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César Carballo, sobre Fernando Simón: "¿Quién puede confiar en una persona así? Es un desastre"

El médico adjunto de Urgencias del Ramón y Cajal revela a LD qué es lo que más le preocupa en estos momentos y qué vacuna cree que será la definitiva.

El médico adjunto de Urgencias del Ramón y Cajal revela a LD qué es lo que más le preocupa en estos momentos y qué vacuna cree que será la definitiva.
César Carballo | Libertad Digital

Desde que se desató la pandemia del coronavirus, César Carballo se ha convertido en uno de los médicos más mediáticos de nuestro país. Y lo cierto es que méritos no le faltan. El adjunto de Urgencias del Hospital Ramón y Cajal de Madrid no rehúye temas ni preguntas espinosas, habla claro y se ha mostrado tan crítico con el Gobierno como con las distintas comunidades autónomas con independencia de su color político.

Lamenta que el Ejecutivo eluda tomar el mando único y siga pensando "que esto es un juego", pero lo que más le remueve, eso sí, es que Fernando Simón siga siendo la voz de esta pandemia. "Yo le hubiera cesado hace mucho tiempo", asegura. Recuerda indignado todos sus vaivenes —"¿Quién puede confiar en una persona así?"—, y le sentencia en sólo tres palabras: "Es un desastre".

A lo largo de esta entrevista, Carballo —que además es vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES)— se muestra preocupado por la llegada de nuevas variantes, apuesta por un confinamiento duro de tres semanas y nos confiesa cuál cree que será la vacuna definitiva. Ya les adelantamos que, a su juicio, será una española.

Pregunta: En las últimas horas, han bajado los contagios, pero el número de fallecidos se ha disparado. ¿Qué está pasando? ¿En qué situación estamos en estos momentos?

Respuesta: Es algo comprensible, que también pasó en las olas anteriores. Los datos de fallecidos y de ucis son los últimos que se van a corregir. Esa disminución de contagios la veremos reflejada dentro de dos o tres semanas. Mientras tanto, vamos a seguir teniendo un número elevado de fallecidos.

P: Ya se está empezando a hablar de cuarta ola, aunque Fernando Simón dice que será de menor envergadura…

R: El problema es que no lo sabemos. No sé por qué dice eso si no tenemos datos. La vacunación no va a ser efectiva para la cuarta ola tampoco, así que no sé en qué se basa para decir que va a ser menor que la tercera. Claro que también decía que la segunda no era la segunda, que habíamos vencido al virus después de la segunda ola…

P: ¿Existe el sesgo ideológico en la comunidad científica?

R: Yo creo que no. Cada uno tiene sus ideas, pero no es un sesgo ideológico. En todo caso, haríamos bien creando una buena comisión de expertos como tienen casi todos los países europeos.

P: Expertos que además de ofrecer las cifras de contagios y fallecidos, también pudieran aclarar aquellas cosas que despiertan cierta confusión…

R: Efectivamente. En Alemania, por ejemplo, Christian Drosten sale y da explicaciones. El problema es que a nosotros se nos dijo que había un comité de expertos y luego era mentira, pero es que aquí todo vale y nadie dimite. Fernando Simón sale a diario a anunciar 500, 800, 900 muertos y ya está. Eso lo hace hasta mi hija, que tiene 8 años. Le damos un papelito y, como sabe leer, lo lee y punto. Pero es que para eso no necesitamos a un experto epidemiólogo ni a un director del CAES (Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias). Yo creo que un director del CAES está para otra cosa. Está para prevenir, no para decir que va a haber cuarta ola. Lo lógico sería decir qué vamos a hacer para intentar evitarla.

P: Deduzco de sus palabras que usted es partidario de cesar a Fernando Simón…

R: Yo le hubiera cesado hace mucho tiempo, no ahora. Hace mucho tiempo.

P: ¿Qué le parece que la ministra de Industria y Turismo hable ya de poder viajar en Semana Santa?

R: Yo creo que es que no saben a lo que nos enfrentamos. Creo que nadie se ha sentado con ellos a explicarles lo que es un virus ARN que se transmite por el aire. Piensan que esto es un juego, que son olitas que van y vienen, y después se acaban. Pero es que a lo mejor no se acaban. A lo mejor el virus muta, y muta a una forma mucho más temible, como estamos viendo.

P: En los últimos meses se ha constatado la existencia de una variante británica, otra sudafricana y otra brasileña. ¿Cuál o cuáles son las que más le preocupan?

R: La sudafricana y la brasileña, porque sabemos que ya evitan gran parte de la respuesta inmune y disminuyen claramente la eficacia de las vacunas. Es más, la sudafricana parece que directamente anula la vacuna de AstraZeneca. Según los datos que se acaban de publicar, su efectividad frente a esta variante apenas llega al 10%.

P: Estamos ante una vacuna ciertamente controvertida porque, además, su uso se ha limitado a menores de 55 años… ¿Qué opinión le merece?

R: Yo creo que hay que esperar un poco. Los resultados en mayores de 65 años llegarán. De momento, parece que la vacuna es buena y hay que inmunizar con ella, pero el problema es si la variante sudafricana se extiende en España y vemos que no nos protege. Es importante prepararse y ver si las nuevas variantes crecen y se hacen dominantes, porque eso podría indicar que las vacunas que tenemos han perdido mucha eficacia y que puede haber reinfecciones. Eso sería tremendo.

P: En cualquier caso, las compañías, entre ellas la propia AstraZeneca, ya han anunciado que trabajan en nuevas vacunas para adaptarse a todas estas variantes…

R: El problema es que se van a adaptar a las variantes que hay ahora, pero… ¿vamos a tener la suficiente capacidad de adaptación? Yo lo dudo mucho, porque ahora mismo tenemos la variante sudafricana, pero es que a lo mejor ya hay otra variante que está haciéndose dominante en otra parte del mundo. Yo creo que probablemente la vacuna de Enjuanes será la definitiva, la que acabe con todas las variantes, pero hay que esperar. Desgraciadamente, por invertir poco, hay que esperar demasiado.

P: Supongo que el hecho de que el proceso de vacunación vaya tan lento no ayuda…

R: Absolutamente. No es suficiente con que la vacuna esté y comprarla. Ahora hay que ponerla, y eso lleva un tiempo y requiere una logística.

P: ¿No le da la sensación de que se improvisa constantemente?

R: Ha sido como con todo. Pasó lo mismo con los colegios: el fin de semana de antes no se sabía muy bien qué íbamos a hacer. El problema es que el Gobierno no quiere coger el mando único, porque eso conlleva ciertas responsabilidades que no quiere tener, y cada una de las comunidades hace lo que le da la gana. Eso es un caos.

P: Ese mando único era una de las principales reivindicaciones que se plasmaban en la Estrategia integral que usted presentó junto a otros 37 científicos…

R: Efectivamente. Apostábamos porque se tomasen unas decisiones centralizadas avaladas por un grupo de expertos y que las comunidades consensuasen, pero aceptasen. La idea era que todos tuviésemos una misma política, porque este virus no distingue entre Cataluña, Extremadura o País Vasco.

P: El objetivo era evitar el confinamiento severo, pero creo que en estos momentos usted sí es partidario de volver a aplicar esta medida…

R: Ahora sí, pero porque no hemos hecho los deberes: ni atender a las aguas residuales, ni test masivos, ni rastreadores… Tener una incidencia acumulada de 1.700 casos por cada 100.000 habitantes como tienen algunas comunidades es de locos. Es muy triste, pero ahora mismo la única posibilidad que tenemos para resetear es hacer un confinamiento severo de tres semanas. Si no, en cuanto llegue la Semana Santa, la gente saldrá, se reunirá y volveremos a empeorar.

P: En ese escenario, ¿qué se debería hacer con los centros educativos?

R: Cerrarlos todos. Hay que cerrar todo lo que sea en interior, incluidos los colegios. No hay posibilidad de no cerrar. Son una fuente de contagio importante y hay que cerrarlos, por lo menos en este confinamiento inicial. A no ser que hagas test masivos cada cinco días, que sería otra posibilidad. Es verdad que los más pequeños no contagian igual que un adulto, pero lo compensan con una actividad frenética, porque se mueven, tocan todo… Evidentemente, a nivel respiratorio puede que no, pero a nivel de contacto, sí.

P: ¿Cree que sigue habiendo falta de concienciación? ¿Habría que enseñar más ataúdes?

R: Llevamos muchísimo tiempo con esta política de convivencia con el virus. Eso te lleva a estar en tensión permanente y no se puede mantener ese miedo colectivo durante tantos meses. Por eso es mejor ir a una política de supresión del virus, no de mitigación. Yo creo que los ataúdes se enseñaron lo suficiente. Todos vimos las imágenes del Palacio de Hielo. Echar la culpa a la gente es echar balones fuera. A la gente hay que darle directrices claras y no las ha habido. A las Navidades me remito. Habría que haber sido mucho más enérgico, pero eso exige coordinación y sacrificio político, porque hay que tomar decisiones muy impopulares.

P: Hablando de la falta de directrices claras… ¿Qué le han parecido las declaraciones del ministro de Consumo asegurando que no está avalado que las mascarillas FFP2 protejan más?

R: Debería informarse mejor y no decir esas cosas en público. Se ha equivocado y esperamos que rectifique. Ha sido una gran equivocación.

P: Sin embargo, no es un hecho aislado. Estas equivocaciones, como usted dice, han sido una constante a lo largo de la pandemia…

R: Por eso creo que los que tienen que abrir la boca son los científicos. Ese es el gran problema que ha habido en este país. Decir que las mascarillas no hacen falta, luego que los aerosoles no son fuente de contagio y luego que la variante británica no te preocupa es no tener ni idea. Es que no te has molestado ni siquiera en leerte la última evidencia científica que se ha publicado. ¿Quién puede confiar en una persona así? Es un desastre. Si hubiera habido un debate con un comité científico detrás, desde luego que esas declaraciones jamás se hubieran hecho.

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