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El nuevo reality show de Irene Montero como ministra: con el bebé al trabajo y sin separarse del cámara

La política de Podemos no deja de grabar vídeos sobre ella y sus quehaceres en el Ministerio.

La política de Podemos no deja de grabar vídeos sobre ella y sus quehaceres en el Ministerio.

Creíamos que era Pablo Iglesias el animal televisivo encantado de que las cámaras de televisión apunten hacia él. Pero no. Ha nacido una nueva estrella, o dos. Irene Montero y su bebé Aitana. La ministra de Igualdad acude con su pequeña al trabajo, y eso a ella le parece que queda divinamente. Para otros no. El aluvión de críticas por llevar a la menor a una visita al Instituto de la Mujer en horas laborales ha sido histórico.

Con una música electrónica para ambientar el vídeo, Irene Montero llega como una estrella del rock and roll. Con un fingido agobio pasea con su bebé de seis meses a cuestas recorriendo las estancias ante su equipo personal de cámaras. Está pletórica. Con su mochila portabebés (un símbolo ya de madres urbanitas de izquierda) el operador audiovisual la sigue sin quitarle el foco.

Hay que decir que sus vídeos están siempre subtitulados como lo hacen los profesionales de la telerrealidad. Pero si de lo que se trataba era de informar a los espectadores del trabajo que se realiza en el Instituto de la Mujer, en dicho documento audiovisual, es imposible saberlo. Es el nuevo reality show de Irene Montero como ministra, y la protagonista es ella.

El Instituto de la Mujer queda en un segundo plano, o mejor dicho, no sale en ninguno. Si acaso aparecen algunas mesas a lo lejos desenfocadas. La reina del videoclip se está dando un baño de masas y no nos deja apreciar la poderosa fortaleza del feminismo de ultraizquierda que lidera la activista LGTBI Beatriz Gimeno.

La política de Podemos, en clave Kim Karsdashian o Paris Hilton, está pendiente de que el cámara esté con ella siempre. Vemos cómo le pone la mano a su bebé en la cara en todo momento. Reparte besos, besos y más besos. Bienvenida, encantada, buenos días, bienvenida, hola qué tal, cómo estás. Por fortuna, la pequeña duerme y no se está enterando de la visita relámpago de su madre al Instituto. La estrella televisiva es Irene Montero. Ella es el hilo conductor, y así vemos en todos los planos a la ministra de Igualdad sonriendo, cogiendo a su bebé, en plano corto, medio, largo y hasta con efectos de claroscuro. Que no se diga. Todas irradian felicidad. Y no es para menos.

La industria del feminismo está de enhorabuena con la nueva inyección que ha insuflado María Jesús Montero a esta entidad. 24 millones de euros anuales irán a parar a la empresa de mujeres de Gimeno, pese a que esta deja claro en el vídeo que hay que invertir más. Por pedir que no quede.

Recientemente, la ministra de Podemos también ha posado en las escalinatas de la Biblioteca Nacional con Aitana. Menos mal que no llevaba el carrito.

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Irene Montero posa con su bebé en una visita a la Biblioteca Nacional en calidad de ministra

Cabe destacar que el narcisismo digital de Montero se ha acentuado y ha ido in crescendo en cuanto supo que iba a ser ministra. Su cuenta oficial de Twitter está plagada de vídeos en los que se filma a sí misma como una Youtuber para su púlpito.

Cumpleaños en el Ministerio

Pero si hay un vídeo que confirma que Montero no se separa de su hija ni en su despacho es el del cumple sorpresa que le preparan sus acólitas en el Ministerio de Desigualdad. Ante la cámara, las colaboradoras susurran que están preparando un sorpresa "para la jefa" por sus 32 cumpleaños. Una Irene inocente viene y va sin saber supuestamente lo que le prepara su equipo de mujeres todas ellas.

Finalmente traen la tarta y ella corre hacia su gran despacho donde está su niña. Se puede ver en el vídeo cómo tiene un parque de juegos para Aitana justo al lado de su mesa ministerial. Sus amigas (ella las describe así) comienzan a canturrear un tímido feliz cumpleaños para terminar destrozando la tarta que muchas no saben ni cortar. Tras esta nueva entrega del reality, descubrimos que también hay un redactor que entrevista a la ministra para preguntarle qué le ha parecido la sorpresa. Además, los editores de imagen de Podemos consideran que es muy interesante intercalar primeros planos de las trabajadoras comiendo tarta con frases graciosillas de la ministra. Un cuadro.

Entre bambalinas

Y como en cualquier reality que se precie, hay que sacar a relucir lo que se cuece entre bambalinas. Se trata de otorgar naturalidad, credibilidad y buenrollismo con sus colaboradoras políticas. Junto a ellas, Montero se marca en otro vídeo un Así fue del previo de la toma de posesión de los cargos públicos.

Capítulo Quintos de Mora

Irene no para. Hasta cuando se queda sin voz sigue grabando su reality político. Ocurrió durante el fin de semana kitsch y campestre en la finca Quintos de Mora en el que se vio por primera vez a todo un equipo de gobierno en zapatillas deportivas. La ministra aparece sin el bebé y con una ronquera que podría delatar una supuesta noche de bebidas inspiradoras. Parece que se levantó de buen ánimo y, a duras penas, consiguió recitar sus clásicos mantras feministas con la famosa finca estatal como telón de fondo. Había que aprovechar, el decorado rural quedaba que ni pintado para otro episodio televisivo de la podemita.

En la puesta en escena no faltaba un detalle. Prescindió de Aitana pero no de sus estilistas o asesores de comunicación. La ministra cuida su imagen al igual que su pareja sentimental y política, Pablo Iglesias. El de extrema izquierda se remanga siempre que puede las mangas de camisa. Un recurso muy utilizado en la cartelería propagandística leninista de primeros del veinte. Los políticos comunistas tenían que dar la apariencia de que estaban trabajando sin descanso por su país. Los puños arremangados hasta el codo daban esa impresión a nivel psicológico. El moño a medio hacer de Irene Montero en el vídeo de Quintos de Mora cumple esa función. Sea intencionado o no, podría equivaler a lo mismo: "Trabajo tanto que no tengo tiempo ni de hacerme la coleta".

Ciertamente, la ministra ya está haciendo suyo ese look desenfadado. Parece que está encontrando su estilo. Y de esa guisa irrumpe en pantalla en otro capítulo de su reality. Sus cámaras graban una reunión con la delegación de la ONU Mujeres para América Latina y el Caribe. El guión sigue el mismo patrón. Besos, sonrisas, saludos y primeros planos de Montero en todo momento. La música vuelve a ser electrónica y soporífera.

En otros vídeos, incluso, la banda sonora adquiere intenciones grandilocuentes, como es cuando rueda sobre la redistribución de la riqueza. Pero las dotes interpretativas alcanzan su culmen cuando Montero habla del dolor que le produce el cambio climático. Se tapa un ojo, muestra cara de lamento pachamánico, y frunce el ceño compungida.

A veces no puede esperar ni a estar en su despacho, y en el coche, mientras la llevan, se graba un vídeo que cree que cambiará el mundo.

Reacciones al reality

Si bien las redes sociales no han visto con buenos ojos que Irene Montero utilice en su equipo de gobierno a cámaras, editores y operadores de vídeo para realizar lo que se ha tildado de forma generalizada como de pura propaganda política.

En cuanto a las críticas más duras, los usuarios no entienden que la izquierdista lleve a su bebé al trabajo, "algo que no pueden hacer el resto de los mortales y no debería hacer la ministra", reprochaban.

Pero la línea de la política de Podemos no va a variar. Carolina Bescansa fue pionera en el partido llevando a su recién nacido al Congreso durante una sesión plenaria. Ahora es Irene Montero quien recoge el testigo, y sin reparos.

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