abriendo entre ambas formaciones según avanza el debate". Se habrá quemado las neuronas la señora Gallego. Luz Sánchez Mellado está escandalizada con lo que se dijeron ayer Pedro y Pablo. "Se sacaron los trapos sucios. Se dijeron las verdades a la cara. Se pusieron de vuelta y media sin romper del todo los puentes por si las moscas". El discurso de Sánchez fue "a la vez épico y lírico. Su oferta a los grupos, una especie de sueño lisérgico con una idílica España 4.0 –el mejor país del mundo para ser niño, la tierra prometida de los derechos digitales, el edén de la educación continua, el paraíso de las ciudades sin humo, la meca de los horarios racionales, la pera limonera en rama– era irresistible", la felicidad completa, el cielo en la tierra, sí señor. "Así que les pidió la abstención. No por él, que no tiene interés ninguno, sino por España. A Unidas Podemos, ni mentarlas. Pablo Iglesias se mesaba la barba y tomaba nota de la humillación". Así que, por la tarde, llegó hecho un basilisco, "verbalizó su santa irá. Llegó, le miró y disparó". Como un trapo, le puso.

ABC dice que "Sánchez exige ser investido porque sí". Dice el editorial que Sánchez convirtió la sesión en una "nadería política, en un ejercicio retórico para cumplir con un trámite institucional mientras negocia en secreto con Unidas Podemos. Su discurso fue artificial y repleto de intenciones utópicas, de un giro radical a la izquierda en busca de su único objetivo, que es gobernar a toda costa con los votos del populismo de extrema izquierda". Hombre Bieito, que los niños jueguen y sean felices y los españoles vivamos en armonía con la naturaleza tampoco es que sea un programa estalinista. Yo lo veo más bien un poco hippie. A Rosa Belmonte le pareció que Sánchez ofrecía "una España de ficción donde no falte de ná". Y para Ignacio Camacho lo de la armonía con la naturaleza fue sublime. "Un país multicolor, como el de la abeja Maya". La "cursilería" le recordó a Zapatero con aquello de que la tierra solo pertenece al viento. También fue fascinante "la regulación del derecho a jugar" y algunas otras promesas irresistibles. "Faltó una mención, siquiera una sola, a ese insignificante conflicto de secesión que algunos cenizos dicen que hay planteado en Cataluña". Siempre tiene que haber algún aguafiestas, oye. Por ejemplo Iglesias, que "visto su tono áspero, hostil, admonitorio y seco, no ha alcanzado la armonía con la naturaleza… ni con los socialistas". Este Iglesias, siempre de mala leche.

La Razón: "La gran colisión". "Casado asume perfil de Estado y Rivera se lleva el cuerpo a cuerpo". Marhuenda está también algo despistado. "Todavía no sabemos si realmente Sánchez desea que se selle el gobierno de coalición o que la jugada le ha salido mal y no tiene más remedio que seguir adelante, muy a su pesar, o provocar el fracaso", vete tú a saber.

Enric Juliana, como siempre, da la clave de la cosa en La Vanguardia. Pedro y Pablo "son dos arquetipos madrileños: Tetuán-Cuatro Caminos (Sánchez) y Vallecas (Iglesias). Poca broma". Claro, será eso, no sé qué haríamos sin las sabias reflexiones de Juliana.

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