
La investigación de la muerte de Esther López, la joven encontrada en una cuneta de Traspinedo (Valladolid) el pasado 5 de febrero, vuelve a poner el foco en el último hombre que la vio con vida el día de su desaparición: su amigo Óscar, cuyo testimonio ha estado plagado de contradicciones desde el primer día.
El informe preliminar determinó que, casi con toda probabilidad, Esther había fallecido como consecuencia de un brutal atropello -intencionado o no- perpetrado por un todoterreno de color azul. Ahora, tras varias semanas de búsqueda por la zona, la Guardia Civil ha intervenido este miércoles el coche del joven, un Wolsvagen T-Roc de color gris, pero con unas dimensiones compatibles con la descripción que los investigadores habían hecho del vehículo que pudo atropellar a Esther.
Ya había sido inspeccionado
Óscar, que siempre ha estado en el punto de mira de los agentes, aseguró haberla dejado con vida en el cruce de la N-122. Tras encontrar el cuerpo de la joven, su coche fue inspeccionado pormenorizadamente. Sin embargo, los agentes no encontraron nada. Es más, se sorprendieron de lo impoluto que estaba el vehículo, lo que hizo sospechar que lo hubiera limpiado a conciencia. Él se justificó alegando que era un vehículo de renting prácticamente recién adquirido.
Fuentes de la investigación explican a Libertad Digital por qué se vuelve a inspeccionar ahora un coche en el que, en su día, no se encontró nada: entonces no se sabía que Esther había sido atropellada y, por tanto, únicamente se buscaron restos de sangre o ADN en el interior del vehículo y en zonas superficiales. Un golpe tan fuerte, sin embargo, puede haber dejado restos en partes de la estructura que tal vez puedan conservarlos a día de hoy.
En cualquier caso, la titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Valladolid ha decidido mantener el secreto de sumario hasta el final de las diligencias, por lo que la información oficial al respecto es nula. De hecho, no se descarta que muchos de los detalles que se pueden filtrar a la prensa puedan ser interesados con el fin de tender una trampa al asesino u homicida, ya que los investigadores siguen sin tener claro si el atropello fue accidental o intencionado.
El otro sospechoso
Hasta el momento, Óscar nunca ha sido detenido. El único que lo ha estado ha sido Ramón "El manitas", un pequeño traficante que vivía muy cerca de la zona en la que desapareció la joven y que reconoció que ésta había dormido en alguna ocasión en su casa, pero que juró y perjuró que hacía dos o tres meses que no la veía. La Audiencia de Valladolid sigue sin permitirle salir de España. Sin embargo, su entorno defiende su inocencia.
Su hermana María aseguró en El Confidencial que "hubo alguien que quiso meterle en el ajo" y, sin pronunciar su nombre, apuntó claramente a Óscar. Según su testimonio, Ramón no vio a Esther la noche de su desaparición y, al día siguiente, siguió con su rutina. "A primera hora, estaba en Valladolid con unas gestiones. Hasta me mandó un audio diciéndome que se había comprado una crema para quitarse las arrugas. Y yo le respondí que las cremas no las quitan. ¿Quién que acaba de matar a una mujer se pone a hablar de cremas tan tranquilo al día siguiente? Quizá si has matado a alguien lo que haces es no ir al trabajo al día siguiente o no abrir el negocio", sugería María. Según publicaron algunos medios, Óscar no fue a trabajar a su agencia de viajes el día después de la desaparición de Esther.
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