Las escenas del crimen son parecidas, ambos hombres coincidían en haber hecho grandes fortunas a la sombra de la administración de Putin y también en haberse alejado de las esferas de influencia más cercanas al líder ruso. Uno de ellos vivía en Lloret de Mar con su familia. Se trata de Serguéi Protosenya, que contaba 55 años. El miércoles los Mossos d'Esquadra encontraron su cadáver en su lujosa residencia. También hallaron el cuerpo sin vida de su mujer, de 53 años, y de su hija, de 16.
Las primeras hipótesis no parecían dejar lugar a muchas dudas. Protosenya se había vuelto loco, mató a su mujer y a su hija y en un rapto con retraso de lucidez, se ahorcó utilizando una cuerda colgada de una barandilla. En la escena, un hacha con restos de sangre. Casi un caso cerrado.
Sin embargo, algo no cuadraba. El mismo día y en Moscú, otro magnate de mediana edad, Vladislav Avayev, aparecía muerto en su casa junto a su mujer, de 47 años, y una hija de 13. El hombre tenía una pistola en la mano y todos los cuerpos presentaban heridas de bala. Otra vez el mismo caso. Y el mismo día.
Protosenya disponía de un patrimonio estimado en cuatrocientos millones de euros y había sido durante siete años vicepresidente de Novatek, gran empresa rusa dedicada al gas natural. Avayev, por su parte, había hecho carrera como funcionario y llegado a la vicepresidencia de Gazprombank, el banco ruso en el que Putin quiere que los países de la Unión Europea paguen en rublos "su" gas.
En el caso de la familia hallada muerta en Lloret de Mar, el Ministerio de Igualdad no ha dudado en contabilizar a la esposa e hija de Protosenya como víctimas. La primera, de un crimen "machista". Y la hija, de un feminicidio. Pero lo que parecía tan obvio a las pocas horas de descubiertos los cuerpos ya no lo es. Según los Mossos, algunos indicios apuntan a la posibilidad de que Serguéi Protosenya y su familia fueran asesinados y el autor o autores del crimen dispusieran la escena para intentar incriminar a una de las víctimas.
Las coincidencias con el crimen en la casa moscovita de Avayev y los perfiles parecidos de ambos empresarios han alimentado algunas vías de investigación diferentes a la del crimen familiar. Al parecer, en las ropas que llevaba puestas Protosenya no hay las manchas de sangre que serían las propias de haber asesinado a hachazos a su esposa e hija. En cambio, la casa y las estancias donde fueron asesinadas la mujer y su hija presentaban un aspecto dantesco. Tampoco había nota de suicido alguna.
Los Avayev pasaban gran parte del año en Lloret de Mar, donde estaban censados, aunque también tenían propiedades en el sur de Francia y viajaban a menudo entre España y Francia. Llevaban un alto tren de vida y reflejaban viajes, distracciones y asistencia a eventos en sus cuentas de las redes sociales.