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El Gobierno impidió la mediación del Rey con Marruecos para resolver la crisis migratoria en Ceuta

Fuentes consultadas por LD explican que "La Casa Real se ofreció a actuar pero no le dejan" porque "no es su papel" resolver "una cuestión política".

Fuentes consultadas por LD explican que "La Casa Real se ofreció a actuar pero no le dejan" porque "no es su papel" resolver "una cuestión política".
Sánchez e Iglesias con Felipe VI en Zarzuela | @Casa Real

Muchos se preguntaban qué estaría maquinando Iván Redondo tras el fracaso de la moción de censura en Murcia y la posterior debacle socialista en Madrid para levantar cabeza. El nerviosismo por la errática estrategia del hasta ahora infalible jefe de gabinete de Pedro Sánchez, así como la constatación de un cambio de tendencia que ya pronostican todos los sondeos publicados, ha fructificado en la herramienta favorita de Moncloa: la propaganda.

Con los usos y costumbres gubernamentales, Pedro Sánchez ha vuelto a cambiar a los periodistas por los photocalls con membretes gubernamentales y las ruedas de prensa con preguntas por las comparecencias institucionales en la presentación de su Plan España 2050. Y lo volverá a hacer este sábado con la presentación de otro plan, Pueblos con Futuro, en una nueva cortina de humo para desviar la atención de la crisis de Ceuta, que acapararía las preguntas de los informadores si el Gobierno se prestara verdaderamente a informar.

Fuentes del Gobierno consultadas por Libertad Digital hablan de "éxito" y se felicitan por haber logrado desviar la atención con estas técnicas propagandísticas y tras una "semana horrible" por la crisis de Ceuta en la que el caos se instaló en el Ejecutivo con el fuego cruzado entre Interior, Exteriores, Defensa y Migraciones. El Gobierno ha hablado con tantas voces que se pudiera pensar en un coordinado reparto de papeles. Nada más lejos de la realidad. Es la primera vez que el Ejecutivo airea indisimuladamente sus discrepancias internas con la novedad añadida de que ésta vez provenían de las áreas socialistas y no de la órbita de Podemos en la coalición.

Como adelantó Libertad Digital este martes, el enfado del ministro del Interior Fernando Grande Marlaska con Arantxa González Laya radica en la recomendación hace más de un mes de no acoger al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, ya que "traería consecuencias". Según fuentes de Interior, se abrió paso la posición de Laya, "una diplomática que no sabe de política" provocando una "crisis sin precedentes" que ha tenido que gestionar Interior, no Exteriores.

Moncloa ha cerrado filas y niega a este periódico que se vaya a enviar a Ghali a Marruecos, donde pesa sobre él una requisitoria judicial y explican que "su situación es de una debilidad extrema" y "es muy probable que muera en España", lo cual permitirá, a juicio del Gobierno, que vuelva a España la embajadora de Marruecos llamada a consultas quien, antes de salir, anunció amenazadora que "los actos tienen consecuencias".

Fuentes del Ejecutivo sostienen que en ese momento se iniciaron los contactos diplomáticos "de alto nivel" pero sin alcanzar el más alto nivel. Es decir, Pedro Sánchez no ha mantenido personalmente contactos con Marruecos sino que se ha producido una interlocución internacional "a nivel de los secretarios de estado" con Marruecos, Argelia y EEUU. Con la nueva administración de Joe Biden no hay muchas esperanzas en el Gobierno de que de marcha atrás en el reconocimiento de la soberanía marroquí en el Sáhara.

Un conflicto saharaui que, precisamente, motivó el deterioro de las relaciones entre España y el régimen alauí cuando en noviembre de 2020 el entonces vicepresidente, Pablo Iglesias, pidió un referéndum en el Sáhara tras un encuentro en Bolivia con el canciller venezolano, Jorge Arreaza. La respuesta fue inmediata: Marruecos abrió la mano de los flujos migratorios hacia el puerto de Arguineguín en Gran Canaria y suspendió al mes siguiente la celebración de la Cumbre de Alto Nivel con Marruecos (RAN), prevista para el 17 de diciembre. Cumbre que se aplazó a febrero, supuestamente por la pandemia del Covid-19 y que hace unas semanas se pospuso finalmente sine die.

Desde entonces, las relaciones diplomáticas no han prosperado con el país vecino. Y la muestra de ello es la decisión de Exteriores con el líder del Polisario. Una cuestión de "derechos humanos" que es ampliamente criticada desde el interior del Gobierno, pero también por el entorno diplomático que preparó la cumbre suspendida y que tildan de "tiro en el pie" la "ingenuidad" de González Laya. Sin embargo, la guinda del pastel entraña una trascendencia aún mayor.

En el fragor de la crisis migratoria, con un goteo incesante de llegadas hasta superar los 6000 inmigrantes lanzados al mar en la costa de Ceuta, fuentes del Ejecutivo relatan a este periódico la recomendación que recibió el presidente del Gobierno de recurrir a la Jefatura del Estado, que es quien tradicionalmente se ha encargado de suavizar las tensiones con Marruecos. "Esto siempre lo ha resuelto el rey Emérito pero ahora en el ‘exilio’ no se puede tirar de él", explican con indignación desde Exteriores. El apriorismo de Moncloa es que "Felipe VI no es Juan Carlos I y no tiene ésas relaciones con Mohamed VI". Ni las tiene ni se le permite tenerlas.

Las fuentes gubernamentales consultadas confirman que "claro que ha habido conversaciones entre Zarzuela y Moncloa" pero para abrir un cauce de información y "en ningún caso, permitir una mediación". Una oferta que sí recibió el Gobierno del actual monarca: "La Casa Real ha trasladado su disponibilidad a actuar pero no le dejan", explican otras fuentes trasladando el malestar de una parte del Gobierno. Un bloqueo a la intervención del Jefe del Estado como mediador diplomático que rechazó el Gobierno con el argumento de que "el Rey no tiene ni debe tener ése papel". Algo que incluso rechazó públicamente la vicepresidenta, Carmen Calvo, porque se trata de "una cuestión política". La número dos del Gobierno marcó una línea roja en torno a Zarzuela mientras Moncloa transmitía que "el Rey sólo puede actuar si lo pide el Gobierno y no se lo vamos a pedir".

Pedro Sánchez impide a Felipe VI la resolución de un conflicto político que inició hace un año su socio de coalición mientras Podemos guarda ahora un elocuente silencio. Los mismos socios morados que hace un año acusaron a Felipe VI de romper la neutralidad política tras su veto en la entrega de despachos judiciales en Barcelona, callan ahora mientras Pedro Sánchez otorga. Sánchez cede ante los postulados de Podemos: veto al Rey y alfombra roja al Frente Polisario.

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