El 14 de octubre de 2019 se hacía pública la sentencia del Tribunal Supremo sobre el golpe de Estado separatista y desde ese día un grupo de separatistas decidió cortar la Meridiana de Barcelona para mostrar su rechazo al fallo, exigir la puesta en libertad de los condenados y reclamar la independencia de Cataluña. Desde entonces, sólo el confinamiento estricto al principio de la pandemia por coronavirus, ha librado a los vecinos de la zona y a cientos de miles de catalanes que utilizan cada día esa vía para entrar y salir de Barcelona de sufrir los cortes separatistas, unas interrupciones del tráfico protegidas por los Mossos y la Guardia Urbana entre las siete y media de la tarde y las nueve y media de la noche.
A veces no llegan ni a la veintena de personas, pero la protección de los cuerpos policiales otorga a los separatistas una impunidad absoluta para cortar a placer la calle en horario de máximo tráfico tanto de entrada como de salida. Este verano, ya con los golpistas indultados, ha decaído un tanto la persistencia de este grupo de independentistas que se hace llamar "Meridiana Resisteix" (Meridiana Resiste). En agosto sólo hay cortes tres días a la semana, martes, jueves y viernes, pero los autodenominados "activistas" prometen volver a la carga de manera diaria a partir del próximo lunes, 30 de agosto, cuando el grueso de los saboteadores de la movilidad de cientos de miles de personas habrán regresado de sus lugares de veraneo.
Este viernes se cumplirán quinientos días de cortes desde aquel ya lejano 14 de octubre de 2019. Cada día se ven afectados unos cuatro mil vehículos de media y siete líneas de autobuses. La Guardia Urbana destina cuatro de las cinco patrullas del distrito de Sant Andreu a desviar el tráfico por las calles laterales. El coste diario para las arcas municipales es de casi 2.000 euros, por lo que la "broma" le ha costado ya al contribuyente barcelonés un millón de euros. Y eso sin contar con el despliegue de los Mossos d'Esquadra para velar por la seguridad de los independentistas y protegerlos de las eventuales iras de los conductores.
Sabotaje autorizado
Tanto el Ayuntamiento de Ada Colau como la Generalidad primero de Torra y ahora de Aragonès permiten el sabotaje diario con el argumento de que los cortes de tráfico se comunican regularmente por los convocantes a la consejería de Interior y son, por lo tanto, legales. Todas las iniciativas vecinales en contra de estos cortes de tráfico no han logrado el cese de las protestas separatistas. Se ha llegado a organizar un grupo, "Meridiana sin cortes", que realiza manifestaciones puntuales para protestar contra los separatistas, pero estos cuentan con el amparo de la Generalidad, de los partidos separatistas y de los comunes de Ada Colau.
Tampoco ayuda a normalizar la situación el que la Fiscalía de Cataluña concluyera en junio de este mismo año que autorizar los cortes no supone ningún delito y archivara la denuncia presentada por Ciudadanos. Una sesgada concepción del derecho a la manifestación avala los graves perjuicios que sufren cada día miles de trabajadores que intentan entrar o salir de Barcelona por la avenida Meridiana.
Los golpistas ya han sido puestos en libertad, como reclamaban los promotores de los cortes. El objetivo de la independencia se antoja un poco más difícil. La "resistencia" de los independentistas en la Meridiana es uno de los "legados" de aquellos días de octubre de 2017 en los que los independentistas cortaban carreteras, autopistas y todo lo que se les ponía por delante al grito de "els carrers seran sempre nostres" (las calles siempre serán nuestras).