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Las bases de la CUP y JxCat complican la investidura de Pere Aragonés, mandadero de Junqueras

Los militantes de las organizaciones que forman la CUP deciden este miércoles si validan el preacuerdo con ERC.

Los militantes de las organizaciones que forman la CUP deciden este miércoles si validan el preacuerdo con ERC.
Pere Aragonès, en una iimagen reciente. | Europa Press

La investidura de Pere Aragonès, el aspirante de ERC a la presidencia de la Generalidad, tiene visos de ir para largo. Junts per Catalunya (JxCat) no está por la labor de facilitar un acuerdo rápido y el apoyo de la CUP que se daba por seguro depende de lo que decidan este miércoles las asambleas de los militantes de las organizaciones que forman la CUP.

En JxCat exigen las competencias económicas del nuevo Govern, incluida la gestión de los fondos europeos de reconstrucción que el Gobierno destine a Cataluña, así como un papel protagonista del Consell per la República de Carles Puigdemont en el control del ejecutivo y la nueva hoja de ruta separatista.

No hay avances en esos puntos. Los partidos separatistas alegan la dificultad de las negociaciones, que tienen que pasar tanto por la prisión de Lledoners como por la mansión del prófugo en Waterloo. Aragonès, considerado por los dirigentes de Junts como un mero recadero de Junqueras, se resiste a ceder las competencias económicas. Está dispuesto a que la neoconvergente Elsa Artadi asuma la vicepresidencia económica, el mismo papel que tenía él en el gobierno de Quim Torra, pero pretende que un comisionado dependiente de presidencia asuma el control de los fondos europeos.

Tampoco hay acercamiento de posiciones sobre el papel del Consell per la República, un asunto que en realidad se refiere al papel de Puigdemont, quien aspira a un mayor control del proceso independentista y a más reconocimiento institucional. Pero es que a estos factores se une el proceso asambleario de la CUP para aprobar el preacuerdo suscrito con ERC. Existen serias dudas sobre el sentido del voto de los militantes de organizaciones como Poble Lliure, que forma parte del Consell de Puigdemont, Arran, las juventudes cuperas, y Endavant-OSAN (Organització Socialista d'Alliberament Nacional). Este miércoles están citados para abordar el documento por el que la CUP y ERC se comprometen a dar un margen de dos años a la mesa de diálogo con el Gobierno y a fomentar las condiciones para un nuevo referéndum a final de la legislatura si fracasa la negociación con el Estado.

Reticencias de los militantes

A las bases les chirría la renuncia a la confrontación, el voto de confianza temporal por la mesa con el Gobierno y la falta de concreción en el punto del referéndum. Tampoco consideran un gran avance crear una comisión parlamentaria para decidir el modelo policial y encuentran lagunas en los apartados sociales del preacuerdo relativos a la vivienda y la sanidad.

Hay un notable malestar en las bases con el liderazgo de Carles Riera y Dolors Sabater, a los que consideran demasiado blandos y muy próximos a las posiciones "liberales" de ERC. Ese ambiente podría derivar en un voto contrario al preacuerdo, decisión que no trascenderá hasta el jueves por la mañana. Las circunstancias conspiran para que Aragonès no sea elegido en primera vuelta en la sesión parlamentaria prevista para este viernes. El consuelo republicano es que Salvador Illa, el candidato socialista, lo tiene aún más complicado por la negativa de Podemos a apoyar que comparezca como aspirante a la presidencia.

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