La policía autonómica catalana da por cerrado el caso de la menor violada en Igualada (Barcelona) el pasado 1 de noviembre tras haber obtenido pruebas genéticas que implican al detenido la semana pasada, un individuo de 21 años con dos antecedentes por delitos sexuales y de nacionalidad boliviana. El jefe de los Mossos, el comisario Josep Maria Estela, ha sido el encargado de dar la noticia del hallazgo de ADN de la víctima en prendas del detenido requisadas durante el registro en la habitación que ocupaba en un piso del centro de Igualada.
Según Estela, que hizo las declaraciones en la emisora del conde de Godó, el juez instructor tiene elementos más que suficientes para mantener en prisión al detenido, que está sometido a vigilancia las 24 horas para evitar que se quite la vida. El jefe de los Mossos ha felicitado a la unidad contra los delitos fiscales, que logró tras una investigación de casi medio año dar con el culpable de la salvaje violación.
La víctima, una menor de 16 años, se dirigía sola hacia la estación de tren tras haber pasado la noche en una fiesta de Halloween en una discoteca de Igualada.
El violador le provocó tales daños que la menor ha requerido de cinco intervenciones quirúrgicas y padecerá secuelas físicas, además de las psicológicas, toda la vida. Tras la agresión sexual, el sujeto uso una barra de hierro con la que le provocó múltiples desgarros internos, le golpeó la cabeza y la dejó tirada, inconsciente y sin ropa. Un camionero halló a la menor horas después y la llevó a un hospital.
El violador actuó en una zona solitaria, un polígono industrial cuyas cámaras de seguridad dejan múltiples ángulos muertos. Además, el ataque fue de tal intensidad que la víctima no pudo aportar casi ningún detalle en los primeros días porque estaba en choque.
El detenido fue denunciado y echado de casa por su madre por haber abusado de una hermana menor.