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Marlaska fulmina a un mando de la Guardia Civil que se vacunó con el JEMAD y pone contra las cuerdas a Robles

La relación entre los responsables de Interior y Defensa es mala. Con el cese de un mando prescindible se pone en jaque a un secretario de Estado.

La relación entre los responsables de Interior y Defensa es mala. Con el cese de un mando prescindible se pone en jaque a un secretario de Estado.
Grande-Marlaska en un acto con la Guardia Civil. | Cordon Press

La mala relación entre los responsables de los ministerios de Interior y Defensa es algo público y notorio. Sus roces a lo largo de los últimos años ha sido una constante que en demasiadas ocasiones han superado los muros ministeriales para saltar a la esfera pública. Este sábado, a cuenta de la polémica generada por la vacunación de la cúpula del Estado Mayor de la Defensa (EMAD), se ha conocido un nuevo movimiento de esta guerra subterránea.

El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, ordenó durante la tarde del viernes cesar de manera fulminante al teniente coronel de la Guardia Civil que actuaba como enlace con el EMAD y que había sido vacunado junto al Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general del Aire Miguel Ángel Villarroya, y otros miembros de la cúpula militar. Un cargo de la Benemérita que aparentemente no debería formar parte del plan de vacunación de las FAS.

Este movimiento pone en complicaciones a Margarita Robles, que nada más enterarse de la vacunación de la cúpula del EMAD encargó un informe detallado al propio JEMAD para que explicase cómo se estaba desarrollando el proceso en el seno del organismo y cuyo ministerio guarda silencio sobre la recepción o no de ese informe o sobre el contenido del mismo pese a las repetidas peticiones de los medios de comunicación durante este sábado por la mañana.

La jugada del Ministerio del Interior permite que, cesando a un alto mando de la Guardia Civil que no forma parte de la cúpula del cuerpo y que ocupa un puesto de libre designación que es fácilmente sustituible, se ponga a la ministra de Defensa es una situación complicada, abriendo las puertas de este modo a que quede obligada a destituir al JEMAD, máximo responsable operativo de las Fuerzas Armadas y con rango de secretario de Estado.

También desde Podemos están presionando para que se destituya al JEMAD. No en vano, la ministra de Defensa es la gran enemiga política de los miembros de la formación morada que se sientan en el Consejo de Ministros. Hay que recordar que desde que la coalición PSOE-Podemos llegó al Gobierno han sido frecuentes las polémicas entre Margarita Robles y Pablo Iglesias, por ejemplo.

El Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas tienen un plan de vacunación propio que no sigue los procesos del plan general que se está utilizando para el resto de la ciudadanía. En el caso del Estado Mayor de la Defensa, el protocolo es vacunar primero a los relevos de las misiones en el exterior, después al personal sanitario militar y, en tercer lugar, a los altos mandos del EMAD en función de su edad. En este última caso estarían el JEMAD y su cúpula.

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