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Pablo Iglesias está "desquiciado"; se plantea "dejar el Gobierno y recuperar la calle"

En medio del desbarajuste con la covid y las vacunas, reaparece Pablo Iglesias para animar el cotarro.

En medio del desbarajuste con la covid y las vacunas, reaparece Pablo Iglesias para animar el cotarro.
Pablo Iglesias en una comparecencia reciente. | EFE

El Mundo

"El Gobierno se prepara para "seis meses muy duros" de crisis económica". ¿El Gobierno se prepara? ¡Oh dios!, pies para qué os quiero.

El periódico que dirige Francisco Rosell está hoy muy volcado en Pablo Iglesias tras su retorno triunfal en La Sexta. En sus primeras palabras, tras las largas vacaciones viendo pelis mientras el virus se desmadraba y la gente se quedaba atrapada en la nieve, dijo que Puchi es un exiliado como los republicanos. Y se armó el belén.

"Los republicanos tuvieron que huir de España porque la causa del golpismo había triunfado, mientras que Puigdemont huyó porque su golpe contra la legalidad constitucional fracasó frente al Estado. Da un poco de vergüenza tener que recordarle esto a un autoproclamado luchador antifranquista —con algunas décadas de retraso— que defiende a Puigdemont por razones tácticas y también porque es incapaz de superar el complejo de inferioridad hispanófobo de la izquierda española entregada al nacionalismo más reaccionario y divisivo", dice Rosell.

Rafa Latorre cree que lo que le pasa al moñas es que "las series son su educación a secas y de ahí todas esas referencias sesgadas, oportunistas y de segunda mano que el vicepresidente recita con ridícula arrogancia. Durante su entrevista en La Sexta se produjeron dos fugas que permiten atisbar, con cierto pavor, lo que se aloja bajo su moño. La primera es el primoroso pleonasmo de la democracia limitada, que los que saben apreciarla llaman sencillamente democracia. La segunda fue la mayor difamación que jamás se ha vertido sobre los exiliados del franquismo, a quienes asimiló a un xenófobo malversador. Lo que urge es una miniserie".

Y para Leyre Iglesias, el podemita es "un totalitario con seguidores, sean estos fanáticos, cínicos o imbéciles, es un grave cáncer social que sólo avanza hacia la metástasis. Y ha llegado a la Moncloa". Te echaban de menos los columnistas, Pablo, hay que admitir que nadie les pone como tú. A algunos nos pasa que este tío ya nos aburre y no estamos dispuestos a someternos al martirio de tragarnos sus entrevistas sin una orden expresa y por causas de fuerza mayor.

El País

"La tercera ola se desboca en plena bronca sobre las medidas". Así que "Illa se abre a adelantar el toque de queda", eso sí, si todos se portan bien y agachan la cabecita. "El gobierno quiere evitar un debate bronco", vamos, que ni media crítica u os vais a enterar de quién manda aquí. "En Sanidad creen que las autonomías, incluso sin adelantar el toque de queda, tienen aún mucho margen, porque pueden cerrar comercios, bares y restaurantes cuando quieran, lo que limitaría el movimiento sin necesidad de retocar el estado de alarma. Pero tienen que asumir el coste de esa decisión, muy polémica entre comerciantes y hosteleros". Jo, qué cara.

Enrique Gil Calvo se pregunta "¿qué está pasando?" para que las administraciones públicas no den una. "Si los técnicos estatales han fallado contra Filomena, igual que lo hacen en las vacunas y contra la covid, no es por mediocridad o incompetencia sino porque están bloqueados a causa de otra epidemia que nos afecta a todos, pero que ellos sufren con especial virulencia: una pandemia de sectaria politización que lo contamina todo y que va a más porque no tiene cura ni tampoco vacuna". Bueno, a algunos como a Fernando Simón se les ve que lo hacen con sumo gusto.

ABC

"Cerco autonómico al estado de alarma de Illa". La rebelión de los barones. Isabel San Sebastián define el esperpento de Illa con Castilla y León.

"Dos formidables maquinarias burocráticas pagadas por el contribuyente, quién sabe cuántos sesudos funcionarios públicos, incluidos jueces, abogados del Estado y demás personal implicado en la batalla, dedicando todos sus desvelos a volver locos a los administrados respecto de la hora a la cual han de encerrarse en sus casas; si son las ocho o las diez. Y mientras tanto, millares de españoles enfermando cada día, otros tantos ingresando en hospitales cada vez más saturados, centenares muriendo y millones abocados a la quiebra de sus negocios, de sus ilusiones, de sus proyectos de vida, del futuro de sus hijos". Para correrlos a gorrazos.

Ignacio Ruiz Quintano explica la importancia vital entre encerrarse en casa a una hora u otra. "¿A las nueve gamberrea 'la coviz', pero a las siete, no? Sí, porque, para la ciencia, 'la coviz' habita en el murciélago, que es un noctívago y se descuelga del techo a la hora de los telediarios". Mira tú, no lo habíamos pensado.

Ignacio Camacho opta por evitar el confinamiento y aplicar "cuarentenas limitadas por comarcas o municipios con medidas de restricción de movilidad en espacios y horarios específicos", pero que al Gobierno no le da la real gana y ni se inmuta mientras "se está muriendo gente a chorros en medio de una perturbadora sensación de despropósito, de caos, de anomia, de abandono". Sálvese quién pueda.

Pero Guy Sorman apuesta por el confinamiento total. "Solo la erradicación del virus conllevará un regreso a la normalidad, por lo que los gobiernos deberían dedicarse a erradicarlo y a nada más. Estamos en guerra y en tiempo de guerra solo hacemos la guerra. Una guerra que la ciencia occidental podría ganar en unos meses: las vacunas están ahí, son efectivas si se administran".

Cree Sorman que la pandemia está acabando con Occidente, que nos vemos impotentes para combatirla. "La depresión psíquica está corroyendo a todo Occidente; el aumento del consumo de alcohol y de la violencia doméstica son solo algunos signos de esta depresión". "¿Significa esto que Occidente se está derrumbando ante nuestros ojos sin más destino que la desesperación y la dependencia de China? Es posible, pero no es seguro, porque Occidente tiene dos armas a su disposición: la verdad y la ciencia". ¿La verdad? Pues entonces que España pierda toda esperanza. Nos gobierna un embustero patológico cuya guerra es precisamente contra la verdad.

La Razón

"SOS autonómico: hay que confinar antes de una semana". Otro editorial dedicado a atizar a Illa, que no es que no se lo merezca, se lo gana a pulso, pero es un poco repetitivo.

"Si algo ha caracterizado la gestión de Salvador Illa, y del presidente, claro, ha sido la obstinada determinación por imponer más que acordar, por incordiar más que por colaborar y por boicotear más que por aportar, al menos en el caso de las regiones dirigidas por el Partido Popular".

"La movilización de las comunidades de todos los signos políticos para exigir instrumentos y cobertura legal es otro síntoma de la desgobernanza de Sánchez, Iglesias e Illa. Pedir una rectificación parece ya tan obligado como inútil".

Abel Hernández nos distrae hablando de Pablo Iglesias. Dice que lo vio chungo el otro día en La Sexta, como de bajón. "Su confesión desvela un personaje cargado de frustración. Se muestra abiertamente insatisfecho". ¿Insatisfecho? ¿Pero este tronco qué quiere? Un tío que sale de la nada, ganando modesto y en pocos años se compra una mansión, con cuatro votos se coloca en el Gobierno, mete a su parienta y a sus parientes, tiene un ejército de criados a sus órdenes y cada vez que habla tiembla el misterio.

Pues oye, el niño no tiene bastante. "Se resiste a ser parte del sistema, pero está metido en él de hoz y coz. Como agitador ideológico, ha perdido crédito y pierde apoyo. Sus provocaciones revelan su desquiciamiento, su desconcierto". Bueno, desquiciado ha estado siempre.

"Pablo Iglesias está dándole vueltas a la idea, no tan descabellada, de dejar el Gobierno y recuperar el poder de la calle". No te lo crees ni tú, Abel. Ahora, si se siente insatisfecho y frustrado, aburrido vamos, la que tiene que preocuparse es Irene.

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