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Vox y Podemos se enfrentan por el "voto obrero"

La propuesta de los de Iglesias de una gran regularización de inmigrantes provoca un intenso cuerpo a cuerpo entre ambos partidos.

La propuesta de los de Iglesias de una gran regularización de inmigrantes provoca un intenso cuerpo a cuerpo entre ambos partidos.
Pablo Iglesias y Santiago Abascal, durante un pleno del Congreso. | EFE

Vox y Podemos han entrado, por primera vez, en el cuerpo a cuerpo a cuenta del llamado "voto obrero". La evolución de los de Santiago Abascal hacia posiciones menos liberales, en línea con algunos de sus correligionarios europeos, como el Frente Nacional de Marine Le Pen o el primer ministro de Hungría Viktor Orbán (que se ha reunido con el líder de Vox, aunque formalmente sigue bajo la disciplina del grupo popular europeo) les situaría en disposición de disputarle parte de su electorado a la izquierda.

Es una posibilidad que desde hace tiempo se viene maliciando Pablo Iglesias, quien así lo ha expresado en público, antes incluso de llegar al Gobierno el pasado enero. "Puede ocurrir que poco a poco vayan aprendiendo que se puede disputar también el voto de la frustración en los barrios más modestos de nuestro país y que el discurso de la soberanía puede funcionar" alertó el líder de Podemos en noviembre de 2019, días después de las elecciones generales, en una charla con estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid.

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El vicepresidente político de Vox, Jorge Buxadé. | David Alonso Rincón.

La incoherencia entre las ideas que promulga Podemos y los actos de sus líderes, como la adquisición del chalé de Galapagar —un hecho que provocó en su día fuertes críticas internas ante lo que algunos dirigentes morados consideraban, incluso, una "desviación pequeño burguesa"— viene situando al partido en clara desventaja a la hora de convertirse en referente de esa clase obrera a la que ambas formaciones apelan para lograr su voto.

La propuesta lanzada este miércoles por Pablo Echenique para legalizar a todos los inmigrantes irregulares que estuvieran en territorio español durante el estado de alarma, alrededor de 600.000, y nacionalizar a los que hayan desempeñado labores esenciales para combatir la pandemia, ha sido el detonante del enfrentamiento directo con Vox.

Del "estercolero multicultural" al "racismo"

Ambos partidos se han lanzado duras acusaciones en una lucha por ver quién se preocupa más de los trabajadores y qué propuestas afrontan mejor sus "problemas reales". Los de Abascal iniciaban la disputa, a través de las redes sociales, al asegurar que "la izquierda siempre ha maltratado a los trabajadores españoles. Primero los utilizó para su lucha de clases. Luego pretendió manipularlos con su agenda progre".

Ahora, en plena crisis, dan prioridad a las víctimas del tráfico de personas para tener nuevos siervos ideológicos", en referencia a su propuesta. Podemos cita las regularizaciones masivas realizadas en su día por los presidentes José Luis Rodríguez Zapatero y José María Aznar y plantea dar la nacionalidad por "carta de naturaleza" un procedimiento extraordinario, a aquellos extranjeros que trabajasen durante la crisis del coronavirus en los servicios que el propio decreto de alarma consideró "esenciales".

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El portavoz parlamentario de Podemos, Pablo Echenique. | EFE

Pablo Echenique respondía rápidamente en Twitter al mensaje de Vox, presumiendo de haber logrado subir el Salario Mínimo Interprofesional a 950 euros y eliminar la baja médica como causa objetiva de despido. "Con vuestra oposición, por supuesto", les reprochaba el portavoz del partido morado. "Lo de los trabajadores no cuela. Está claro que no los defendéis. No os gusta nuestra medida por puro racismo", remataba.

A continuación, entraba directamente a responderle el vicepresidente político de Vox, Jorge Buxadé, que aprovechaba para recordar las duras palabras que lanzó Echenique contra la diputada Rocío de Meer, al poner en duda que hubiera sido agredida con una piedra durante un acto de la campaña vasca en Sestao. "Hasta que no pidas perdón a De Meer, mejor que calles. Vil. Miserable. Mentiroso. Canalla. Cuando hayas pedido perdón, hablamos de cómo demoléis la nación a costa de los trabajadores y clases medias españolas favoreciendo la inmigración ilegal, la ocupación ilegal y la violencia", escribía.

De nuevo, el portavoz morado volvía a escribir y negaba el "efecto llamada" de su propuesta asegurando que se refiere "sólo" a personas que ya estuvieran en España durante el estado de alarma. "Pero eso le da igual al portavoz de Vox. Ni se la ha leído. Los bulos racistas no se contrastan nunca", concluía.

A través de la cuenta oficial del partido, los de Abascal embestían de nuevo asegurando que los de Podemos "agreden a los obreros destruyendo su empleo y encadenándolos a una renta mínima de por vida. Y destruís sus barrios convirtiéndolos en estercoleros multiculturales obligándoles a sufrir robos, agresiones, violaciones y okupaciones. No los defendéis, vosotros maltratáis".

Echenique continuaba: "Estercoleros multiculturales. Lo bueno del racismo desbocado es que se les ve venir de lejos. Nosotros defendemos la dignidad de las personas migrantes que han venido a trabajar a España huyendo del hambre y de la guerra. Vox les llama estiércol". A lo que añadía después que seguirán trabajando para que su propuesta salga adelante, "aunque Vox eche espuma racista por la boca".

El último mensaje lo escribía Vox en su cuenta oficial presumiendo de poner en marcha un sindicato nacional "para defender los intereses de los trabajadores españoles". "Otros hacen tu barrio irreconocible y efectos llamada. Patriotismo vs globalismo", concluían su mensaje.

Curiosamente la idea de crear un sindicato también estuvo en los años iniciales de Podemos, aunque no prosperó.

El ejemplo del cinturón industrial de Madrid

El tiempo dirá hasta qué punto este debate entre Vox y Podemos tiene incidencia política. A diferencia de lo que ocurre en otras latitudes como Francia, donde el histórico Partido Socialista se ha hundido y el presidente Emmanuel Macron, Le Pen y Los Verdes, tras su reciente éxito en las elecciones municipales, se perfilan como los actores políticos relevantes en el futuro inmediato, en España el viejo bipartidismo, aun sin ser el que fue, mantiene su hegemonía.

En el ámbito de la izquierda, el PSOE es una de las formaciones socialdemócratas más exitosas de todo el continente, algo que sigue basando en su importante penetración en las zonas más obreras.

Si tomamos como ejemplo la Comunidad de Madrid, los socialistas ganaron las autonómicas de 2019 (aunque la izquierda no tuvo mayoría para gobernar) con el 27% de los votos, un porcentaje que se elevó muy por encima del 30% en las cuatro grandes ciudades del cinturón industrial del sur: Móstoles (32%), Leganés (34%), Getafe (33%) y Fuenlabrada (38%).

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