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Sánchez e Illa fantasean con un gobierno en solitario del PSC sin necesidad de un tripartito con ERC

El CIS confirma sus sondeos propios y abre las opciones. "Gobierno en solitario", dicen en Moncloa descartando un tripartito, de momento.

El CIS confirma sus sondeos propios y abre las opciones. "Gobierno en solitario", dicen en Moncloa descartando un tripartito, de momento.
EFE

Nadie sabrá que llegó antes, si el huevo o la gallina, si los sondeos propios socialistas o el barómetro preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que utilizó el PSOE en su propio beneficio para sondear la idoneidad de su candidato a la Generalitat, y cuyos pronósticos coinciden sospechosamente con los de sus encuestas internas. Pero la cuestión es que el efecto Illa existe y le encumbra hasta la presidencia de la Generalitat con una diferencia de más de 3 puntos y hasta cinco escaños en la parte alta de la horquilla, que se quedaría en un empate técnico PSC-ERC, en el más ajustado de sus vaticinios si aplicamos el margen de error de la encuesta.

Sea como fuere, los socialistas no se sitúan ya en el escenario de que Illa quede en segunda posición. Envalentonados por los augurios demoscópicos que no suelen comentar cuando no les son propicios, los estrategas de Moncloa descuentan las predicciones de las encuestas coincidentes del CIS, sus sondeos propios y otras dos de institutos privados: la encuesta de Gad3 para el diario ABC que le concedía al PSC entre 29-32 escaños; y la de GESOP, entre 34-35. Una victoria "realista", que "no están inflando" y que confían que se mantendrá hasta el 14 de febrero, fecha en que prevén que se celebren finalmente las elecciones en Cataluña.

¿Habrá tripartito o acuerdo con Cs?

Y esto abriría el paso a los posibles escenarios para la conformación del próximo gobierno catalán. Fuentes gubernamentales consultadas por Libertad Digital son explícitas al respecto: el escenario deseado es la conformación de un gobierno en solitario de Salvador Illa, apoyado desde fuera por varios partidos, en base al juego de "geometría variable" en el que se apoyó Pedro Sánchez para superar la moción de censura y la investidura posterior.

En primer lugar, lo que descartan en el Gobierno es que el candidato/ministro se haga "un Arrimadas", es decir, Illa se presentaría a la investidura en cualquier caso aunque no tuviera los números necesarios para ser investido y forzando a los grupos políticos a retratarse. "¿No apoyará el PP a Illa para evitar un gobierno independentista?", se preguntan las fuentes consultadas por Libertad Digital.

Pero la pregunta fundamental es si Illa cederá ante la formación de un tripartito de izquierdas con ERC y Podemos o virará al centro en la conformación de una alianza con Ciudadanos que siempre ha despreciado y que enfurecería a su socio de coalición. Las fuentes de Moncloa pulsadas por LD descartan la primera opción. "Un tripartito es muy complicado. No vamos a gobernar con los independentistas porque nos separan la independencia y los exiliados", que para el Gobierno son presos y que no utilizaría como moneda de cambio para la investidura. En Moncloa también descartan una alianza constitucionalista con el PP, y Cs, porque "no le interesa al PP" pero tampoco a un Gobierno que anhela el sorpasso de Vox al PP para enfilar a Pablo Casado. Por contra, no se cierran a un acuerdo con Ciudadanos "incluso entrando en el Gobierno", aunque ninguna de las opciones sumaría sin el voto a favor de ERC y En Comú-Podem, con los datos demoscópicos en la mano.

A Illa le sobra la campaña

"Lo iremos viendo", responden esquivando la cuestión a la espera de ver los resultados de las urnas con los que siguen soñando en Moncloa con un optimismo poco contenido: "A Illa le sobra la campaña, tiene que centrarse en no cometer errores". Y, para ello, cuanto menos tiempo pase y menos riesgo asuma, mejor. Le sobra el tiempo para que se desinfle su ajustada victoria en beneficio de su competidor directo, ERC; y le sobran responsabilidades en el Ministerio de Sanidad que "si todo va bien, abandonará la semana que viene", con el inicio de la campaña electoral.

De ahí el escapismo de Salvador Illa en su gestión de la pandemia y su rectificación sobre el adelanto del toque de queda de 22:00 a 20:00 horas, como le solicitaban este miércoles la inmensa mayoría de las CCAA. Illa se escapa del foco, no quiere protagonismo en el terreno sanitario para que el perfil bajo le permita borrar la mancha de la incompatibilidad de la candidatura y el ministerio que le han reprochado la unanimidad de sus adversarios electorales. Intenta pasar inadvertido para facilitar su transición al rol de candidato al que lleva dedicado desde hace más tiempo del que puede reconocer.

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