La urna regadera es el último grito entre el independentismo. La expresidenta del Parlament condenada e indultada por el golpe de Estado separatista, Carme Forcadell, decidió que nada mejor que una urna del 1-O para regar un manzano en localidad francesa de Prats de Molló plantado al lado de un monumento en homenaje "a los represaliados de ayer, hoy y mañana". El gesto, difundido en Twitter, se le ha vuelto en contra, pues no son pocos los tuiteros independentistas que consideran que las urnas de plástico con el escudo de la Generalidad son una especie de "símbolo sagrado" que habría sido profanado por Forcadell para regar un árbol.
Hay quien pregunta a Forcadell si para eso quería las urnas cuando le exigió a Mas, en los tiempos en los que ella presidía la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que pusiera las susodichas. Otro tuitero le reprocha que utilice "el símbolo total de nuestra lucha y desobediencia al estado opresor" para regar. También hay partidarios de la actual presidenta del Parlament, Laura Borràs (JxCat), que critican a Forcadell por pedir su dimisión para salvaguardar la "dignidad" de la cámara catalana.
Los ataques contra Forcadell han sido de tal intensidad (con insultos como "traidora", "vendida" y "vividora" que han propiciado una intervención del diputado de Ciudadanos Nacho Martín Blanco en la que muestra su solidaridad con la indultada. Según Martín Blanco, quienes censuran el uso como regadera de una urna de plástico del 1-O están "como regaderas". También considera que la polémica muestra la degradación de la política catalana. "Lo que ocurre en Cataluña es de aurora boreal (...). De verdad, están degradando ustedes (en alusión a los independentistas) el debate público en Cataluña hasta unos niveles que es de vergüenza", manifestó el diputado en su intervención.