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Tomás Gimeno, un ser "narcisista, su política es la de la tierra quemada y tras él, el apocalipsis"

Tras hallar a Olivia, se busca en el mismo punto el cuerpo de su hermana y su padre. Los especialistas confían en zanjar el caso "este fin de semana".

Tras hallar a Olivia, se busca en el mismo punto el cuerpo de su hermana y su padre. Los especialistas confían en zanjar el caso "este fin de semana".
Cartel del padre y de las niñas asesinadas en Tenerife | Cordon Press

Equipado con sonar, radar y ayudado de un robot submarino, el buque Ángeles Alvariño no se ha movido de ese área, a apenas tres millas náuticas del puerto de Guímar, Tenerife. Es la zona cero, el lugar donde la noche del 27 de abril se perdió de forma súbita la señal del móvil de Tomás Gimeno, el padre de las menores. Muy cerca fue localizada al día siguiente, a la deriva, su pequeña embarcación de recreo. Y es ahí donde la Guardia Civil ha centrado la búsqueda. Un trabajo sin descanso, 24 horas al día, que el lunes dio sus primeros frutos cuando fue hallada en el fondo del mar, a 1.000 metros de profundidad, una botella de buceo atada a una funda nórdica, ambos objetos del padre. Muy cerca se encontraron este jueves dos bolsas de deporte negras, grandes, atadas con cinta aislante y unidas a un ancla de unos 5 kilos de peso. Dentro de una de ellas estaba el cuerpo de Olivia, la niña mayor, de 6 años, que ha podido ser ya identificada en el Anatómico Forense gracias a la huella dactilar. La otra bolsa donde se cree que iba Anna, estaba abierta y vacía.

Las tareas de búsqueda siguen adelante y lo harán probablemente durante varios días más, al menos hasta el próximo lunes, con la esperanza de localizar los otros dos cadáveres. Se espera también hallar el del padre de las menores. Un objetivo, que como explica el periodista Alfonso Egea, se antoja complicado en el caso de la pequeña Anna ya que "el barco está preparado para rastrear anclas, metales, pero no un cuerpo tan pequeño sin ninguna protección". Aún así, los especialistas se muestran confiados en poder zanjar el caso "este fin de semana, a lo más tardar el lunes, pero recuerdan que tampoco son súper héroes", apunta Egea.

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Olivia y Anna, las niñas asesinadas presuntamente por su padre

La noticia ha supuesto un tremendo mazazo para Beatriz, la madre de las niñas, que desde el primer momento ha mantenido la esperanza y la creencia de que todo eran pistas falsas dejadas por Tomás, que podría haber huido y estar oculto en algún lugar de Latinoamérica. Sin embargo los investigadores de la Guardia Civil tuvieron claro desde el primer momento que la principal hipótesis, la del filicidio, era la más lógica. Ahora las piezas del puzzle comienzan a encajar.

Gimeno, una persona "incapaz de querer a nadie"

Los expertos en perfilación criminal no tienen dudas, describen a Gimeno como una persona narcisista, egocéntrica, acostumbrada a ser el centro de atención que no supo aceptar la separación de su mujer, ni que ella hubiera rehecho su vida con un hombre mucho mayor. No quería que sus hijas estuvieran con él y por eso se las arrebató. Como explica Vicente Garrido, profesor de Criminología de la Universidad de Valencia, "cuando estos seres, incapaces de querer a nadie, se sienten agraviados utilizan la venganza de la manera más temible, su política es la de la tierra quemada y tras ellos, el apocalipsis". Un resultado trágico perfectamente planeado con la intención de causar el mayor daño posible, "planeado para cronificar la angustia de su ex pareja ocultando los cuerpos para que no fueran encontrados jamás. Algo muy pensado y muy elaborado", señala el criminólogo.

Es lo mismo que defiende la Guardia Civil. Sostienen que el 27 de abril, a las 17h, Tomás recogió a Olivia y a Anna para pasar la tarde con ellas. Estuvieron un tiempo en casa de los abuelos paternos, después se las llevó a su chalet en Candelaria donde se cree que las sedó con analgésicos, relajantes musculares que él tenía recetados por una lesión reciente, ya que en el lugar los perros de rastreo no hallaron evidencias biológicas, ni sangre de las niñas. A continuación las escondió en las bolsas y las llevó en su coche hasta el Puerto Deportivo donde tenía amarrada su pequeña embarcación de recreo. Las cámaras le grabaron sacando hasta seis pesados bultos del maletero y subiéndolos a la barca. A las 21:50h se hizo a la mar, momento en el que según las pesquisas arrojó los cadáveres lastrados al fondo del mar. Regresó a tierra sobre las 23:30h y fue interceptado por una patrulla que le sancionó por saltarse el toque de queda. Después Tomás se acercó a una gasolinera para comprar un cargador de móvil y regresó al muelle. Allí recargó su teléfono y volvió a hacerse a la mar por última vez. Eran las 00:30h del 28 de abril. Una hora después llamó a su ex mujer, una conversación de 20 minutos para decirle que no volvería a ver a las niñas. Mandó también mensajes de despedida a sus amigos y familiares para a continuación arrojarse por la borda lastrado con un cinturón de plomos de 8 kilos de peso.

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