"Cumbre" separatista en Ginebra en medio de una bronca monumental entre las dos primeras autoridades de Cataluña, el presidente de la Generalidad, Quim Torra, y el presidente del Parlament, Roger Torrent. La propuesta de Torrent, de ERC, de un gobierno de concentración para hacer frente a la futura sentencia del Tribunal Supremo sobre el golpe de Estado separatista ha propiciado una dura respuesta de Torra, a la sazón representante de Junts per Catalunya (JxCat), que ha deslizado que la cámara catalana se deberá preparar para participar en una "respuesta institucional" que consistirá en reintentar la investidura del prófugo Carles Puigdemont.
Los republicanos ya han dejado claro que abogan por contestar a la sentencia del Supremo con una convocatoria electoral que les podría aupar a la mayoría en la cámara catalana y a un gobierno regional monocolor con el viento de cola de un Oriol Junqueras condenado en firme y como mínimo a una docena de años de reclusión mientras su máximo rival, el fugado Puigdemont, elude la acción de la justicia y mantiene su elevado tren de vida en Waterloo.
A la contra, en JxCat no quieren ni oír hablar de unas elecciones autonómicas anticipadas ni mucho menos de la última propuesta de ERC, que Torra se someta a una moción de confianza si el Govern es incapaz de sacar adelante los presupuestos, como todo parece indicar.
Cita trampa
La respuesta posconvergente a todas las maniobras de ERC ha sido la "cumbre" trampa en Ginebra encabezada por Puigdemont, con su séquito belga, y la "exiliada" Marta Rovira, secretaria general del partido republicano y teórica número dos del preso Junqueras; un encuentro en el que participan este fin de semana el propio Torra y representantes de los partidos, incluida la CUP (Anna Gabriel, que también se fugó a Suiza para no comparecer ante los tribunales), y las entidades separatistas Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium.
Choque con el Estado
El propósito de la reunión es arbitrar una respuesta conjunta de cara a la celebración del próximo "Onze de Setembre" y el fallo del Tribunal Supremo, que según descuenta el separatismo se producirá antes de mediados de octubre. Sin embargo, el encuentro está sirviendo de amplificador de la profunda división separatista y de las broncas entre los diferentes sectores. En ERC no ven en absoluto viable un intento de investidura de Puigdemont mientras que en JxCat están dispuestos a un nuevo choque frontal con el Estado, propuesta que también tiene el aval de la CUP y la ANC.
Torra y Torrent expresan a las claras la fractura independentista entre los partidarios de la confrontación y los denominados pragmáticos, que abogan por un diálogo con el Gobierno que resuelva en primer lugar la situación de los presos por el golpe de Estado de otoño de 2017.