A Emilio Lara (Jaén, 1968) le dan pavor los tontos porque, como me dijo una vez, “a los malos los ves venir. Y si es malo e inteligente, puedes tener tus estrategias para frenar las maldades. El tonto es como la termita, no descansa nunca”. Doctor en Antropología, licenciado en Humanidades, Premio Nacional Fin de Carrera, profesor de Geografía e Historia y colaborador de ABC, este hombre bueno, culto y lúcido es conocido, sobre todo, por su exitosa trayectoria como escritor de novela histórica: las tres obras que ha publicado han sido galardonadas con diversos premios –la última de ellas, Tiempos de esperanza, le valió el II Premio Edhasa de Narrativa–. Antes de que el coronavirus reventara las costuras del viejo mundo, recibió la Bandera de Andalucía de las Ciencias Sociales y las Letras.
El confinamiento de Lara es dulce: da clases telemáticas a sus alumnos, se pierde en su selvática biblioteca y desconecta escuchando música clásica y de cine. El encierro lo aprovecha para rematar su próxima novela, de la que todavía no quiere hablar demasiado. Cuenta a LD que pandemias como la del Covid-19 “son una constante en la Historia de la Humanidad, desde la Antigüedad” y que demuestran “la vulnerabilidad de la condición humana”. Niega que esta crisis sanitaria vaya a acabar con el capitalismo y rechaza el cainismo y el frentismo patrio: “No puede ser que, mientras en España se caven tumbas, haya dirigentes políticos que caven trincheras, como si estuviéramos en Verdún”. Cree que el populismo no vencerá a la democracia y se muestra esperanzado, aunque con prudencia: “Uno tiene que firmar un armisticio con su pasado, vivir con intensidad el presente y encarar con cierto optimismo el futuro”.
Esta entrevista se grabó el 27 de abril.