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"O Don Juan Carlos se pliega a la autoridad de su hijo o podría perder el título de Rey con carácter vitalicio"

Casi toda la prensa critica la exposición mediática de Don Juan Carlos pero no hablan de otra cosa.

Casi toda la prensa critica la exposición mediática de Don Juan Carlos pero no hablan de otra cosa.
Don Juan Carlos a su llegada a Zarzuela. | EFE

El Mundo

"Felipe VI expone a su padre el perjuicio que causa a la Corona". Vamos, que le cantó las cuarenta. Cuenta Marina Pina que fue un "encuentro tenso y largo". Lo que se dice una bronca de campeonato. "Felipe VI explicó a su padre el perjuicio causado a la Corona por todos los actos de Don Juan Carlos y lo que se ha sabido en estos dos años". En lugar de una visita modesta parecía una diva. Dicho esto, el padre se largó a Abu Dabi prometiendo volver.

Eduardo Alvarez es tremendamente duro con la visita del ex rey. "Lo mejor que puede decirse de la primera visita del Rey Juan Carlos a España es que, a Dios gracias, se ha terminado". "Don Juan Carlos ha echado un pulso a su hijo con este viaje". Pobre Felipe, vaya reinado que lleva. "Si no se plegara a la autoridad de su hijo, agrandaría una crisis en la institución que podría obligar al estudio de medidas tan duras como la retirada del título de Rey, con carácter vitalicio, que ostenta Don Juan Carlos y hasta la necesaria reforma legal para su apartamiento de la Familia Real", amenaza Álvarez. "Pero, ojalá, por el contrario, la visita ayer a Zarzuela sirva como punto de inflexión y quien tiene ganado un lugar de privilegio en la historia por sus indiscutibles servicios a la patria adopte con su hijo la misma posición con la que le honró su padre cuando, en la renuncia de sus derechos dinásticos, le prometió con lealtad: "¡Majestad, por España, todo por España, viva España, viva el Rey!"". La diferencia es que el padre nunca gozó de un reinado tan largo y de la inmunidad que ha tenido Juan Carlos.

Dice el editorial que "a nadie se le oculta que la Zarzuela habría preferido un viaje más prudente y menos mediático, si bien era previsible el revuelo que acompañaría a la vuelta de Don Juan Carlos y que resultaba en todo caso difícil de aminorar, dadas las circunstancias". Sobre todo si se pasea saludando a los periodistas y se va de regata. "Los sucesivos viajes del Rey padre a España han de regirse por un protocolo institucional regido por la prudencia y el decoro público, pues Don Juan Carlos nunca dejará de ser Rey, lo que significa que no puede comportarse como un particular". ¿No sería mejor que se quedara en Zarzuela encerradito durante las visitas a la familia?

Juan Carlos tiene que entender que "España padece el Gobierno más radical desde 1978. Nunca tantos activistas de un republicanismo agresivo y sectario habían gozado del poder que Sánchez les concede con sus alianzas y sus dependencias". Tienen más peligro que una piraña en el retrete.

Arcadi Espada dice que "lo único que tiene que hacer el Gobierno con Juan Carlos de Borbón es callar". "cuando por la boca pequeña de su portavoz se atreve a exigir explicaciones y perdón a De Borbón es inevitable recordar quién es este Gobierno y su calaña. Aún es hora de que alguno de sus miembros, empezando por el presidente, haya exigido explicaciones y perdón al grupo de criminales nacionalistas que en octubre de 2017 asaltó la democracia española. El Gobierno podría justificar en las explicaciones y el perdón su indulto y sus alianzas". Lo que se llama mezclar churras con merinas.

El País

El órgano de propaganda del régimen anuncia a bombo y platillo que "El Gobierno prepara una oferta de empleo récord de 45.000 plazas". ¿Estamos ya en campaña? Mientras, Bruselas , que tiene un cabreo sideral con Sánchez, "pide a España un ajuste fiscal por actualizar las pensiones".

"El Rey Emérito regresa a Abu Dabi sin ofrecer explicaciones". Lejos quedan los tiempos en los que el periódico de Pepa y Barroso ocultaba las tropelías de Juan Carlos.

"La Casa del Rey mantiene la opacidad sobre la visita de 11 horas de Juan Carlos I a La Zarzuela", dice Miguel González. Chico, pues a El Mundo se lo ha contado con pelos y señales, será que la Casa del Rey no se fía ni un pelo de El País. Es lo que tiene ser el periódico de cabecera de un gobierno ultraizquierdista que quiere cargarse la Constitución y la Monarquía.


Pepa Bueno explica que es que el juancarlismo del que hacía gala El País cuando Juan Carlos era rey es ahora un "anacronismo". "La visita privada del rey emérito a Felipe VI en La Zarzuela ayer culmina un desgraciado viaje de Juan Carlos I tanto a España como, en realidad, al pasado de un país que apenas existe ya. Su estancia de cuatro días en Sanxenxo ha buscado una espectacularidad y una sobreexposición mediática muy alejada de la discreción que La Zarzuela había pedido". Por tanto, deduce El País, el anuncio de que volverá en junio "tiene ya resonancias de desafío del padre al hijo. Retar la autoridad de Felipe VI como jefe de la Casa del Rey bordea la desobediencia de forma inconsecuente con los propios valores que Juan Carlos I y sus aplaudidores dicen defender". Pues tiene bastantes más aplaudidores que tu amo, Pepa.


Y los que fueron cómplices de Don Juan Carlos y ocultaron sus tejemanejes acusan ahora al PP de "desenfreno juancarlista" y "pleitesía" y "escora inevitablemente a la figura del rey emérito hacia las zonas más destempladas de la derecha española". Hay que tener más cara que espalda. De todos es conocido que Juan Carlos siempre se llevó mejor con la izquierda que con la derecha.

"El enrocamiento de su padre ha dejado a Felipe VI sin otro margen de maniobra que un gesto de autoridad que restituya la dignidad de su Casa ante unos ciudadanos perplejos por la sensación de ser tratados como menores de edad, teniendo en cuenta además que la seguridad del viaje para regatear corre por cuenta del erario público". Parece que El País con el encono del converso, trata de limpiar sus pecados de haber sido el principal cómplice y encubridor de las actuaciones del ex rey. Y por cierto, los perplejos son los periodistas y los tertulianos, la mayoría de los ciudadanos normales no entienden el destierro del que fue su rey.


ABC

"El Rey demanda prudencia a Don Juan Carlos". Para que ABC admita esto la bronca debió de ser de aúpa. Sin embargo, para ABC el viejo rey se ha comportado de forma ejemplar y ha seguido en todo momento las reglas que le impuso su hijo.

"Consciente de que su vuelta iba a ser muy mediática, Don Juan Carlos ciñó al ámbito privado sus días en Galicia. Tal y como expresó a su entorno más cercano, con su visita él perseguía un objetivo: normalizar su situación. Hacer ver que es un ciudadano como cualquier otro, que ya está jubilado y que tiene intención de pasar temporadas en su país. Otra de sus intenciones era no hacer ninguna declaración que en la Zarzuela pudieran reprocharle hoy, durante el encuentro con Felipe VI y posterior almuerzo familiar. De ahí que a su llegada el jueves a Vigo y a lo largo del día del viernes, saludó y realizó todo tipo de gestos para devolver el cariño y el afecto recibidos, pero en ningún momento dijo nada, más allá de un «estoy muy contento».

El sábado se extendió algo más al decir «mi vuelta a España está siendo muy buena, ya lo veis». Ya el domingo respondió con un «¿de qué?» cuando fue interpelado por un periodista sobre si iba a dar explicaciones, como piden desde el Gobierno".


El editorial se queja de que no hubiera foto de la reunión. "Más allá de que no fuese una reunión oficial, sino privada, como mantiene la Casa, si esa imagen se ahorró es porque cabe suponer que no todo se ha desarrollado durante estos días a la perfección deseada. La reunión es una buena noticia, pero esa imagen habría satisfecho a muchos monárquicos preocupados".

"Atrás queda un viaje privado que era necesario, que debe servir para normalizar lo que en absoluto era normal, y que quizás se repetirá en próximas semanas, aunque lo deseable es que fuese con menor visibilidad y publicidad, y con más discreción".

"Con certeza habrá habido errores en la visita de Don Juan Carlos, pero necesariamente hay que colegir también que su cara a cara con Don Felipe debe servir para rectificarlos en próximas visitas". Si dice esto ABC es que ha sido un completo desastre. Incluso regaña al emérito. "Don Juan Carlos regresa a Abu Dabi con el deber de acometer una reflexión sobre la proyección pública de sus actividades y el servicio a la Corona". Al rincón de pensar.

"La Familia Real es muy importante para muchos millones de españoles, y todos debemos tomar conciencia de que la amenaza va a ser persistente, como ayer demostró el Gobierno lamentando que Don Juan Carlos se haya marchado sin disculpas ni explicaciones. Es legítimo exigirlas, sí. Pero para ser realistas, tampoco serviría de nada. No se iban a contentar cuando solo desean humillar a la Corona". "La Monarquía tiene un problema, pero el problema no es la Monarquía". El problema es que tenemos un Gobierno que lo único que quiere "es que no haya Rey ni Constitución". Ese es el auténtico peligro que tiene España.

La Razón


"Moncloa abandona su neutralidad y eleva el tono con Don Juan Carlos". "El Gobierno eleva ahora el tono contra el padre del Rey y se alía con sus socios". Advierte el editorial de que "se equivoca el Gobierno si piensa que haciendo seguidismo de los radicales va a distraer al conjunto de la opinión pública española con la cortina de humo de Don Juan Carlos". Y tanto que se equivoca. "No es sólo que la mayoría de la población española entienda perfectamente que el anterior Jefe del Estado quiera reencontrarse, aunque sea por un breve espacio de tiempo, con su país y con sus familiares y amigos, sino que esa misma mayoría es consciente de que detrás de las pretensiones ejemplarizantes de podemitas y nacionalistas no hay más que un ataque sistemático a la forma del Estado, consagrada por la Constitución". Últimamente Sánchez no da pie con bola.


Abel Hernández dice que "la breve visita del rey Juan Carlos a su tierra ha sido presentada en los medios «progresistas» como una desfachatez, un incordio, una mala idea. Desde el poder y sus corifeos le echan en cara que no ha pedido disculpas públicas por los fallos éticos –no tiene cuentas pendientes con la Justicia–, o sea, por la falta de ejemplaridad en su conducta personal. Se olvidan de que abdicó por eso, de que renunció al poder. La abdicación fue el alto precio que pagó por sus errores. ¿Les parece poca explicación y poco precio? Y encima, es empujado al destierro después de prestar impagables servicios a la nación. La ingratitud mide la catadura moral de las personas y de los pueblos". Se fue él. Debería haberse quedado. Irse de esa manera fue la causa del circo que se ha montado.


José Antonio Vera cree que hay que partir "del hecho de que a don Juan Carlos le van a criticar por cualquier cosa que haga". En eso tiene más razón que un santo. "Olvidando que fue don Juan Carlos quien trajo la democracia a España y legalizó al Partido Comunista y a las izquierdas separatas que estos días se agolpan para ver quien insulta más al anciano Borbón A los ojos de la progredumbre, don Juan Carlos es culpable".

"La realidad es que don Juan Carlos ha vuelto y lo único que ha encontrado en la calle es cariño. Tal vez sea porque la gente le quiere. Pero también de eso es culpable. De los aplausos, de que le pidan que vuelva pronto, señor, de la expectación creada en Sanxenxo, de las decenas de cámaras allí instaladas y del recibimiento con retransmisión en directo en el Aeropuerto de Vigo. ¡Lo montó todo el emérito! Le acusan al hombre de organizar una romería, cuando eso podía haber sido evitado permitiendo que durmiera con su hijo en Zarzuela, por ejemplo, soslayando cualquier contacto con la calle. Pero no, eso lo prohibió Sánchez. De manera que si no tiene casa, pese a tener hijos, en algún lado tenía que pernoctar. Y entonces le zurran por irse de regata, como si le hubieran dejado alguna alternativa". Don Juan Carlos tiene que olvidarse de regatas y de vela, ya no tiene edad y bastante ha disfrutado. Ahora, si quiere volver, que vuelva a alguna finca privada y se dé paseítos por el jardín. Y nada de cámaras ni de saluditos desde el coche. El temita le ha venido de miedo al Gobierno, menos mal que se ha terminado. Y ahora, a hablar del Gobierno, que es el problema real.

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