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Torra arremete contra Aragonès y acusa a ERC y JxCat de hacer descarrilar el independentismo

El expresidente de la Generalidad asegura que el Estado no aceptará un referéndum de autodeterminación "ni en el 2030 ni en el 2080."

El expresidente de la Generalidad asegura que el Estado no aceptará un referéndum de autodeterminación "ni en el 2030 ni en el 2080."
Quim Torra y el presidente Aragonès en una imagen de archivo. | EFE

Quim Torra, el sucesor del prófugo Carles Puigdemont, ha reaparecido con el comienzo del curso político en Cataluña para desacreditar a Pere Aragonès, ahora presidente de la Generalidad y antes vicepresidente del Govern Torra, y arremeter contra los partidos independentistas.

Torra, que tuvo que abandonar la presidencia inhabilitado por colocar pancartas partidistas en el balcón del palacio de la Generalidad, no se distingue precisamente por su lealtad institucional y a pesar de que goza de todas las regalías como expresidente autonómico, pretende pasar por un referente intelectual del activismo separatista. Y en calidad de eso ha sido entrevistado por la radio de la Generalidad, Catalunya Ràdio. En su opinión, su sustituto, el republicano Pere Aragonès es culpable de haber abandonado la vía de la confrontación por la de la gestión y prueba de ello, asegura, "son los desmesurados elogios de Fomento del Trabajo y La Vanguardia" tras los primeros cien días del segundo de Oriol Junqueras como presidente.

Para Torra, la opción de gestionar frente a la de confrontar ha propiciado el "descarrilamiento del independentismo" También ha reprochado que el Govern y los partidos independentistas no concreten qué significa el "embate democrático" al que dicen que recurrirán en caso de fracaso de la mesa de diálogo. En opinión del expresidente, la mesa está condenada de antemano al fracaso porque "el Estado español nunca aceptará una amnistía ni un referéndum, ni en 2030 ni en 2080".

Críticas a la mesa

En cuanto a la composición de la mesa, Torra ha reconocido que tras la primera reunión que mantuvo con Sánchez se acordó que ya no haría falta la presencia de los presidentes.

Además y según Torra, no tiene sentido presionar para que acuda el presidente del Gobierno porque lo importante no es el quién sino lo que se acuerde en el encuentro. Torra, que goza de cierto predicamento entre los sectores más reaccionarios del independentismo aunque en su mandato se distinguió por no hacer nada de lo prometido, considera que el Gobierno aprovechará para introducir en la mesa el debate sobre la reforma de los delitos de sedición y rebelión que dice haber aparcado para mejor ocasión, cosa que servirá a las partes, ha vaticinado, para no hablar ni de la amnistía ni del referéndum.

Además, ha recomendado a los partidos independentistas y al gobierno autonómico que vuelvan a la estrategia de la confrontación para reflotar el separatismo.

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