Las entidades y partidos separatistas confían en que el fallo del Tribunal Supremo sobre el golpe de Estado reactive a sus bases, que dan muestras cada vez mayores de fatiga y desmovilización. La Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y los Comités de Defensa de la República (CDR) persisten en sus convocatorias, pero sus últimas manifestaciones se cuentan por pinchazos. El segundo aniversario del referéndum ilegal del 1-O ha puesto de relieve el cansancio y la desmoralización.
Manifestaciones de escaso relieve, actos de violencia de los CDR en Gerona, protestas menores ante comisarías y casas cuartel y parafernalia totalitaria con marchas de antorchas en Gerona y frente a la cárcel de Lledoners. Dieciocho mil personas han secundado la convocatoria de la ANC en Barcelona, según la Guardia Urbana. Probablemente la manifestación más pequeña de cuantas ha llevado a cabo la organización separatista en la capital catalana en todos los años del proceso. El pinchazo ha llevado a los organizadores a dar, contra su costumbre, una cifra propia, la de cincuenta mil manifestantes.
En el plano institucional, Quim Torra ha prometido avanzar hacia la república contra más de la mitad de la ciudadanía de Cataluña. ERC va a remolque del dúo Torra/Puigdemont, con los dirigentes republicanos arrastrados en la negativa a condenar la violencia tras la detención de siete miembros de los CDR bajo cargos de terrorismo. El prófugo, por su parte, trata de recuperar la iniciativa y ha anunciado la convocatoria de una asamblea de electos que pretende superar el Parlament, una cámara convertida en una herriko taberna.
Asamblea de electos de Puigdmeont
Según ha explicado Puigdemont en Bruselas, tal asamblea es la que se encargará de dictar la estrategia tras la sentencia del Tribunal Supremo, de modo que el Parlament quedará como una estructura "autonómica". El próximo lunes se llevará a cabo la sesión en la que Ciudadanos presentará su moción de censura contra Quim Torra. El PSC ya ha anunciado que no votará a favor. "Tenemos claro que Torra es el problema, pero Ciudadanos no es la solución", ha declarado la portavoz socialista Eva Granados.
Los diferentes actores del separatismo han aprovechado la efeméride para calentar las vísperas de la sentencia y anunciar su intención de "persistir", el verbo de moda en la jerga separatista. También han intentado aparentar unidad, aunque todavía no han logrado consensuar una respuesta de cara al fallo del Tribunal Supremo.
La ANC ha evitado dar detalles sobre su plan para colapsar la red viaria durante tres días en parte porque las fechas dependen de la publicación de la sentencia. De momento se mantiene la convocatoria de huelga general para el próximo día 11, pero la fecha podría cambiar en función de los plazos del Supremo. Los CDR velan armas, igual que el "tsunami democràtic", el último invento del independentismo para coordinar la respuesta al Supremo. Las arengas y soflamas no ocultan la preocupación por la pérdida de masa crítica, aunque no se tienen dudas sobre la capacidad para reventar la economía y condicionar la vida pública.
Desarticulación de la célula terrorista
La desarticulación de la célula terrorista de los CDR ha evitado una campaña de atentados que debía culminar con la ocupación del Parlament y la proclamación de la república catalana. Pero el separatismo no renuncia a incrementar la tensión para responder a la sentencia e iniciar lo que Puigdemont denomina "una nueva fase del proceso".
El expresidente fugado ha sido el gran protagonista de la jornada. Entrevistado por la emisora oficial de la Generalidad, Catalunya Ràdio, ha negado los vínculos que se le imputan con la célula terrorista desarticulada, ha dicho que le quieren colgar el muerto del terrorismo para facilitar su extradición y que no se moverá de Bruselas. También se ha quejado de que Pedro Sánchez advierta sobre una hipotética aplicación del 155 a pesar de estar en funciones y ha dicho que sería "ilegal" toda vez que el Senado está disuelto.
Tras el descafeinado aniversario del 1-O, el separatismo se conjura para responder a la sentencia con más fuerza y presencia en las calles tras el fiasco de este segundo aniversario del 1-O.