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Aragonès dinamita la Generalidad: cesa al vicepresidente de la cuota de JxCat

El presidente de la Generalidad explota e "invita" a los posconvergentes a abandonar el Govern de coalición.

El presidente de la Generalidad explota e "invita" a los posconvergentes a abandonar el Govern de coalición.
El presidente de la Generalidad, Pere Aragonès. | EFE

Tras dos horas de reunión extraordinaria del consejo ejecutivo del gobierno de la Generalidad y un encuentro de tras horas entre el presidente autonómico y el jefe de Junts per Catalunya (JxCat), el indultado Jordi Turull, el resultado es que el presidente de la Generalidad ha cesado al vicepresidente de la Generalidad. Pere Aragonès se ha cargado a Jordi Puigneró porque no le informó de que Junts per Catalunya (JxCat) iba a proponer que se sometiera a una cuestión de confianza en el debate de política general del parlamento catalán.

Aragonès está a la espera, según ha manifestado, de que JxCat le presente un nuevo candidato al cargo de vicepresidente. La incertidumbre es absoluta. Los consejeros de JxCat emitieron el siguiente comunicado horas antes de la "decapitacion" de Puigneró y al termino del consell executiu del Govern: "Los consejeros de Junts, de manera unánime, han apostado por el cumplimiento de acuerdo firmado entre Junts y ERC para garantizar la estabilidad y la lealtad del ejecutivo, en la misma línea que expresó ayer el grupo parlamentario, tanto por lo que respecta al acuerdo de gobierno como a la cuestión de confianza".

Al minuto ha reaccionado la consejería de Presidencia, en manos de la republicana Laura Vilagrà. Según fuentes de dicho departamento, la unanimidad no ha sido tal entre los consejeros de JxCat en relación a la cuestión de confianza que demandan los posconvergentes. Estos han fijado una reunión para primera hora del jueves en la que deberán decidir si proponen un nuevo vicepresidente o abandonan el gobierno.

Las opciones de Giró

Se baraja la posibilidad de que Jaume Giró, consejero de Economía de la cuota de JxCat ascienda a vicepresidente. Pero también, que JxCat salga del ejecutivo. De hecho, es lo que preferiría ERC, que cuenta con las muletas parlamentarias del PSC y ERC para intentar un gobierno en solitario.

A dos días del quinto aniversario del referéndum ilegal del 1 de octubre, en el curso del golpe de Estado separatista, las dos principales facciones han estallado. Aragonès dice que le duele haber cesado a Puigneró, pero que no le quedaba más remedio. La pelota está ahora en el tejado de JxCat. Aragonès dice que quiere que JxCat continúe en el gobierno. El trompazo de ERC a JxCat es monumental. Los republicanos hurgan en la debilidad de los posconvergentes.

El día comenzaba con el anuncio de que Aragonès suspendía su agenda. El enfado del presidente autonómico era monumental. La sugerencia por parte de JxCat de que se sometiera a una cuestión de confianza le había irritado hasta el punto de poner en peligro la continuidad del gobierno de coalición. Aragonès consideraba rota la confianza entre los socios y acusaba a JxCat de deslealtad. Horas de especulaciones, pura teatralidad el día después de un tormentoso debate de política general en la cámara autonómica. Pere Aragonès lanzaba la propuesta de un "Acuerdo de Claridad" a la canadiense para forzar un referéndum de autodeterminación y sus socios le retaban a una cuestión de confianza si no asume sus exigencias, la creación de una dirección política del proceso (segunda parte), la coordinación de ERC y JxCat en el Congreso de los Diputados y una mesa de diálogo con el Gobierno con sólo dos puntos, amnistía y autodeterminación.

El pragmatismo de ERC

Aragonès se niega a ejercer de títere. ERC, que hace cinco años empujó al mundo convergente al abismo, abraza ahora el pragmatismo. Sostiene que no se dan las condiciones para volver a dar un golpe de Estado y aboga por acumular fuerzas mientras se gobierna. JxCat, por su parte, es una jaula de grillos. Puigdemont ha dejado la presidencia para dedicarse al "Consell de la República", pero presiona en contra de ERC. Laura Borràs, su sustituta, encabeza la facción dura del separatismo, partidaria del enfrentamiento frontal con el Estado. Está procesada por corrupción, pero se reclama como una "víctima" del independentismo. La dirección efectiva cae en el secretario general, el indultado Jordi Turull, representante del "pinyol", los amigos de Oriol Pujol, la vieja escuela convergente.

El deterioro de la Generalidad catalana es galopante. A dos días del quinto aniversario del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, el separatismo está completamente roto. La acción de gobierno es una entelequia. El separatismo no ha superado el otoño de 2017, no puede pasar página. En aquellas fechas, republicanos y convergentes se macheteaban en el patio de los naranjos. Se sucedían las reuniones extraordinarias, las crisis, las comparecencias y los mensajes en Twitter. Igual que ahora.

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