El Congreso de los Diputados sigue a vueltas con la sesión de la pasada semana en la que el diputado de Vox José María Sánchez fue expulsado del hemiciclo por calificar de bruja a la parlamentaria socialista Laura Berja durante un debate sobre la reforma del Código Penal para penalizar como "acoso" los grupos informativos que se establecen frente a las clínicas para tratar de convencer a las embarazadas de que no interrumpan la gestación.
La protagonista este miércoles ha sido la presidenta de la Cámara Baja, Meritxel Batet, que ha pedido a los diputados más "respeto" y "educación" en sus intervenciones en el pleno para "dar ejemplo" a los ciudadanos, dejando "los insultos y las ofensas fuera" del Parlamento. "La dureza parlamentaria es perfectamente compatible con la buena educación, no tiene por qué derivar en ofensa", ha dicho.
Ha recordado que el Congreso de los Diputados debería ser un ejemplo de respeto para todos aquellos ciudadanos que siguen la actualidad, así como para "las nuevas generaciones que escuchan los debates parlamentarios". "Pero demasiadas veces y en demasiadas ocasiones en esta Cámara el uso de esa libertad de expresión ha sido utilizada de manera inadecuada, proyectando insultos y ofensas a personas e instituciones", ha lamentado.
"No voy a ser neutral en la defensa de este Parlamento, en la defensa de las instituciones de este país y en la defensa de la democracia porque creo que la sociedad española es lo que merece", ha concluido.
El mensaje ha ido claramente dirigido a los parlamentarios de Vox, sobre los que los partidos de la coalición de Gobierno (PSOE y Podemos) y sus socios independentistas echan toda la culpa por el ambiente de crispación que acompaña a muchos debates en el hemiciclo, con más de una palabra o término fuera de tono. Un mensaje que no había enviado cuando las palabras fuera de todo o los términos inapropiados han ido destinados a descalificar a Vox.