Ni ley trans, ni abolición de la prostitución, ni ataques directos a Felipe González, ni declaraciones separatistas, ni incrementos del SMI, ni apoyo a los okupas, ni negativas a enviar armamento a Ucrania. Nada de todo ello. Porque si algo procedente de sus socios puede quitar el sueño de Pedro Sánchez no es nada de eso: es el Falcon. El que el presidente considera que es su jet privado. Y ahí le ha atizado Podemos en esta ocasión: el partido morado acaba de colar en el Congreso un plan para acabar con el Falcon y prohibir el resto de jets privados. Ahora sí es posible que el partido de Pablo Iglesias quite el sueño a Sánchez.
El Grupo Parlamentario Confederal de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en
Común ha sido el responsable de tocar el juguete favorito del presidente: el Falcon. Lo ha hecho presentando en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley "para su
debate y aprobación en la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico, relativa a limitar el impacto climático del sector de la aviación e impulsar el ferrocarril como alternativa de transporte limpio". Un nombre amplio que engloba, nada menos, que un ataque directo al jet privado por el que bebe los vientos Pedro Sánchez.
Argumentario ecologista
El texto presentado usa, de hecho, toda la argumentación ecologista ultra del propio presidente para pedir el fin del Falcon y del resto de jets privados. El texto señala que "los vuelos en avión son formas de desplazamiento dependientes de los combustibles fósiles y que consumen significativamente más que otros medios de transporte (en torno a los 3,50l/100km por pasajero)".
Podemos añade que el "consumo aumenta en los vuelos de corto recorrido, ya que los aviones consumen menos en altitud de crucero". Es decir, justo en los que más usa Sánchez el Falcon. Y los morados destacan que "debido a que las emisiones de los aviones se liberan en la atmósfera, tienen un impacto climático potente, desencadenando reacciones químicas y efectos atmosféricos que calientan el planeta".
El tren como alternativa en vuelos de corta distancia
El redactado asegura que "se calcula que en 2050 un cuarto de las emisiones contaminantes procederá del tráfico aéreo" y que "las emisiones procedentes del sector aéreo no solamente no se han reducido, sino que ha aumentado un 75% entre 1990 y 2012". Y Podemos subraya en su informe que "el 34% (51) de los 150 vuelos de corta distancia más concurridos de la UE tienen alternativas de tren de menos de seis horas; que el 29% (73) de los 250 vuelos de corta distancia más concurridos de Europa (UE, Noruega, Suiza y Reino Unido) tienen alternativas de tren de menos de seis horas; y que sólo el 27% (41) de los 150 vuelos más concurridos de la UE tienen alternativas de trenes nocturnos directos en 2021".
Por todo ello, los de Ione Belarra, Pablo Iglesias e Irene Montero exigen a su propio Gobierno determinados puntos más generales: que "impulse el ferrocarril como medio de transporte alternativo al transporte aéreo", que "recupere y potencie los trenes nocturnos y desarrollar una red ferroviaria no centralizada e interconectada con toda Europa" y que "ponga en marcha un plan para que el ferrocarril transporte, al menos, el 15% de las mercancías en 2025 y el 20 % al finalizar esta década".
El Falcon en la diana
Pero la segunda parte del listado de exigencias de Podemos apunta directamente a un objetivo muy concreto: al Falcon presidencial y a su uso más destacado bajo la era Sánchez, el de los vuelos cortos. Y es que reclama "restringir los vuelos cortos (de menos de una hora de duración), impulsando alternativas de transporte limpio, preferentemente conexiones económicas y accesibles de ferrocarril". Y, sobre todo, "regular el uso de los jets privados con el objetivo último de eliminar su utilización". De todos los jets privados, es decir, del Falcon de Sánchez también.