El vigilante de turno de la estación de los "Ferrocarrils de la Generalitat" (FGC) de Igualada (Barcelona) se recupera en un hospital de las graves heridas que le ha provocado un individuo que le ha asestado dos puñaladas por la espalda, a la altura del corazón. No se teme por su vida, aunque el acuchillamiento podía haber sido letal, tal como evidencian las duras imágenes captadas por una cámara de seguridad de la instalación.
El agresor había sido expulsado del andén de la estación momentos antes por no tener billete, pero volvió sobre sus pasos para atacar por la espalda al vigilante, que en esos momentos hablaba con una trabajadora de los "Ferrocatas", como popularmente se conoce al servicio de trenes de la Generalidad catalana. El ataque se produjo sobre las dos del mediodía. La mujer llamó inmediatamente a la policía, una vez el guardia caía de rodillas al suelo, pero a la llegada de los Mossos d'Esquadra el criminal había logrado huir.
Representantes de los trabajadores del sector de la seguridad privada han denunciado reiteradamente el aumento de los delitos violentos en la red de transportes públicos de Cataluña y que se ven obligados a trabajar en unas condiciones de precariedad absoluta, sin personal ni medios para hacer frente a los delincuentes, cada vez más envalentonados y peligrosos.
En los últimos días, cámaras de seguridad han captado sucesos como el de una mujer que hirió de gravedad a un vigilante del Metro de Barcelona a golpes de porra o el de dos turistas borrachos pateando la cabeza de un guardia urbano de paisano de la misma ciudad que trataba de detener al delincuente que les había robado minutos antes.
Asociaciones y sindicatos de la seguridad privada denuncian que administraciones como el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalidad de Cataluña utilizan a las empresas del sector como proveedores de seguridad "low cost" frente a un aumento totalmente descontrolado de la inseguridad.