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Adif, tras tirar dos vagones viejos al río Sil: "No hay peligro de contaminación, estaban vacíos"

La vicepresidenta de Transición Ecológica lo califica de "descabellado" y pide que se saquen los restos del río. Ábalos promete una investigación.

Si no sabes qué hacer con unos vagones descarrilados, mándalos al fondo de un río. Éso han debido pensar los principales responsables de Adif, la empresa pública que es responsable de administrar las infraestructuras ferroviarias en nuestro país. La máxima responsable de la misma es Isabel Pardo de Vera, una socialista de pro, hermana de Ana Pardo de Vera, hasta hace unos meses directora de Público y en la actualidad directora Corporativa y de Relaciones Institucionales del mismo diario.

Y es que Adif se ha deshecho de varios vagones descarrilados de un tren de mercancías tirándolos al río Sil, el principal afluente del río Miño, el más grande de los que recorre la geografía gallega. Las imágenes de los hechos hablan por sí solas. Los operarios de Adif empujan con ayuda de una grúa los vagones pendiente abajo hasta dejarlos en el cauce de este río en el concejo de Carballeda de Valdeorras, en Orense.

El pasado martes un tren descarriló poco antes de la estación de Sobraledo. Cuatro vagones quedaron descarrilados, mientras que el resto pudieron ser desplazados por mantenerse sobre los carriles. Ante la complicación de los trabajos de extracción y ante la necesidad de reabrir el tráfico ferroviario cuanto antes, se optó por desechar dos de los vagones arrojándolos hasta el río Sil para recogerlos más tarde río abajo.

Adif comunicó este plan el domingo a la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, que dio la negativa por respuesta, según informa La Voz de Galicia. Es decir, que el organismo de Pardo de Vera no contaba con autorización para empujar los vagones ladera abajo. El primero detuvo su caída entre el cauce y la orilla y el otro quedó en medio de la ladera, donde siguen desde entonces. Los vagones arrastraron decenas de árboles en el camino.

Ante el escándalo, el ministro José Luis Ábalos ha anunciado la apertura de una investigación para depurar depurar responsabilidades y ha dado la orden de retirar los restos. "Ahora es prioritaria la restauración de la zona y la ejecución de las medidas compensatorias necesarias", ha dicho. Hay que recordar que Adif depende del Ministerio de Transportes y Movilidad y que fue el propio ministro Ábalos quien nombró a Isabel Pardo de Vera para dirigir la empresa pública.

Este hecho ha provocado un enfado monumental en el Ministerio de Transición Ecológica. La titular de la cartera, Teresa Ribera, a la sazón vicepresidenta cuarta del Gobierno, ha calificado el suceso de "descabellado" y ha pedido que se retiren los vagones del río.

Pero casi más llamativo que la ya de por si rocambolesca historia de los vagones del Sil, es la explicación que ha dado Adif en su web:

"Los vagones descarrilados no contenían ninguna mercancía, por lo que no hay riesgo de contaminación ni vertido".

Y llama la atención más si cabe, a la luz del mensaje que tiene fijado el ministerio de Transición Ecológica en su cuenta de Twitter: "el abandono de basura en la naturaleza afecta a flora y fauna"

Salvando las distancias, el suceso recuerda al de aquel empleado de una empresa de gestión de residuos que desechó una nevera arrojándola por un barranco. Fue despedido y tuvo que pagar 45.000 euros de multa por un delito medioambiental. Eso sí, no alegó que la nevera estaba vacía y que, por tanto, no había riesgo de contaminación.

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