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"Si escuchan cualquier noche un lamento espectral es el ministro sanchista leyendo el móvil"

La miseria de los separatistas no conoce límites y han convertido Cataluña en un verdadero infierno.

La miseria de los separatistas no conoce límites y han convertido Cataluña en un verdadero infierno.
Pedro Sánchez aplaudido por sus ministros en el Congreso | EFE

El Mundo

"El separatismo se resquebraja por la utilización "miserable" del 17A". "ERC y JxCat aislan a Laura Borràs, quien saludó a los radicales que gritaron "España es un Estado de asesinos" durante el minuto de silencio". Ya verán como enseguida hacen las paces. Lo del separatismo se resquebraja es un clásico.

Para entender lo que sucedió nada mejor que leer la excelente información de Pablo Planas en Libertad Digital.

El editorial califica el espectáculo que dieron los separatistas de "lamentable", "pero no puede sorprender. Porque el procés nació de ese mismo fanatismo que alimenta delirantes teorías de la conspiración y atiza el enfrentamiento constante en el seno de la sociedad, siempre a la caza identitaria de buenos y malos catalanes".

"La mezquindad del nacionalismo, tan contrastada, nunca dejará de abochornar a los ciudadanos respetuosos de la ley y la convivencia. Esa mezquindad, como en todo populismo, conecta verticalmente a las bases con sus élites partidistas y levanta un muro que los aísla de la razón". Para que lo reconozca hasta el propio Rufián.

"Incapaces de asumir el fracaso traumático del procés -el choque con la realidad del Estado de derecho-, los secesionistas se niegan a reconocer sus errores y a enderezar el rumbo de una comunidad que se hunde poco a poco en la decadencia". No tiene remedio, al menos hasta que los protagonistas de aquello hayan desaparecido de la vida pública.

Jorge Bustos hace una lista de especies amenazadas. "El lince ibérico, el oso pardo, la foca monje, el lagarto gigante de El Hierro y el ministro sanchista". "Y es la especie ministerial la que hoy preocupa más al movimiento conservacionista, integrado en primer lugar por los aterrorizados miembros del consejo de ministros, cuyo principal objetivo es sobrevivir en sus guaridas enmoquetadas y apurar los pastos del presupuesto público".

¿Y a qué se debe esta inquietud entre los ministros sanchistas? Pues explica Bustos que "desde que el martes Sánchez negara rotundamente que esté pensando en una purga, culpando a los medios de contar lo que nos filtran sus propios compañeros y compañeras, el pánico se ha desatado en los mullidos coches oficiales y en las verdes praderas del erario". Porque saben, como todos los españoles, que el jefe es un mentiroso compulsivo y hace siempre lo contrario de lo que dice. "Si ustedes escuchan cualquier noche de estas un quejido extemporáneo, una suerte de lamento espectral y preventivo, no es el lobo aullando a la clara luna de agosto: es el ministro sanchista reaccionando a los rumores que lee en la pantalla de su móvil".

"El ministro sanchista se acostumbra así a vivir en una atmósfera de psicosis saturnal que altera sus ritmos circadianos. Posa de día y conspira de noche y no duerme jamás, porque teme levantarse con una daga en el esternón". "A Sánchez le agrada contemplar cómo la psicosis se extiende a su alrededor, emanando de sus propias sienes, porque la mejor manera de que te obedezcan todos es que te teman todos. Y en cualquier caso él no conoce otra manera". Es que no vale para otra cosa, Bustos, por eso lo del ordeno y mando. "Pronto varios ministros conocerán su propio acabose, y otros los suplirán para empezar a acabarse también cerca de Sánchez. Así es el ciclo de la vida sanchista". Bustos, o das los nombres de quién te ha soplado eso o serás un intoxicador.

David Jiménez Torres dice que "los fundamentalistas no odian a Rushdie por ser escritor; le odian por ser un hombre libre". "Esto es lo que convierte el caso Rushdie en algo que debería importar a todos, sientan o no aprecio por la literatura. La fetua no era solo un ataque contra el gremio literario: buscaba amedrentar a cualquiera que no inclinase la cabeza ante el humillante "esto sí, esto no" de unos clérigos necios y crueles".

"Así, defender a Rushdie no es solo defender la literatura, sino defender el derecho de cualquiera, en cualquier parte del mundo, a pensar lo que le dé la gana. Y, por ello, Rushdie no es solamente un ejemplo para escritores, sino también para todos los que quieran llevar una vida digna. Es decir, libre".

El País

"Los conspiracionistas revientan el acto del 17A". Que no los separatistas, no confundamos quiere dejar claro El País, que además se ha apresurado a esconder la noticia en su edición online. Y Gonzalo Moncloa, que firma la noticia, hace un verdadero esfuerzo para destacar que varios separatistas condenaron los hechos, que no son todos iguales.

El editorial lo dedica Pepa Bueno a destacar las bondades del transporte público para frenar la contaminación. "Bajo esa misma lógica, el Gobierno decidió, además de los descuentos en Renfe, subvencionar el precio de los abonos del metro y autobús urbanos en un 30% y abrir la posibilidad de que los responsables del servicio ampliasen la horquilla hasta el 50%. Hasta el momento, solo cinco de las 17 ciudades españolas de más de 250.000 habitantes han acordado ese margen de bonificación universal, mientras que en otras cuatro la rebaja será algo mayor, aunque limitada a determinados colectivos vulnerables".

"El objetivo compartido no es forzar artificialmente un cambio de hábitos sino generar las condiciones necesarias para que el uso creciente del transporte público redunde en favor de la ciudadanía en su conjunto en términos de calidad de vida pero también de resistencia al cambio climático. Hay tiempo para sumar a más capitales". De lo sucedido en Cataluña nada. La opinión es cada día peor en este periódico.

ABC

"El Gobierno ya admite la destrucción de 187.000 empleos en agosto". A Girauta lo sucedido ayer en Barcelona le trae a la memoria la persecución a la que fue sometido cuando vivía en ese infierno que es Cataluña y que ayer no fue la primera vez que los separatistas se comportaron como los canallas que son. Hace cinco años, "la concentración en homenaje a las víctimas fue una vergüenza y no estuvo exenta de peligro. Ada Colau había resuelto que la ANC se encargaría del servicio de orden, con lo que aquellos que debían protegernos se convirtieron en una cápsula hostil dedicada a insultar a los componentes de la representación institucional. También por decisión de la alcaldesa de Barcelona, esa representación, donde estaba el Rey, no fue la cabecera. Con la excusa de dar protagonismo a los bomberos y servicios civiles, la cabecera de la concentración se giró de repente hacia nosotros y se puso a increpar al Rey y, cómo no, a culparle a él de los atentados. Colau sonreía". Y estos, queridos niños, son los socios de Sánchez, nunca olvidarlo.

Sostres, con su habitual rudeza, dice que "los muertos de Las Ramblas son los que el independentismo no tuvo el arrojo de poner para lograr su objetivo. Sabían que eran unos cobardes que jamás iban a pagar el precio y vergonzosamente usaron aquellos cadáveres contra el Estado. El Govern y sus palmeros difundieron que era un ensayo general del CNI para frenar el referendo ilegal que iba a celebrarse el 1 de octubre de aquel mismo año". Y muchos se lo creyeron porque contaron con la complicidad de Trapero, al que Sostres pone a caer de un burro.

Fue Trapero quien " arrastró, denigró la dignidad de cada uno de los fallecidos de aquella tarde en Las Ramblas, convirtiéndolos en munición para el otoño, sabiendo que serían los únicos muertos que habría en Cataluña y que había que aprovecharlos como fuera para una independencia prácticamente imposible, precisamente porque contaba con muchos más voceros, fantasmas y paniaguados que soldados como los que han tenido los huevos de defender a su país en Ucrania".

"El exmayor Trapero lideró aquella desfachatez dividiendo a la sociedad en algo tan sensible como la confianza en la Policía, eligiendo bando y envalentonado a los que pocos días después iban a saltarse cuanta ley existe, tanto en lo que votaron en el Parlament como en calle con las urnas", dice Sostres. Y cuando la cosa salió mal huyó como las ratas.

La Razón

"El independentismo radical revienta los actos en memoria del 17-A". ¿Hay algún independentismo que no sea radical en Cataluña? "El espectáculo de la destituida presidenta del Parlament de Cataluña, Laura Borrás, jaleando a quienes boicotearon a gritos el acto central de homenaje a las víctimas de los atentados islamistas de Las Ramblas de Barcelona y Cambrils, demuestra que una parte del separatismo catalán, incluidos, por supuesto, algunos de los que tenían responsabilidades políticas e institucionales en aquellos trágicos días, se mueve entre el delirio de las conspiraciones de los menos avisados y la mala fe de quienes buscan sus propios objetivos, aunque sea a costa de manipular un acto de terror tan vil y despreciar el dolor de todos los ciudadanos de buena voluntad", dice el editorial escandalizado. Y creíamos que en Cataluña lo habíamos visto todo.

"Pero ni la realidad de los hechos ni las declaraciones de quienes fueron protagonistas directos de la investigación e identificación de los autores, y de su neutralización posterior, ni las resoluciones judiciales hacen mella en el relato separatista de la conspiración del Estado contra Cataluña". Pasarán décadas antes de que Cataluña recupere el juicio.

Lo que ocurrió ayer con las víctimas de unos atentados fue "una falta de consideración moral hacia el dolor ajeno que debería hacer reflexionar a la sociedad catalana en su conjunto sobre la deriva de la convivencia en Cataluña que impulsa el separatismo más cínico y contumaz, para el que cualquier maniobra vale con tal de desprestigiar a las instituciones españolas y a su democracia". La sociedad catalana está enferma de odio y no tiene remedio inmediato.

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