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Crece el temor a un "estallido de violencia" alentado por la extrema izquierda

Un año esperando el remedio que nos saque de la ruina y la enfermedad y, ahora que lo tenemos, lo intentan destruir.

Un año esperando el remedio que nos saque de la ruina y la enfermedad y, ahora que lo tenemos, lo intentan destruir.
EFE

El Mundo

"El mundo fía la inmunización a Pfizer ante las dudas de AstraZeneca". Pero vamos a ver, todo Reino Unido se ha vacunado con AstraZeneca, igual que Gibraltar, y ahí los tienes, vivitos y coleando. Y lo mismo con Janssen en EEUU y que se sepa no están muriendo americanos a montones. Queremos la vacuna ya, la que sea. Las autoridades, todas, deben cesar la campaña del miedo a vacunarse. Son unos irresponsables.

Vacunas aparte, ayer apareció Sánchez por el Congreso. "Pedro Sánchez dibuja un panorama idílico de fondos y vacunas y descarta prorrogar el estado de alarma". Rafa Latorre lo llama sanchear. "El sancheo es un discurso inflado como un pez globo. Plan de recuperación, transformación y resiliencia. Una forma de revestir la nada de exuberancia", "el sancheo es un prodigio de la oratoria que se basa en el desprecio del que escucha". ¿Pero alguien escucha a Sánchez todavía? Es un disco rayado contando una y otra vez el cuento de la lechera.

Dice el editorial que "Pedro Sánchez exhibió ayer en el Congreso una caricatura de sí mismo. Ajeno a la profunda crisis sanitaria y económica que vive el país e indiferente a la situación agónica de miles de españoles, el presidente del Gobierno aprovechó sus intervenciones desde la Tribuna para hacer campaña electoral y dibujar un panorama idílico de la estrategia de vacunación y de una supuesta recuperación que llegará en 2022". Y mientras, su ministra de Sanidad anunciando la suspensión de las vacunas. De locos.

David Jiménez Torres rebate el supuesto trumpismo de Ayuso, uno de esos mantras que repite la izquierda a todas horas. Qué cansinos son. Dicen que "crispa" y "polariza", sin advertir que este criterio también colocaría a Lastra y Echenique en el monte Rushmore del trumpismo español". "Hace unos días Sánchez acusó sin pruebas a Madrid de falsear los datos de la pandemia. Cuando Simón lo desmintió, nadie en Moncloa se dio por enterado. ¿Cómo puntúa eso en la "relación con la verdad"? Quizá Gabilondo deba corregir esa actitud —esta sí perfectamente trumpista— según la cual las mentiras no son dañinas, no son reprobables, ni siquiera son mentiras, si las cuentan los tuyos". Si trumpismo es tener problemas con la verdad Sánchez se lleva la medalla de oro.

El País

"La UE fía a la vacuna Pfizer su estrategia de inmunización". Hasta que a alguien le dé un dolor de cabeza, se monte el pollo y la suspendan.

Dice Javier Sampedro que "detener la distribución de una vacuna anticovid transportable, asequible y eficaz en una sola dosis por un 0,0001% de trombos entre la población vacunada desafía la razón y hasta el sentido común". Y da un dato importante: de entre siete millones de vacunados en Estados Unidos sólo se han identificado seis casos.

Y sí, sí que hay alguien que escucha a Sánchez. El editorialista de El País, que dice que "el plan de recuperación, transformación y resiliencia es una gran oportunidad para modernizar la economía española", pero que falta diálogo. Y por supuesto, el problema es "el tono desmedido del PP, que ayer lo criticó todo pero nada propuso para mejorar el plan". Ay Casado, mira que has sido obediente, mira que has doblado la cerviz para que te hagan socio del club de los moderados y nada.

ABC

"Desplazados antidisturbios a Madrid para proteger los actos de Vox". Dice el editorial que "en previsión de que el clima de la campaña se encone con conflictos violentos en mítines de Vox o del PP a manos de organizaciones de extrema izquierda", Madrid se va a convertir en un estado policial.

"Se ha convertido en una penosa costumbre sectaria que cuando la izquierda prevé malos resultados en las urnas, sublime la crispación y se empeñe en adueñarse por la fuerza del discurso político provocando disturbios y convulsión". Y como gane Ayuso van a quemar Madrid, eso hay que tenerlo claro.

Dice Pablo Muñoz que "hasta no hace muchos años; en realidad, hasta que el independentismo catalán decidió romper las reglas de juego de forma unilateral y puso en marcha el procès, y desde el final de la Transición en España, la violencia política había quedado relegada, prácticamente, a la siniestra actividad de la banda terrorista ETA y sus satélites".

Podemos es en Madrid lo que los indepes en Cataluña, los de la bronca y la violencia continua. "En todas esas ocasiones hay dos elementos comunes: la víctima de los ataques (Vox), y la justificación de las agresiones por parte de un sector político –el independentismo vasco y catalán, en los dos primeros casos, y Unidas Podemos, en el tercero–, con discursos que sirven de aliento a los autores de los ataques". Y medios de comunicación como El País, que justifican la violencia desde sus columnas.

"Discursos como el de los líderes de Unidas Podemos tras los disturbios de Vallecas son la gasolina que necesita la extrema izquierda para reafirmarse y continuar con su estrategia violenta. Esta campaña va a ser muy dura y la chispa del odio puede prender en cualquier momento". La chispa del odio ya ha prendido, y no ha sido ahora.

"La Policía, observa con preocupación, y cierto cabreo, algunas actitudes. El ciudadano medio está harto, quemado por la pandemia, tiene serios problemas económicos y muy poca confianza en su futuro... Si a todo ello le inoculamos el virus del odio político, que nadie se extrañe luego de que se produzca una desgracia, y con ella un estallido de violencia". Y alentado desde el mismo Gobierno.

La Razón

El editorial critica el discurso vacío de Sánchez. "Es cierto que Pedro Sánchez no se presenta a las elecciones de la Comunidad de Madrid, por lo que nada le impide que utilice la tribuna del Consejo de Ministros o del Congreso para hacer campaña a favor de su partido. El presidente presenta un panorama ideal, pero incapaz de ver la realidad del país".

"Decir, como ayer apuntó Sánchez en el Congreso, que su plan de recuperación es el más ambicioso de nuestro país –sin duda, los 140.000 millones de ayudas lo avalan–sólo indica una euforia que esconde una evidencia: no puede entregar a la oposición 200 folios horas antes de presentar este plan. El sectarismo no es lo que necesita España en estos momentos. Hace falta el consenso de todos". El editorial es tan vacío como el discurso de Sánchez.

Hoy está la prensa muy ocupada con una República de hace 90 años. Mañana ya se les habrá pasado, espero.

José María Marco le estropea a Sánchez las alabanzas que hizo ayer sobre ese periodo de nuestra historia. Nada de lo que pasó "constituye un 'vínculo luminoso' con nuestro pasado. Más bien un agujero negro, que desembocó en una guerra civil y una dictadura de 40 años".

Y ahora, casi un siglo después, "han sido los propios socialistas, con la reintroducción del guerracivilismo en la vida española mediante la Ley de Memoria Histórica, los que han acelerado la situación en la que nos encontramos". En otra guerra civil con los adoquines como armas… de momento.

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