El aparato de Ciudadanos duda del arrojo de Francico Igea. El que fuera número dos de Albert Rivera y ahora de la Gestora que dirige interinamente el partido naranja hasta su V Congreso extraordinario de marzo, José Manuel Villegas, retaba este viernes, en declaraciones a Europa Press, al vicepresidente de Castilla y León, al que le pide que si "tiene un modelo de partido más allá de criticar en los medios de comunicación, a lo mejor sería bueno que hiciera algo constructivo, que sería hacer una propuesta en positivo" y "presentarse con eso a unas votaciones", ya que, afirma, "eso es lo valiente". Fuentes del entorno de Igea ironizan: "Todo el mundo sabe que es el gran defecto de Paco".
Juzgue el lector sobre la peripecia de quien hace apenas un año, a principios de 2019, era apenas un parlamentario raso por Valladolid en el Congreso de los Diputados, donde se encargaba de la materia sanitaria, su especialidad, ya que es médico de profesión. Fue entonces cuando desafió a Rivera dando la batalla en las primarias de su comunidad frente a la ex presidenta de las Cortes castellano y leonesas, Silvia Clemente, quien abandonó repentinamente su cargo institucional, y el PP, para desembarcar en el proyecto naranja como futura candidata a las autonómicas de mayo de ese mismo año.
Su fichaje fue pilotado por Villegas, aunque la mano ejecutora correspondió al entonces responsable de comunicación en Castilla y León, y antiguo diputado por Salamanca, Pablo Yañez, quien apareció fotografiado en una cafetería próxima a las Cortes regionales con la propia Clemente. El domingo 24 de febrero Igea, en una rueda de prensa sorpresiva y haciendo gala de su estilo socarrón, lo calificó de "el robado más falso desde el desnudo de Lola Flores". Ese mismo día anunció su candidatura a las primarias del partido.
Apenas meses después, y tras corregir el partido un pucherazo que había dado la victoria en un primer momento a Clemente, se convertía en vicepresidente de la Junta de Castilla y León. Nadie había doblado un pulso en trece años a Rivera, algo para lo que fue importante el apoyo prestado por su viejo amigo de la Universidad de Valladolid Luis Garicano, hoy jefe de la delegación europea de Ciudadanos, quien también decidió desafiar al por entonces indiscutido líder.
Descentralización o "baronías"
Un año después, Igea vuelve a ser una piedra en el zapato. Aunque sigue definiendo a Inés Arrimadas como la persona "idónea" para suceder a Rivera, no descarta presentarse a las primarias a celebrar inmediatamente ante del Congreso, si la líder naranja in pectore no modifica sustancialmente el modelo de partido heredado.
El punto crucial es que Igea, en linea con cada vez más afiliados, pretende acabar con la estructura centralizada del partido, con una Ejecutiva nacional que manda sobre todos los territorios. Por ahí llegaba, precisamente, su réplica a Villegas en Twitter: "Voy a ser valiente: quiero que Inés presida un partido más abierto, más participativo, con más contrapesos. Un partido en el que los militantes puedan decidir sus ejecutivas autonómicas y provinciales".
Veinticuatro horas antes, en declaraciones a los medios el jueves durante su visita a Fitur en Madrid, Arrimadas arremetía contra esa pretensión. "En mi proyecto va a haber un partido mucho más participativo, pero desde luego no un partido de baronías, que es lo que quieren algunos" aseguraba. La portavoz de la formación naranja en el Congreso de los Diputados aseguraba que ese modelo es el del PSOE. "Yo lo conozco muy bien por el PSC, y hay un proyecto que tiene pues más participación, más democracia interna pero desde luego un proyecto común para toda España. Creo que eso es Ciudadanos, lo voy a defender así y creo que los militantes tendrán diferentes opciones para elegir en este congreso" aseveraba, dando casi por sentado que Igea se presentará.
En realidad, el modelo descentralizado es lo habitual, como ejemplifican, además del PSOE, los casos del PP y de Podemos, y el centralismo organizativo instaurado por Rivera la excepción.
Hervías, en el ojo del huracán
Más allá de esa discusión sobre el modelo orgánico, ya hay muchas rencillas acumuladas entre un aparato que recientemente purgaba a críticos como Ignacio Prendes, exvicepresidente del Congreso de los Diputados, relegado de su puesto como portavoz de Ciudadanos en Asturias, algo que provocó la airada reacción de Igea, que renunció a su cargo orgánico en Castilla y León en señal de protesta.
Prendes comenzó a apartarse de la dirección el pasado junio, cuando se abstuvo en la votación sobre si e debía reiterar o no el veto al PSOE, forzada por los críticos el día del sonado abandono del hasta entonces portavoz económico del partido, Toni Roldán. El pasado 30 de noviembre, también junto a Igea, fue una de las voces críticas en una agria reunión del Consejo General, en la que Arrimadas guardó silencio.
Pero el malestar por el proceder del aparato, encarnado ahora en una gestora claramente riverista, no es exclusivo de Igea. Su homólogo en Andalucía, Juan Marín, quien inequívocamente respaldará a Arrimadas, ha señalado hace tiempo al Secretario de Organización, Fran Hervías, como una de las personas a relevar. Y son muchos, y muy relevantes cargos institucionales, quienes comparten esa opinión.
Hervías ya ha anunciado públicamente que no seguirá en el área de organización tras el cónclave de marzo, pero de momento sigue tratando de pilotar el periodo precongresual junto al presidente de la gestora, el también riverista Manuel García Bofill. Juntos están celebrando asambleas por todo el país que en algunos casos están provocando el descontento de la militancia, que como ocurrió recientemente en Granada. En la provincia por la que fue candidato Hervías el 10-N recibieron duras invectivas de algunos afiliados.
Poco antes de anunciar su renuncia, Hervías recibió una oleada de apoyos internos en las redes sociales por su labor para implantar el partido, a la que sumaron voces tan destacadas como la diputada por Alicante Marta Martín o el ex portavoz parlamentario Juan Carlos Girauta. Muchos creen que ha sido una labor impecable, mientras otros subrayan las carencias en el norte de España, donde Ciudadanos es una fuerza marginal, y su expeditivo estilo, con la apertura frecuente de expedientes a los discrepantes, como los hándicaps de su mandato.
Lo cierto es que Ciudadanos comenzó 2019 como un partido bastante unido y con grandes perspectivas electorales, como confirmó el éxito de las elecciones generales del 28-A. Un año después, ya sin Rivera, la realidad es muy diferente. La unidad ha saltado definitivamente por los aires y el menguado apoyo de los españoles visualizado el 10-N no parece remontar. Esos serán los retos de la futura dirección, que será elegida en poco más de un mes.