Bildu ha vuelto a modular su discurso para permitir que Pedro Sánchez saque adelante otro de sus decretos, en este caso, el de los recortes de energía. Pero, sobre todo, los proetarras han vuelto a garantizar al PSOE el mantenimiento de su actividad legislativa y, por lo tanto, acercar a la realidad el deseo del líder socialista de agotar la legislatura. Pero los de Arnaldo Otegi quieren ya un compromiso firme de que este alarde de apoyo será gratificado. Y lo que quieren es el compromiso firme de que, llegado el momento, el PSE desequilibrará la balanza de la gobernabilidad en el País Vasco hacia Bildu y no hacia el PNV.
El Gobierno se ha asegurado los votos de sus socios para sacar adelante el Real Decreto de Ahorro Energético. El resultado -187 votos a favor, 161 votos en contra y la única abstención del BNG- no sólo permite a Sánchez mostrar fuerza con sus aliados y ante la oposición, sino que le deja seguir soñando con llegar a diciembre de 2023 sin tener que adelantar las elecciones generales.
Pero para conseguir esta aprobación, el Gobierno ha tenido que dejarse pelos en la gatera: ha prometido a Bildu que actualizarán los objetivos de la Ley de Cambio Climático con estrategias planificadas "a medio y largo plazo" junto a las comunidades autónomas. Se ha comprometido ante el PNV a que el inminente Plan de Contingencia "será pactado con los gobiernos autonómicos". Y ha tenido que aceptar nuevas cesiones ante ERC que se irán plasmando en lo que ellos denominan "mesa de negociación". En esa línea, ERC lanzará una ofensiva para tratar de conseguir un fondo gestionado por las regiones destinado a financiar los costes de las medidas de recorte energético. Es más, los de Rufián también quieren que el Gobierno autorice las comunidades energéticas para favorecer el autoconsumo. El objetivo de los socios del Gobierno es una ley que, según la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, se presentará "a final de septiembre".
Pero todo ello ha contado, más o menos, con cierta transparencia. Todo, menos un punto deslizado por Bildu y que se ha empezado a convertir en una exigencia reiterada de los proetarras a Sánchez. La de contar con el apoyo del PSOE-PSE en el País Vasco en caso de necesitarlo para desbancar al PNV.
EH Bildu tiene claro desde hace muchos años que su estrategia tiene que pasar en estos momentos por seguir el ejemplo separatista catalán hasta conseguir lo mismo que ERC con la vieja CiU: suplantar al viejo partido nacionalista predominante.
Pedro Sánchez lo sabe y las conversaciones entre el PSOE y Bildu han ido fijando ya el avance en el País Vasco hacia lo que denominan ambos como una mesa bilateral de la que surja un nuevo Pacto de Pedralbes pero a la vasca: un documento donde se recojan cesiones paulatinas del Gobierno nacional que permitan el avance del separatismo hasta llegar a un referéndum de ruptura. Sánchez es favorable a ello, e, incluso, a que el interlocutor principal en esa mesa no sea su socio clásico y teóricamente actual en el Gobierno del País Vasco -el PNV-. Sánchez se ha comprometido ya a que las negociaciones sean prioritarias con los proetarras. Con Bildu. Con Arnaldo Otegi.
Pero Bildu no sólo quiere una presencia en esa mesa de negociación. Quiere igualmente un apoyo expreso del PSOE-PSE a sus opciones de Gobierno en el País Vasco como sustituto del PNV. Un pacto que implicaría un cambio y traición de los socialistas a su actual compañero de viaje en el Gobierno de Vitoria. Al PNV.
El plan para arrebatar al PNV el protagonismo político en el País Vasco está totalmente en marcha. Desde Bildu tienen claro que el plan tiene que acabar en "el derecho a decidir de Euskal Herria", como llevan defendiendo desde antes de la llegada de Pedro Sánchez al poder. De hecho, por eso los proetarras, han tenido un papel igualmente protagonista en el diseño de las negociaciones entre los separatistas catalanes y el PSOE: porque saben que todo el terreno ganado por ERC es camino recorrido por ellos. No se puede olvidar que ERC y Bildu tienen ya incluso un pacto expreso en el Congreso de los Diputados para hacer evolucionar sus reclamaciones y políticas de forma conjunta. Traducido: son dos caras de una misma moneda.
Y en Bildu nadie oculta que el respaldo a Pedro Sánchez es un apoyo condicionado a este avance hacia un referéndum rupturista y hacia el Gobierno del País Vasco.