Menú

Sánchez se hace de nuevas pero Argelia avisó en abril a la UE de "graves consecuencias" por entregar el Sáhara

Una mentira más. Sánchez fue advertido en abril, y desde la UE, de que la entrega del Sáhara a Marruecos traería "graves consecuencias".

Una mentira más. Sánchez fue advertido en abril, y desde la UE, de que la entrega del Sáhara a Marruecos traería "graves consecuencias".
EFE

Bruselas trasladó la advertencia a comienzos de ese mismo mes y, de hecho, impulsó la recomposición del esquema de importación del gas argelino por medio de Italia. Eso sí, mientras, Sánchez hacía como que no se enteraba del aviso. Ahora, Argelia rompe el tratado de amistad con España y nuestro país pierde el predominio de la distribución de este gas. Pero la UE ha reconfigurado su aprovisionamiento.

Pedro Sánchez se mostraba este mismo miércoles sorprendido por la decisión de Argelia de romper el tratado de amistad con España. Fuentes oficiales aseguran que no se trasladó ningún aviso por parte de Argelia. Y es cierto que no ha habido un mensaje directo, pero, precisamente, porque la vía empleada demostraba la gravedad de la situación: el mensaje se remitió desde Argelia a Bruselas y alertó de "graves consecuencias" por la entrega del Sáhara a Marruecos.

La Comisión Europea sí comunicó esa situación a España, como atestiguan fuentes conocedoras de aquella comunicación. Pero Sánchez decidió confiar en la buena ventura.
Ahora el tratado de amistad ha saltado por los aires y España vive con la duda de si habrá, incluso, corte del suministro del gas por el único gasoducto que mantiene abierto Argelia con España.

El 23 de marzo se dio a conocer la carta de Pedro Sánchez a Marruecos plegándose a sus exigencias sobre el Sáhara. La postura tradicional de España era pisoteada sin más explicación y Sánchez reglaba sin contrapartida aparente la joya de la corona a Rabat.
La respuesta de Argelia fue airada ante la opinión pública. Y directa y franca ante la UE. Aquella advertencia fue trasladada a Bruselas, y la UE se encargó de trasladarla a España. Y allí se advertía de que, por supuesto, habría "graves consecuencias".

La evidencia de esta comunicación es tan obvia como el hecho de que la UE no ha dejado de acelerar una vía alternativa de entrada de ese mismo gas por medio de Italia. De hecho, ha incluido ya en sus planes de inversión la financiación de infraestructura para poder importar el gas argelino pero, ya no por España, sino por Italia. Y lo hizo porque sabía, al igual que Sánchez, que la relación con Argelia estaba a punto de saltar por los aires. Ahora ya ha saltado: la de España. La de la UE, no.

El presidente de Argelia, Abdelmayid Tebune, acaba de anunciar este pasado miércoles la suspensión de forma "inmediata" del tratado de amistad suscrito con España hace casi dos décadas, como consecuencia de lo que ha calificado como un "injustificado" apoyo al plan de autonomía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental y ha censurado las justificaciones lanzadas en las últimas intervenciones por el propio presidente español en el Congreso de los Diputados.

Argelia considera que la posición adoptada ahora por España supone una "violación de las obligaciones jurídica, moral y política" de la que sigue siendo, según la legalidad internacional, la "potencia administradora" del territorio saharaui, al tiempo que afea a Pedro Sánchez el apoyo a una "fórmula ilegal e ilegítima" como es la autonomía planteada desde Rabat, que plantea una política colonial de "hechos consumados" mediante "argumentos falaces".

Pero toda esa información realmente ya era conocida por el Gobierno español, que decidió no hacer nada pese a que fue advertido de forma indirecta a principios de abril.
De hecho, mientras Sánchez defendía que la relación con Argelia era extraordinaria, se disparaba la llegada de un aluvión de pateras a las costas de las Islas Baleares provenientes de Argelia. Un total de seis pateras, a bordo de las cuales había 113 inmigrantes ilegales, según datos facilitados por la Delegación del Gobierno en Baleares, llegaban justo antes del corte de relaciones por parte de Argelia. Pero Sánchez tampoco se daba por enterado.

Al igual que tampoco se dio por enterado tras el anuncio hace ya un mes por parte de la misma Argelia de que revisaría al alza el precio del gas como castigo por su decisión de regalar el Sáhara. Y, por supuesto, antes de la entrega del Sáhara a Rabat, tampoco percibió que la cosa no marchaba bien cuando Argelia cortó ya el primero y mayor de sus dos gasoductos con destino a España: el del Magreb. Ni cuando le avisó España a Sánchez de que no enviara gas a Marruecos usando el gasoducto en dirección contraria. En ningún momento se dio cuenta Sánchez de lo que pasaba. Porque esperaba una solución mágica o un aviso expreso. Y Argelia cortó las vías de comunicación habituales con España, cosa que tampoco le alertó.

Temas

En España

    0
    comentarios