Las Fuerzas Armadas han desarrollado un papel fundamental durante los últimos meses en la lucha contra la pandemia del coronavirus. Se implicaron por orden gubernamental con la entrada en vigor del estado de alarma y volverán a replegarse a sus cuarteles este lunes, coincidiendo también con el final de este régimen excepcional. Atrás quedarán jornadas y jornadas de trabajo en la que tuvieron que convivir con el lado más horrible de esta crisis sanitaria.
Ese trabajo es fácilmente cuantificable. En los 98 días que han pasado hasta este viernes, el número de actuaciones ha ascendido hasta casi las 20.000 y se han desarrollado en 2.300 municipios de toda la geografía española. Y es que, pese a las reticencias que ponen de forma habitual los dirigentes nacionalistas, no faltó su presencia en regiones como Cataluña, Navarra o el País Vasco. Eso sí, por peticiones expresas de la Administración del Estado o de entidades y empresas privadas.
La tarea más numerosa ha sido la de las desinfecciones. Han sido un total de 11.000, para tratar de eliminar cualquier resto de coronavirus en las instalaciones de infraestructuras críticas, servicios esenciales o centros sanitarios. Pero también para tratar de salvar el mayor número de vidas posibles, sobre todo, en las residencias de ancianos, donde el virus ha causado estragos. En estas instalaciones con personas especialmente sensibles se hicieron casi la mitad, 5.300 desinfecciones.
Los militares españoles han realizado 4.800 actuaciones de apoyo en instalaciones sanitarias, entre hospitales, centros de salud y centros sociales. Quizá las más llamativas fueron las del apoyo en el montaje y dotación de material para los grandes hospitales de campaña que se montaron en IFEMA en Madrid y en la Fira de Barcelona. Pero éstos no fueron los únicos. No en vano, las Fuerzas Armadas han montado un total de 20 hospitales de campaña durante la crisis sanitaria.
Las cifras recopiladas por el Ministerio de Defensa también indican que los aviones del Ejército del Aire han realizado 70 vuelos de apoyo logístico, muchos de ellos para traer material sanitario desde China y desde otros países de la OTAN que respondieron a la petición de ayuda española. En total, se han transportado 160 toneladas de material que han sido vitales para que la incidencia del virus sobre la población no haya sido mucho mayor.
En la realización de estas tareas se han implicado, según el departamento de Margarita Robles, un total de 187.000 efectivos. Aunque esta cifra no hay que cogerla tal cual, ya que no se refiere a que ese sea el número de militares diferentes que han participado en estas tareas, sino que se refiere al número de jornadas de trabajo militares. Es decir, un mismo militar ha podido desarrollar casi tantas jornadas de trabajo como días llevan desplegadas las FAS en la lucha contra esta pandemia.
Un trabajo tremendamente duro. Tuvieron que lidiar con morgues provisionales (como la del Palacio de Hielo en Madrid) y llegaron a encontrar cadáveres en residencias de ancianos. Es por ello que cerca de 2.200 militares han tenido que recibir ayuda psicológica tras el trabajo que han realizado durante estos meses. Son efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire. Todos ellos implicados en la operación Balmis.
Y es que Balmis ha sido el nombre que el Estado Mayor de la Defensa (EMAD) ha puesto ha estado operación en suelo nacional contra el coronavirus. La mayor desarrollada por las Fuerzas Armadas desde el regreso de la democracia a nuestro país hace más de 40 años. Se trata de un homenaje a Francisco Javier Balmis, el médico militar que encabezó en el siglo XVIII una campaña de vacunación de la viruela por toda la América española.