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La 'generosidad' de Sánchez con sus amigos y familiares en su asalto sostenido a las instituciones

De los puestos para Begoña Gómez y su hermano David a las "cuadras giratorias".

De los puestos para Begoña Gómez y su hermano David a las "cuadras giratorias".
Pedro Sánchez en Palma de Mallorca tras despachar con el rey Felipe VI | Europa Press

Pedro Sánchez llegó a Moncloa en junio de 2018 y tardó pocas semanas en ejercer como una auténtica agencia de colocación amigos e íntimos compañeros del partido y de la que también se han beneficiado sus familiares. Empezando por su propia mujer, Begoña Gómez, que ya en agosto de ese mismo 2018, al calor de la llegada de su marido a la Moncloa, fue fichada como ejecutiva en el Instituto de Empresa para dirigir el Centro de Estudios Africanos.

La carrera de Gómez desde entonces ha sido meteórica, carrera que ha compaginado con su afán por ejercer de primera dama —un papel no recogido en nuestro ordenamiento jurídico— en dura competencia con la reina Letizia, que sí lo ejerce como consorte del Rey y a la que no consigue eclipsar.

También dentro del ámbito familiar Sánchez tuvo un detalle con su hermano, David Sánchez, colocado ese mismo verano de 2018 en la Diputación de Badajoz —gobernada por el PSOE— como nuevo coordinador de Actividades de Conservatorios Musicales del Área de Cultura.

Un nombramiento polémico y criticado por el portavoz extremeño de Podemos, Álvaro Jaén, que señaló que el cargo que pasaba a ocupar el hermanísimo "no existía hasta la fecha" y que en las bases "no exigían ni siquiera el título de profesor de Música" ni "existía tribunal". El único requisito era superar "una entrevista en el despacho de la diputada provincial".

O sea: un dedazo de toda la vida con justificadas acusaciones de nepotismo que no mereció ningún tipo de valoración por parte del presidente del Gobierno.

Pero es en su asalto sostenido a las instituciones donde Pedro Sánchez se ha empleado a fondo para colocar a sus numerosos amigos.

"No vamos a llamar a gente de derechas"

Dos meses después de llegar al poder, la oposición empezó a criticar el escándalo que suponía el nombramiento de "amiguetes" —según Cs— en los puestos más jugosos de la Administración tras producirse los de Jordi Sevilla al frente de Red Eléctrica —remunerado con unos 546.000 euros anuales—, Óscar López en Paradores Nacionales de Turismo —con un sueldo anual de 180.000 euros— o José Féliz Tezanos —todavía no se conocía lo lejos que podría llegar en su sectarismo y el desprestigio al que llevaría a la encuestadora pública— en el CIS, que en 2019 percibía un sueldo bruto de 92.424,43 euros al año y el organismo contó con un presupuesto récord de 11,4 millones de euros.

La fiel Adriana Lastra fue la que salió entonces al paso de las críticas, justificando que Sánchez tenía que rodearse de "gente de confianza". "Nosotros nos presentamos con un programa socialista y no vamos a llamar a gente de derechas para desarrollarlas", zanjó por entonces la dirigente socialista.

Las embajadas, otra salida para los fieles

Las embajadas se convirtieron pronto en otro medio para que Sánchez siguiese colocando discrecionalmente a amigos y conocidos, lo que motivó el enfado de la Asociación de Diplomáticos Españoles, que también en agosto de 2018 expresó su "disconformidad" con el nombramiento de "embajadores políticos" no diplomáticos y pidió que se limitasen "al máximo".

En un comunicado, la ADE cuestionó los nombramientos del exalcalde de Lérida, Ángel Ros, como embajador en Andorra, y de dos miembros de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE como embajadores: Andrés Perelló, ante la UNESCO, y Manuel Escudero, para la OCDE. Según esta asociación, la "discrecionalidad" del Consejo de Ministros a la hora de nombrar embajadores "no debe convertirse en arbitrariedad", basarse en criterios "partidistas", ni servir como una "salida institucional" que beneficie a determinadas personas "en detrimento de los funcionarios diplomáticos".

Una lista interminable

La inflación de cargos de libre designación fue en aumento durante los siguientes años, agravándose según aumentaba el número de ministerios —primero de 13 a 17 y posteriormente a 22, con el Gobierno de coalición con Unidas Podemos—.

De 2018 —cuando los cargos de libre designación llegaron a ser 599— a 2019 el presidente del Gobierno en funciones disparó el número de cargos un 11,9%, marcando un máximo histórico desde que se tienen datos.

Entre ellos, hay puesto con unas remuneraciones estratosféricas, como ya hemos señalado. Así, la presidencia de la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado, que ocupa Jesús Huerta Almendro — 223.146,65 euros brutos anuales en 2020 (unos 130.000 euros netos)—, que ha ejercido toda su carrera profesional a la sombra de María Jesús Montero.

También colocó en un buen puesto a Juan Manuel Serrano. El que fuera su jefe de Gabinete en la Comisión Ejecutiva Federal y su mano derecha desde 2014, fue nombrado en julio de 2018 presidente de Correos, pese a carecer de méritos para ello, salvo su cercanía a Sánchez. Al frente de una de una de las mayores empresas públicas del país, y pese a su inexperiencia en la gestión, la mano derecha de Sánchez desde 2014 pasó a cobrar en torno a los 190.000 euros anuales.

Otros nombramientos mediáticos, y criticados, con sueldos que rondan los 160.000 eruos al año fueron los del Isaías Taboa, ex secretario de Estado con Rodríguez Zapatero, para presidir Renfe; Juan Andrés Tovar —exsenador por Extremadura— en Cetarsa (Compañía Española de Tabaco en Rama), e Isabel Pardo de Vera —hasta entonces alto cargo en la Diputación de Pontevedra con el PSOE— como presidenta de Adif, y actualmente secretaria de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana del Gobierno de España.

La lista de amigos y próximos a Sánchez nombrados para los puestos mejor remunerados de la Administración es realmente interminable: María Ornella Chacón en Puertos del Estado; David Cierco, director general de Red.es; y Alejandro Soler, director general de la Entidad Pública Empresarial del Suelo, los tres con sueldos en torno a los 110.000 euros. También hay que incluir el nombramiento de Ignacio López como director de Salvamento Marítimo, o de Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, ambos con unos sueldos anuales de algo más de 80.000 euros.

Las "cuadras giratorias", último hito

El último episodio del enchufismo sanchista lo conocimos ayer. La recientemente defenestrada exjefa de prensa del PSOE, Maritcha Ruiz Mateos, íntima amiga de Pedro Sánchez, era nombrada presidenta del Hipódromo de la Zarzuela, un puesto que había estado ocupado durante el último año por Francisco Salazar, uno de los más estrechos colaboradores de Pedro Sánchez cuando llegó al Palacio de la Moncloa —era uno de los dirigentes socialistas que estuvo en todo momento junto a Sánchez en la etapa en la que recuperó la Secretaría General del partido—, donde ya fue director adjunto del Gabinete de la Presidencia como número dos de Iván Redondo.

Este movimiento de ida y vuelta de dos personas muy próximas al presidente del Gobierno ha sido bautizado en redes sociales como "cuadras giratorias": mientras Maritcha Ruiz Mateos pasa a ocupar el puesto de Salazar en el Hipódromo, para Salazar se ha creado una nueva oficina en el complejo de Moncloa: una Secretaría General de Planificación Política que depende directamente del Gabinete de la Presidencia del Gobierno con Óscar López a la cabeza.

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