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Dudas y certezas sobre el último escándalo en Podemos

Los abogados despedidos y la cúpula morada intercambian acusaciones en lo que podría ser un capítulo más de las disputas en la formación.

Los abogados despedidos y la cúpula morada intercambian acusaciones en lo que podría ser un capítulo más de las disputas en la formación.
Iglesias y Montero. | EFE

Pablo Iglesias está en el momento más importante de su carrera política. Si ERC no lo impide, en apenas semanas podría sentarse en la mesa del Consejo de Ministros, como vicepresidente de un gobierno de coalición con el PSOE en el que también figuraría Irene Montero, aunque también podría ser la número dos morada la que ocupase la vicepresidencia.

Justo en ese momento, cuando la propia Montero pedía recientemente "contención" ante el escenario de negociaciones abierto, cuando más moderación tratan ambos de mostrar en público (a diferencia que en otras ocasiones, a muchos sorprendió su escueto juramento como diputado en la constitución del Congreso el pasado martes, sin incluir esta vez más fórmulas que la mera promesa del cargo) y cuando a falta de apenas "unos flecos", según fuentes del partido morado, más cerrado está el acuerdo programático con el PSOE, los fantasmas del pasado retornan. Lo hacen en forma de crisis interna, tras el despido de dos abogados del partido.

Sin que los tribunales hayan tenido noticia directa aún de unos ni otros, José Manuel Calvente y Mónica Carmona Segura, los abogados despedidos, y la cúpula morada intercambian estos días duras acusaciones. Iglesias, en sus primeras palabras sobre el caso este viernes, durante la recepción del día de la Constitución, calificaba de "acoso sexual muy grave" hacia una trabajadora en lo que habría incurrido Calvente, algo que el partido decidió no llevar a los tribunales por la "discreción" necesaria en este tipo de casos, como explicó el jueves la Secretaria de Feminismo, Sofía Castañón, la elegida para dar las primeras explicaciones sobre el caso.

Calvente dice que son "mentiras para callarme" y señala al Secretario de Comunicación de Podemos, Juan Manuel del Olmo, un hombre muy próximo a Iglesias, como el responsable de haber reconstruido a conveniencia una "vieja acusación de acoso sexual". El abogado anuncia además una querella criminal. Si lo hace, tendrá que concretar más varias de sus acusaciones proferidas en declaraciones a diversos medios y en las redes. Podemos, por su parte, que según fuentes del partido tiene pruebas del acoso sexual, como por ejemplo pantallazos de los mensajes que enviaba Calvente a la acosada, debería, llegado el caso, demostrar esas acusaciones, máxime si, como parece probable, todo puede acabar, al menos, en un litigio laboral.

Las acusaciones

EL ACOSO: Se ha convertido ya, y las palabras de Iglesias lo ratifican, en la versión oficial y única del partido morado. En su marco sobre el caso, por utilizar la terminología acuñada por los expertos en comunicación política. No en vano el jueves, horas después de las primeras informaciones, y tras una mañana confusa, en la que Iglesias tuvo que eludir, y lo hizo con extrema habilidad, a la prensa que le esperaba a la entrada y a la salida de un acto programado con mucha antelación en el Congreso, Podemos decidía una improvisada comparecencia de la citada Sofía Castañón. Una dirigente de segundo nivel, pero identificada con su área de trabajo, el feminismo.

Su apresurada comparecencia apenas duraba tres minutos y en ella hablaba de "acoso laboral de género" una terminología un poco más suave que la empleada veinticuatro horas después por Iglesias. Lo cierto es que nada más estallar el escándalo a última hora del miércoles, fuentes del partido hablaban de una simple "reordenación" del departamento legal, pero nada decían de acoso alguno.

LOS SOBRESUELDOS: Una de las acusaciones vertidas por Calvente es la de que entre las "irregularidades financieras" de las que hablaba su compañera Carmona en la carta publicada el miércoles estaría la existencia de sobresueldos en la cúpula del partido. Una denuncia que recuerda a otros casos de corrupción, singularmente a los célebres papeles de Bárcenas, el ex tesorero del PP. De hecho Calvente, en declaraciones a El Mundo, asegura tener "anotaciones" que demostrarían la existencia de una caja B en Podemos.

Los cargos de la formación, como muchas veces el partido ha blasonado de ello en público, tienen limitado a tres veces el salario mínimo lo que pueden llegar a percibir, teniendo que destinar el excedente a la formación, una práctica habitual en todos los partidos. De ser cierto lo dicho por Calvente, al margen del fraude e incluso de las implicaciones fiscales que tal conducta podría conllevar, quedaría en entredicho uno de los elementos vendidos siempre por los de Iglesias como ejemplo de regeneración y austeridad.

EL TRÁFICO DE DATOS: Como en el caso de Ciudadanos, que este mismo 2019 ha sufrido el escándalo del pucherazo en las primarias de Castilla y León, Podemos se ha significado desde su irrupción hace un lustro por utilizar un sistema de votación telemático para sus procesos participativos. Son sistemas que pueden fomentar la participación y que dan una pátina de modernidad, pero que levantan sospechas sobre la limpieza del proceso.

Entre otras cosas porque no parece que garanticen al 100% la confidencialidad de los datos de quienes participan, en el caso de Podemos los llamados inscritos, convocados recientemente para validar el principio de acuerdo con el PSOE para un gobierno en coalición. Eso es lo que señala Calvente, quien en las citadas declaraciones a El Mundo afirma que Podemos ha llegado a ceder "datos personales a Facebook para la campaña electoral" e incluso para "pasárselos a Más País" la formación impulsada por Íñigo Errejón.

LOS DESPIDOS IRREGULARES: Calvente también acusa a Podemos de llevar a cabo un ERE encubierto, con despidos irregulares entre los que estaría el escolta de Irene Montero, que como desveló Ok Diario ha denunciado a la número dos del partido por encomendarle tareas fuera de su competencia.

LA "UTILIZACIÓN" DE TRABAJADORES DEL CONGRESO: También acusa al partido de utilizar a empleados del Congreso para "tareas del partido durante la campana electoral". No parece una acusación con excesivo fundamento. Los técnicos que cada grupo parlamentario contrata gracias a la subvención que reciben de la Cámara Baja suelen trabajar en las campañas electorales, singularmente los responsables del departamento de prensa. Es algo que ocurre en todo los partidos.

¿Otro capítulo de una guerra que no acaba?

Al margen de este fuego cruzado, el escándalo bien pudiera ser un episodio más de las guerras fratricidas que periódicamente ha vivido un partido en permanente convulsión desde que hace tres años Iglesias decidiese destituir fulminantemente al Secretario de Organización, Sergio Pascual, miembro del sector errejonista, y justificase la expeditiva medida asegurando que no iba a tolerar "camarillas" internas.

El abogado Calvente fue contratado por la diputada Gloria Elizo, persona de la confianza de la dirección que desde 2016 pertenece a la Mesa del Congreso de los Diputados, ahora como vicepresidenta tercera de la misma. El tiempo dirá si se sustancian las acusaciones y en qué medida afectan al líder de Podemos, quien dentro de poco podría tener despacho en La Moncloa y un escaño de color azul en el Congreso.

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