El enfado es unánime y, sobre todo, transversal. En ningún cuerpo policial del país ven con buenos ojos la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana que están negociando PSOE y Podemos en el Congreso de los Diputados junto a aliados parlamentarios como ERC y EH Bildu. Y más aún porque no conciben que una reforma de este tipo se pueda realizar sin contar con la opinión de los encargados en el día a día de la seguridad de todos los españoles.
Es por ello que miles de policías han salido este sábado a protestar por las calles del centro de Madrid. Desde la Puerta del Sol hasta el Ministerio del Interior, donde no sólo está el despacho del ministro, Fernando Grande Marlaska, sino también su vivienda oficial. Todo ello pese al severo frío y la constante amenaza de lluvia.
Los datos de los organizadores, como es habitual en estos casos, han sido contundentes. Cifran en más de 150.000 el número de manifestantes. La realidad es que ha sido muy numeroso el público asistente y que, además de los decenas de miles de agentes de todos los cuerpos, también ha acudido mucha sociedad civil, con ganas de mostrar su rechazo al Gobierno de Pedro Sánchez.
También se han dejado ver muchos políticos de la oposición de centro-derecha. Del PP han estado en algún momento José Luis Martínez Almeida o Isabel Díaz Ayuso. De Vox, Santiago Abascal, Macarena Olona o Espinosa de los Monteros. También Edmundo Bal o Miguel Gutiérrez de Ciudadanos.
Han estado presentes sindicatos y asociaciones profesionales de la Guardia Civil, Policía Nacional, Ertzaintza, Mossos d’Esquadra - de ellos sólo una pequeña asociación no representativa- Forales de Navarra, policías locales e, incluso, policías portuarios.
Una manifestación que, como otras organizadas por la plataforma Jusapol, ha contado con un importante componente festivo. Una cabeza de trailer decorada al más puro estilo estadounidense; pequeños camiones con pilas de altavoces en los que sonaban, entre consigna y consigna, grandes éxitos de la historia musical; botes de humo azules y verdes; además de grandes petardos que han ido dejando un inconfundible olor a pólvora en las calles.
No ha faltado, al paso de la marcha por la Plaza de la Lealtad, un emotivo homenaje a los caídos por España. Se ha dejado un ramo de flores en el monumento a los caídos, se ha guardado un minuto de silencio, terminando con los acordes de 'La muerte no es el final', que ha sonado a través de los altavoces traídos por la organización del acto.
Homenaje a los caídos por España durante la manifestación policial contra la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana. pic.twitter.com/d6FMfv2YgT
— Javier Arias Borque (@ariasborque) November 27, 2021
La consigna, más allá de los gritos pidiendo la dimisión de Marlaska, ha sido clara: las modificaciones legales que se quieren introducir sin contar con la opinión de los agentes de los cuerpos policiales convierten a los policías en las auténticas víctimas de la reforma legal.
Todos coinciden en que algunos de los puntos filtrados van a entorpecer gravemente el trabajo de los agentes y que la gran victoriosa va a ser la "inseguridad ciudadana". Se trata de cambios como el de no penalizar la distribución de imágenes de los agentes que son grabadas por terceros, el permiso para celebrar manifestaciones espontáneas sin comunicación previa o reducir las multas relacionadas con incidentes violentos en función de los ingresos del infractor.
También ven un problema la limitación del material antidisturbios que se puede emplear en caso de algaradas callejeras, el hecho de que tengan que devolver en menos de dos horas al punto inicial a una persona llevada a comisaría porque no lleva identificación, además de la desaparición del principio de veracidad de los agentes en los atestados que realizan, lo que creen que va a destruir lo poco que queda del principio de autoridad de los agentes.