Otro de los fracasos de la noche electoral en Castilla y León es el de Podemos: el partido se presentaba en estos comicios junto a Izquierda Unida por primera vez y el resultado ha sido nefasto: ha perdido uno de los dos procuradores que tenía, sin sacar provecho alguno de la bajada de casi cinco puntos registrada por el PSOE.
En concreto, Podemos sumó en 2019 un 4,99% de los votos con los que logró sus dos representes mientras que Izquierda Unida se quedó fuera con un 2,29% de los votos. En estos comicios, la alianza no les ha servido de nada: la marca Unidas Podemos obtiene un 5,09% de los votos, dos puntos menos, al tiempo que pierde un procurador.
En votos, el batacazo es más claro. El partido logra 61.000 votos. En 2019, Podemos en solitario obtuvo casi 69.000 mientras que IU logró 31.575.
En la campaña de Podemos se implicaron las ministras Ione Belarra e Irene Montero, Alberto Garzón e incluso Pablo Iglesias, que apareció en algunos mitines pese a haber dejado la política para ejercer de tertuliano. No ocurrió lo mismo con Yolanda Díaz: la campaña coincidió con las negociaciones y posterior aprobación con polémica de la reforma laboral y la ministra tuvo excusa para apenas dejarse ver en Castilla y León, en un intento de desmarcarse de un posible nuevo desastre para la marca Podemos mientras ella sigue forjando su "frente amplio". De hecho, su única aparición en la campaña fue en un pequeño pueblo de Valladolid el pasado jueves.
Mientras, a Podemos parece que puede haberlo restado, además del declive que está viviendo el partido en cada cita electoral, la polémica de las macrogranjas que azuzó Alberto Garzón y que en un principio llegaron a vender como una baza electoral.
Ante los medios, Pablo Fernández ha reconocido los malos resultados y ha anunciado una "reflexión serena y sosegada del porqué de este retroceso" en una desolada comparecencia junto a otros miembros del partido.